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¡LAS TOXINAS DE PULGAS Y EL ROBOT SALTADOR!

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Las pulgas (Siphonaptera)… He aquí unos pequeños insectos que miden entre 1 y 8 mm de largo y son muy conocidos por sus piezas bucales organizadas en un aparato picador chupador. Ahora bien, estos animales, de los que se cuentan casi dos mil quinientas especies, son largos y están especialmente adaptados al salto, sobre todo gracias a una estructura quitinosa flexible y resistente a la que se fijan potentes músculos. Además, entre las patas traseras y el tórax, se encuentra una masa de resilina, una proteína elástica que actúa como un potente resorte y es más eficaz, al parecer, que el polibutadieno, uno de los mejores cauchos sintéticos del mundo. De esta manera, se transmiten fuerzas muy importantes al suelo.[6] ¿Resultado? Estas adaptaciones permiten a algunas pulgas saltar hasta 34 cm de altura, es decir, cerca de trescientas cuarenta veces su propia estatura, con una aceleración de 140 g, ¡cuando un piloto de caza difícilmente soporta más de 6 g! Agárrate bien, ¡la pulga de la rata (Xenopsylla cheopis) incluso puede propulsarse hasta 450 km/h![7] ¡Si trasladamos estos datos a la escala humana, la pulga saltaría dos torres Eiffel, una encima de la otra! Evidentemente, la proeza no se detiene aquí porque, cuando se salta tan alto, vale la pena saber aterrizar… Fácil para las pulgas, que, por suerte, poseen pequeños airbags o «bolsas de aire» en las patas que se hinchan como balones. Una vez que tienen la pista de aterrizaje en la línea de mira, las pulgas ralentizan y utilizan sus pelos como sensores para informarse de cualquier desplazamiento del aire y, por lo tanto, de la posición de su blanco. De esta manera, calculan de forma precisa la trayectoria del salto.

Evidentemente, estas proezas no podían dejar al mundo entero insensible y han inspirado un invento magnífico: ¡un robot saltador teledirigido, el Sand Flea, o «pulga de la arena»! ¡Este pequeño robot de 5 kg como máximo y dotado de un accionador de pistones efectúa misiones de reconocimiento y realiza no menos de 25 saltos seguidos sin impulso! Todo ello sin necesidad de recarga y con una altura y una inclinación regulables a distancia. Una cámara empotrada, estabilizada gracias a un giroscopio, capta imágenes claras en pleno salto, imágenes que después se retransmiten una vez que el robot está en el tejado, al otro lado de una pared o de un edificio. Como bioinspiración suplementaria, la pulga de la arena es resistente al agua, la arena, la sal e incluso el aceite. También soporta una gran amplitud de temperatura (de −15 °C a + 45 °C). Te dejo que imagines las aplicaciones concretas de este invento, de este pequeño espía, tanto en el ámbito de la defensa militar como en las intervenciones de riesgo en zonas peligrosas debido a un terremoto, un tsunami, un medio contaminado después de una catástrofe nuclear o también una zona de riesgo en el marco de un atentado, por ejemplo. Este pequeño robot también podría emplearse para explorar otros planetas. Para terminar, las propiedades de la resilina todavía no han entregado todos sus secretos, puesto que podría muy bien tener aplicaciones para el uso médico, en especial para la rehabilitación de pacientes tetrapléjicos y otras discapacidades motoras. Una fuente de inspiración y de aplicaciones inagotable…

Los animales y vegetales que nos inspiran

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