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Las raíces de la experiencia
El ajedrez no es artificio sino creación
ОглавлениеAsí pues, podría pensarse que el ajedrez se puede condensar en el esquema elemental que aquí presentamos, y que para convertirse en un buen jugador sólo será necesario practicar, jugar y especializarse en una serie de planteamientos de aperturas que deberán emplearse como armas contra cualquier adversario.
Pero si tal prodigio fuera realizable, haría mucho tiempo que el ajedrez no podría ofrecer nuevos motivos de interés, y cualquier persona u ordenador que, mediante un programa de cálculo adecuado, fueran capaces de esquematizar, memorizar o calcular todas las jugadas posibles y escoger las más eficaces, serían invencibles sólo por su memoria o experiencia artificial que habrían acumulado a lo largo del tiempo.
Sin embargo, no es así. Naturalmente, la práctica, la experiencia y la especialización son elementos fundamentales para que los aficionados lleguen a convertirse en jugadores de un buen nivel e incluso en maestros, pero para ello es necesario también el razonamiento, la capacidad de análisis, la síntesis y la comparación del propio razonamiento, que ha de actuar en conjunción con el del adversario y compararse con el de algunas otras personas que posean esas virtudes.
Y el momento más oportuno para descubrir los propios defectos y adquirir un conocimiento más profundo del juego es precisamente el que sigue a la partida, cuando junto al adversario se analizan las variantes que se han desechado en la partida y se valoran todas las opciones que se presentaron. Todavía más útil es la búsqueda de los motivos que determinaron el resultado de la partida, así como de los medios empleados para actuar en consonancia con ellos. No se dude de que cada una de estas oportunidades no sólo constituirá un estímulo para una mayor profundización de análisis, tanto durante la partida como en la fase previa a esta, sino que consolidará un gran caudal de esa experiencia tan luminosa que da lugar a la formación de los grandes maestros.
Naturalmente, la base de este análisis no debe ser el estudio de las consecuencias de cada movimiento, sino la valoración y la verificación global del plan de ataque y defensa elegido, así como de las eventuales, aisladas e imponderables acciones de ataque y defensa a que da lugar el imprevisible curso de la partida.