Читать книгу Mejor sin objetivos - Enric Lladó Micheli, Enric Lladó - Страница 9

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No

Nuestra manera de hablar, con los demás y con nosotros mismos, refleja nuestro código de programación.

Cuando funcionamos mediante objetivos negativos nuestras palabras expresan lo que no queremos o lo que queremos evitar, porque es lo que vemos en nuestra mente.

No explicamos lo que queremos porque en realidad no lo sabemos.

Nos quejamos y buscamos culpables. Estamos a la defensiva para que no nos culpabilicen a nosotros. No hablamos de soluciones porque no las concebimos.

Utilizamos las palabras «tenemos que», «hay que» y «deberíamos», que expresan la obligación de hacer algo por miedo a las consecuencias de no hacerlo.

También usamos el verbo «intentar», que en realidad indica que en nuestra mente estamos visualizando el fracaso, lo que queremos evitar.

Somos muy amigos del «no». Para hacerlo más suave, solemos usar el «sí, pero».

Nuestro interlocutor percibe nuestro miedo y por eso resultamos poco convincentes, porque no transmitimos seguridad.

Cuanto más miedo tenemos de no convencer, menos convencemos.

A menudo incluso interrumpimos al otro. Es porque tenemos miedo de perder el control de la conversación, es decir, de nuevo miedo de no convencer. O, peor aún, miedo de que nos convenzan.

Entonces nuestro interlocutor se siente agredido, se pone a la defensiva y nos ataca.

Así es como perdemos definitivamente el control de la conversación. Somos nosotros mismos los que lo provocamos.

Mejor sin objetivos

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