Читать книгу Mejor sin objetivos - Enric Lladó Micheli, Enric Lladó - Страница 8
ОглавлениеMiedo innecesario
Los animales solo sienten miedo en situaciones de riesgo físico inminente.
Cuando el león ha cazado una gacela, el resto de gacelas simplemente siguen pastando a unos metros de distancia.
Porque cuando la situación no es de riesgo físico inminente, funcionar con objetivos negativos presenta serios inconvenientes.
Un empleado de una oficina que teme perder su puesto de trabajo no puede canalizar físicamente la energía de ese miedo. No puede huir a toda velocidad ni puede atacar con toda su agresividad.
Esa energía no canalizada genera estrés en el organismo. Si este estrés se mantiene en el tiempo, provocará ansiedad, insomnio, depresión, somatización en forma de enfermedades…
A largo plazo el miedo innecesario provoca lo que pretende evitar. En este caso, el daño físico al organismo, y llevado al extremo, la destrucción total del individuo.
A corto plazo también es contraproducente.
Un empleado que quiere evitar el despido está a la defensiva. Por momentos puede ser agresivo o pasivo-agresivo. Pero entonces ese comportamiento aumenta la probabilidad de que lo despidan.
Cuando se da cuenta de lo que está ocurriendo, su temor aumenta aún más. Y cuanto más miedo, peor lo hace. Una espiral diabólica. Al final le acabarán despidiendo.
Por eso la avispa pica al que hace aspavientos, el agua hirviendo salpica al que tiene miedo de lanzar los raviolis, la esposa le oculta cosas al marido suspicaz y los ataques preventivos suelen acabar en guerra.
Es la Ley Natural del Miedo Innecesario: provocamos lo que pretendemos evitar.
Por eso funcionar con objetivos negativos solo está indicado en situaciones de riesgo físico inminente.