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Enzo Giustozzi nació el 10 de noviembre de 1939 en Pollenza (Macerata, Italia). Al día siguiente, fue bautizado en la parroquia de Sforzacosta, donde también recibió la confirmación en 1947.

En 1948, su familia emigró hacia Argentina, asentándose primero en la localidad de General Gelly (Prov. de Santa Fe) y luego en la ciudad de El Talar (Prov. de Buenos Aires).

Siguiendo su deseo de ser sacerdote, ingresó en la Pequeña Obra de la Divina Providencia. Fue recibido en el Colegio Apostólico “Nuestra Señora de Luján” (Claypole) el 9 de abril de 1951, donde hizo sus estudios secundarios. Recibió el hábito el 11 de febrero de 1953 e ingresó al Noviciado en 1955, profesando por primera vez el 11 de febrero de 1956. Luego continuó sus estudios filosóficos en el Colegio Apostólico “San José” (Claypole) y obtuvo el título de maestro de grado. Luego hizo el tirocinio, como asistente y docente en el Colegio “Nuestra Señora de Luján” (1960-1961).

Estudió teología en el Colegio Máximo “San José”, perteneciente a la Compañía de Jesús (jesuitas), en San Miguel, de 1962 a 1966, donde obtuvo la Licenciatura en teología dogmática.

Emitió su Profesión Perpetua el 11 de febrero de 1964. Fue ordenado sacerdote el 7 de diciembre de 1966, en la iglesia del Cottolengo de Claypole.

Luego de un año en el Seminario (San Miguel) fue enviado a estudiar en el Pontificio Instituto Bíblico (Roma) donde se graduó como licenciado en Sagrada Escritura (1970), disertando sobre el himno al amor de la 1ª Carta a los Corintios.

Nuevamente en Argentina, fue enviado al Seminario como vicario y docente. Luego pasó a Victoria (1971) donde colaboró en la parroquia y el colegio. Durante esa época formó parte activa del “Grupo de Reflexión”, ámbito en el que se compartían y debatían las inquietudes de la Iglesia postconciliar.

En la década del ‘70, cuando la violencia y la represión militar en Argentina provocaron angustia a miles de familias el P. Enzo tomó una decidida posición de vanguardia en defensa de la vida, siendo unos de los fundadores de la “Asamblea Permanente por los Derechos Humanos”. Con su comprometida labor, salvó la vida de personas perseguidas por la dictadura.

Desde 1970 fue asiduo colaborador de la “Revista Bíblica” argentina, a la que aportó gran cantidad de recensiones. Fue su Director en el período que abarcó desde fines de 1976 hasta mediados de 1981. Integró su Consejo de Redacción hasta su muerte.

De 1977 a 1979 fue Párroco de la Parroquia “San Antonio” en Gerli (entonces a cargo de la Congregación). Luego pasará a Mar del Plata, estando primero en la Parroquia “San José” (1980-1986), y luego en la Comunidad del Puerto “La Sagrada Familia”, como Superior y responsable del colegio.

En 1991 y 1992, estuvo en Roma realizando estudios de aggiornamento y especialización en el Pontificio Instituto Bíblico y otras universidades. Durante este período, fue miembro de la comunidad del seminario (“il Teologico”), en Monte Mario, donde también impartió clases.

De nuevo en Argentina a fines de 1992 fue destinado a Victoria como Vicario y luego Superior de la comunidad. Durante ese tiempo, colaborará en la pastoral parroquial, alternando esta actividad con la docencia. En 1999 es destinado a Gerli, como Superior de la comunidad religiosa.

En 2002 es enviado nuevamente al Seminario “Villa Tupâsy” (San Miguel), donde se desempeñó como Vicario y encargado de estudios, hasta que en 2003 se le diagnosticó una leucemia, la cual aceptó con entereza, luchando hasta el final. Falleció en la clínica “San Camilo” de la ciudad de Buenos Aires, el 4 de julio de 2004, a 64 años de edad, 48 de profesión y 37 de sacerdocio.

El P. Enzo supo combinar el amor a los más pequeños y necesitados, de acuerdo con su particular vocación en la Obra Don Orione, y la dedicación a la proclamación de la Palabra de Dios, enfocada de una manera especial a los más sencillos. Vivió su amor hacia el prójimo entregándose al servicio de los pobres en las tareas que le fueron encomendadas por la Congregación, al mismo tiempo que se volcó a la actividad en defensa de los derechos humanos en la labor ecuménica de la Iglesia.

Inteligente, de fuerte voluntad, amante del estudio y la investigación, comprometido con la realidad, supo conjugar el saber teológico con la pastoral.

Es difícil resumir los diferentes campos en que el P. Enzo trabajó, siendo precursor en muchos de ellos: fue miembro de la Sociedad Argentina de Profesores de Sagradas Escrituras (SAPSE), fue uno de los fundadores de la Sociedad Argentina de Teología (SAT), se dedicó a la docencia de la Sagrada Escritura en diversos institutos y universidades, especializándose en el área de la hermenéutica. También se comprometió en la reflexión de los “Sacerdotes para el Tercer Mundo”.

Profundizó el estudio del carisma y la espiritualidad de Don Orione, siendo un pionero en la incorporación de la informática en la vida eclesial, indexando textos religiosos, orionitas y otros. Siendo definido por miembros del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), como uno de los pioneros de la informática eclesial en América Latina.

Durante catorce meses sobrellevó con admirable paciencia los tratamientos de una penosa enfermedad y aunque siempre esperaba un milagro para su curación, en los últimos días escribió en el protector de pantalla de su computadora: “que no se haga mi voluntad, sino la Tuya” (Lc 22, 42). (1)

P. Facundo Mela, fdp

Sáenz Peña (Chaco), junio de 2020.

1- Cf. PICCOLA OPERA DELLA DIVINA PROVVIDENZA, Atti e Comunicazioni 214 (2004), 265; OBRA DON ORIONE, Necrologio Provincial. Provincia Nuestra Señora de la Guardia, Buenos Aires, 2010, 87-89 (pro manuscrito); “In memoriam” en: Revista Bíblica —edición argentina— 66 (2004), 131-133.

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