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CAPÍTULO 1 «LA HISTORIA DE LA CONCIENCIA»

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Abreviaciones:

«T.AK»= «Terapia Akáshica»

«ter. ak.»= «terapeuta akáshico»

Registros= «Registros Akáshicos»

A todos nos gustaría conocer nuestros verdaderos orígenes –al menos es lo que suponemos-. Pero, ¿estamos realmente listos para conocerlos? ¿No nos quedaremos más perplejos que cuando los ignorábamos? ¿Qué nos aportaría descubrirlos? Tal vez, podríamos comprender mejor los males internos que nos acechan y encontrar por fin, el mapa que nos llevará fuera del laberinto personal, donde nos hemos extraviados gracias (o por culpa) de la educación que recibimos.

Vayamos a la conquista del último territorio olvidado por los exploradores, y transformémonos (como lo hacen todos y cada uno de los Terapeutas Akáshicos) en exploradores de la consciencia. ¿No es extraño ser a la vez el territorio explorado y el explorador de dicho territorio?

La historia de cada uno de nosotros empieza con la desencarnación anterior. Sólo dos posibilidades se han presentado: la primera es la de NO haber tenido un nivel espiritual suficiente como para haber alcanzado la inmortalidad... de la consciencia.

En tal caso, los cuerpos sutiles que vamos a descubrir a lo largo de este libro, se habrán disuelto y el alma habrá borrado todos sus conocimientos anteriores. Regresó a donde debía (depende de la religión que profesemos), pero sin su memoria.

Cuando fue proyectada en nuestro cuerpo actual, nos hizo nacer sin pasado, sin memoria, sin conocimientos anteriores... es un volver a empezar, reaprender todo desde cero, partir sin equipaje hacia la conquista de la supervivencia en este planeta tierra.

Diferente es la historia cuando tenemos la suerte de haber alcanzado en nuestra vida pasada «la masa crítica de la consciencia». Es un nivel de conocimiento y de desarrollo suficiente para que, en el momento de la desencarnación, el alma transmigre acompañada de varios cuerpos sutiles, poseedores del conocimiento, y se reencarnen con él. Así nacen los niños índigos, los niños de las estrellas, las reencarnaciones vivientes, los niños superdotados.

¿Estos niños, sufrirán más que otros, durante sus primeros años?

¿Si sufrirán? Sí... y mucho. Reencarnar así es tan doloroso como haber sido cantante y volverse mudo, o bailarín y ahora estar paralizado; o ser un poeta y quedarse sin palabras. Estos niños poseen un pensamiento abstracto diferente del de los adultos, (aunque la psicología lo pretende imposible, es explicable en la presente teoría cuando uno sabe que dicho pensamiento es del dominio de la bioenergía, y no del sistema neuronal). Estos niños escapan a todo lo que conocemos sobre la mente y las etapas de su desarrollo en la niñez, su psiqué esta recorrida por corrientes de pensamientos universales, de conocimientos resentidos en forma energética y no pensado en palabras que todavía no posee. Tal vez el lector fue uno de ellos y no se lo puede recordar.

¡Pobre niño! No puede escribir porque no controla sus manos, ni conoce el alfabeto; no puede hablar porque sus neuronas no tienen las conexiones suficientes que le permitan el aprendizaje del lenguaje... Sufre, no comprende el mundo material porque no sabe su lenguaje; deberá luchar mucho. ¿Perderá este conocimiento? depende de las agresiones exteriores a las cuales deberá enfrentarse. La supervivencia, como instinto, puede hacerle olvidar su sabiduría. Si afortunadamente esta en un mundo afectuoso y respetuoso de su ser interior, entonces tendrá la oportunidad de conservarla y conectar sus conocimientos abstractos (plasmados y funcionando en su cuerpo bioenergético) al mundo material que sus sentidos invaden lentamente (gracias a su ser neuronal).

¿Cómo evolucionará después? lo veremos más adelante... pero desde ya, nuestra humanidad moderna, y las profesiones de la psicología, necesitan elaborar pruebas precoces de detección de las reencarnaciones vivientes... ya bastantes genios, superdotados y seres espirituales hemos destruido hasta hoy.

¿Cuál sería el objetivo más atinado que deberíamos perseguir en nuestra vida?

Si un nuevo objetivo aparece en nuestra vida -el cual no nos gustará, seguramente- tenemos que prepararnos con inteligencia a nuestra desencarnación próxima. ¿Por qué?... Para decidir si queremos ser mortales o inmortales... si renaceremos con o sin memoria. ¿Qué ventaja obtendremos? Que no nos estremecerá este sufrimiento durante años. Es la promesa de que cuando renazcamos comprenderemos que abandonar esta vida, equivale a tomar un colectivo que nos llevará lejos de la única ciudad que conocíamos, nuestra vida, y que podríamos llegar a un destino nuevo, la ciudad de nuestra próxima vida, volviéndonos amnésicos durante el viaje o por el contrario releyendo las notas con las cuales partimos... perderemos este miedo fatal, el que amarga el placer de vivir, que nuestro cuerpo diabólico alimenta cada noche para torturarnos... el miedo a la muerte.

Conclusión de la T.Ak: «para perder el miedo a la muerte, sólo hay que preparase metódicamente a una reencarnación inteligente». Para armar sabiamente nuestro equipaje antes del gran viaje, tenemos que descubrir lo que es el progreso espiritual, dónde está el templo de la Paz Interior, lo que es tener una consciencia despierta (refugiada de los campos de hipnotismo sociales), acceder a la 4ta dimensión (la de la supermente), y tratar de conquistar las otras 22 (las del despertar espiritual); finalmente, se trata de encontrar ese «plano del infinito», punto donde los opuestos se tocan, en los cuales tenemos que llevar nuestra consciencia para que alcance la Paz Interior.

Y toda esta preparación al viaje, que constituye la nueva educación de vida que necesitamos, podemos resumirla en descubrir la dualidad esencial que domina nuestra existencia: la convivencia entre el «hombre neuronal» y el «ser bioenergético».

¿Qué otro objetivo deberíamos anhelar alcanzar?

Aún nos falta descubrir un último punto: ¿Por qué motivo, entonces, nos envían a vivir aquí? ¿Cuál es el sentido de nuestra vida? En definitiva, obtendremos la contestación cuando sepamos cuál es nuestra «misión espiritual» Sin ella no tenemos razones para haber nacido. Con ella, podemos llegar a ser la persona exacta, en el lugar justo, haciendo el acto correcto y en el momento idóneo. Es la misma diferencia entre ser un barco a la deriva y un faro que, bien asentado en su montaña, guía a los barcos perdidos en la oscuridad de la vida. Que el lector se interrogue: ¿Qué prefiero ser, un barco a la deriva o un faro irradiante?

¿Cuáles son esos dos seres de los que habla la Terapia Akáshica, que viven en simbiosis dentro de nosotros mismos?

Somos dos... cada uno de nosotros. ¡Eso ya lo sabíamos! -dirá el lector- pero ¿Quién es el otro? Un humorista escribió: «Si Freud hubiera sido un brujo y Jung un sacerdote, la Terapia Akáshica hubiera nacido antes.» Tal vez tenía razón; a lo largo de este texto descubriremos por qué no se podía disociar la psicología de la parapsicología, la magia de la ciencia, y en general lo material de lo espiritual.

Las investigaciones iniciales de la T. Ak. evidencian que este ser físico, que la medicina moderna describe cada vez mejor, alberga a otro ser de índole energética, en parte ya descripto por las medicinas orientales.

Si queremos comprendernos a nosotros mismos, necesitaremos descubrir a este otro yo, llamado a veces «espíritu», «alma», «consciencia superior» y que de ahora en adelante llamaremos el «ser bioenergético». Debemos conocer sus diferencias con el ser físico, que llamaremos el «ser neuronal», y veremos cómo ambos interactúan tan estrechamente, que nos parecerá casi imposible descubrir cuándo interviene uno y cuando el otro.

¿Cómo está constituido este «ser bioenergético»?

¡Cuándo comemos una manzana en realidad estamos comiendo dos! Nuestro ser neuronal (cuerpo físico) mastica la manzana del mundo de las tres dimensiones. La que hemos comprado en la verdulería, la digiere y absorbe sus nutrientes, así se desarrolla nuestro cuerpo físico. Mientras que el ser bioenergético, como contrapartida, extrae del agua de esta manzana toda la bioenergía que contiene. Aparentemente es lo que los alquimistas del medioevo llamaban «mercurio», los mesmeristas franceses «el magnetismo universal», los seguidores de Wilelm Reich «el orgon», los maestros hindúes «el prana» y los cristianos tal vez «el Espíritu Santo».

Entonces... ¿qué es la bioenergía?

En realidad, deberíamos preguntarnos ¿Cuáles son las dos bioenergías? La que «genera la vida» y la que «la borra». En un libro anterior (Hipnotismo & Bioenergía) las describí de la siguiente manera:

«Nosotros llamaremos «Bioenergía» (que no se debe confundir con la Bioenergética de Lowen) a la energía ligada a la vida y adelantaremos una lista de definiciones que podrán ser útiles al lector.

La bioenergía es de una única naturaleza, pero de doble polaridad que cambia automáticamente de sentido cada tres mil años. Existen pocos medios que podamos utilizar para obligarla a cambiar de polaridad cuando nos parezca necesario; citamos: la alquimia, los milagros de santos -obviamente siempre de naturaleza energética en razón de la gran vecindad que existe entre bioenergía y energías espirituales- y ciertas prácticas de vida espiritual (que no están ligadas al funcionamiento del cuerpo; no se trata, por ejemplo, de vegetarianismo ni de castidad). [ ... ]

Se presenta bajo la forma de pequeños filamentos de 3 centímetros de longitud y de un trimillonésimo de milímetro de espesor. Se apoya y circula en un medio extraño y de naturaleza todavía inexplicada, el medio donde se mueven las fuerzas que relacionan los contrarios. Por ejemplo: entre la materia y el vacío, la fuerza de gravedad, la fuerza centrífuga y la centrípeta, la fuerza que permite a los neutrones conservar su vacío entre los núcleos y los electrones, la fuerza que en el chakra del corazón del hombre opone el egoísmo al altruismo, el límite entre el blanco y el negro, la luz y la oscuridad, el hombre y la mujer, la vigilia y el sueño, etc...

No podemos decir que «es» la única energía constituyente de la vida sino uno de sus más importantes ingredientes. Sí podemos afirmar que «es» la energía de la consciencia, de la inteligencia y del saber. No es como la electricidad nerviosa, no pasa por los circuitos conocidos tales como neuronas, axones, dendritas. No participa de la materia cerebral misma, por ser de otra naturaleza más sutil; dicha materia cerebral está prisionera de un mundo de solamente tres dimensiones, (tal como todo lo que concierne a nuestro cuerpo físico y a los cinco sentidos). La bioenergía, por su parte, se mueve en un mundo de cuatro dimensiones; la cuarta dimensión en cuestión no es la del tiempo, sino la constituyente de este «medio de los contrarios» descripto anteriormente.

En nuestro cerebro material, ella constituye una red de filamentos relacionados lógicamente entre ellos tal como las energías constituyentes de un software en una computadora. Digamos que, en el ser humano, las pistas por donde circula esta energía están ligadas a las moléculas de agua.

Esta naturaleza sutil es el origen de que apenas el 2% de la consciencia more en el cerebro neuronal (neurofisiológico) mientras el 98% restante se encuentra disperso por varios otros lugares del cuerpo energético.

¿Cómo hace la bioenergía para incorporarse a nuestro organismo?

Esta energía mezclada (bioenergía de vida con bioenergía de muerte), se almacena en el perineo, que funciona como tanque de decantación, dividiendo la energía de muerte de la energía de vida. En una persona sana, la primera es dirigida hacia el colon y eliminada con las deposiciones; la segunda es enviada hacia el diafragma donde se expone a un proceso de digestión (semejante al que ocurre en nuestro sistema digestivo, y con los mismos fines); en efecto, la digestión es necesaria porque la bioenergía, tal como la recibimos, no puede ser asimilada por nuestro organismo; el formato de esta energía todavía no refinada no es el adecuado para circular en las fibras de la Kundalini, que explicaremos a continuación. Esta digestión se produce gracias a dos catalizadores, la energía cósmica y la telúrica que se plasman arriba y abajo del diafragma. Es menester recordar este hecho, porque será la raíz de grandes consecuencias que descubriremos cuando persigamos el concepto de «consciencia».

Esta energía se transfiere al coxis, viniendo con dos tipos de polaridades, no el yin y el yang como era de esperar, sino una polaridad digamos «vegetariana» y otra «carnívora», según la energía sea transportada por un alimento del mundo vegetal o del mundo animal. El proceso de fabricación de la Kundalini, función particular del coxis, consiste en dar a la energía un formato binario equilibrando los contrarios en cada una de sus partículas. Podemos decir que esta energía es a la vez corpuscular y ondulatoria, lo que da esperanza a la ciencia moderna, de algún día, poder medirla y cuantificarla.

Del coxis es bombeada a través de un haz de fibras invisibles, situadas en la médula espinal, muy semejante a las fibras de vidrio, y llevada en dirección del cerebro. Nació así la famosa Kundalini, de la cual la T. Ak trazó un patrón de normalidad, expresado en el libro «Bioenergía Revelada». El pulso de la Kundalini indica el pulso vital y el dinamismo general de la persona, además de ser el sostén de su vida espiritual. Cuando llegue al cerebro será también el sostén de toda la bioenergía mental, pero nuestra Kundalini conocerá muchas aventuras antes de llegar a su destino final.

¿Qué puede ocurrirle a nuestra Kundalini durante su viaje hacia el cerebro?

Desviará cierta cantidad de sus fibras en lo que llamamos los meridianos. Los acupuntores chinos identificaron 14 de ellos; los hindúes consideran que son 72.000 los “nadis” y, ciertamente, ambos tienen razón, ya que hablan de lo que es el sostén de la vida fisiológica. Recordemos: «meridianos = vida del cuerpo».

En ciertos lugares privilegiados del cuerpo físico, existen concentraciones de varios de estos canales; su encuentro da nacimiento a los “chakras”. La tradición hindú lo fundamenta con exactitud científica: en las representaciones de los chakras, cada pétalo representa uno de los canales que llega a estas plataformas de intercambio. Por ejemplo, el chakra del corazón tiene doce pétalos. Cada pétalo es asociado a una letra del alfabeto sánscrito KAM-KAHAM-GAM-GAHAM-NAM-KAM-CHAM-IAM-IAHAM-NIAM-TAM-THAM, y es exacto que cantando a la vez física y mentalmente cada uno de ellos, dinamizamos estos canales y podemos llegar a armonizar nuestros chakras.

Presenté estas técnicas en el libro: «Psytech.33».

¿Qué función cumplen esos chakras? Les guste o no a los psicólogos occidentales, ellos constituyen el fundamento energético de nuestra actividad mental, concerniente a todos los objetos y asuntos no materiales. El lector desde ahora deberá entrar en esta dialéctica obligada entre el hombre neuronal y el hombre bioenergético. El primero percibe, representa y actúa sobre el mundo tangible; el segundo contiene, administra y transforma todo lo abstracto. Recordemos: «chakras = vida psicológica».

Cuando la Kundalini llega a la altura del cerebelo, ocurre una transformación extraordinaria: una parte se dirige hacia el cerebro para sostener la función mental en su aspecto abstracto, mientras que la otra hace circular las fibras en una de las membranas que rodean y protegen al cerebro, circula a través del líquido cefalorraquídeo desde la primera vértebra cervical hacia el tope del cráneo, e introduce estas fibras en un chakra transversal, que empieza en el tope del cráneo y atravesando el centro del cuerpo como en un tubo, llega al perineo. Esta pared interna está conectada por filamentos especiales a los diecisiete cerebros sutiles que tenemos. El cuerpo físico es solo uno de las 18 réplicas del cuerpo del alma. El alma, cuando se incorpora al hombre, tiene 18 estructuras que debe duplicar en varios planos vibratorios. El más alto de ellos es el mismo cuerpo del alma... su destino es asentarse en las células nerviosas del corazón; el más pesado en este anillo que forman es el cuerpo físico, cuyo cerebro creemos conocer bien. Cada uno de los otros cerebros se asienta en un lugar diferente del cuerpo. Por ejemplo, el cerebro del cuerpo diabólico se ubica en el cuello del fémur derecho, mientras que el cerebro del cuerpo de la Kundalini lo hace en la glándula pineal, explicando así, la inmensa importancia de esta glándula, verdadera directora de orquesta en el plano endocrino tanto como en el plano inmaterial.

¿Qué nos autoriza a «hablar» de 18 cuerpos?

Cada uno de estos cerebros tiene una estructura y un funcionamiento semejante al del cerebro neuronal. Mientras este último, gracias a la alimentación, recibe nutrientes del mundo tridimensional, que llamamos «material», cada uno de los anteriores recibe su alimentación sutil y específica de una dimensión diferente del universo. Por tal motivo, el hombre puede acceder a dichas dimensiones, pasando por las puertas de sus cerebros sutiles.

Mientras el cerebro del cuerpo físico recibe la Kundalini como fuente de alimentación de sus funciones no materiales (abstractas) los 17 otros cerebros también la reciben, y pueden unificar su funcionamiento gracias a ella, tal como si fuera una red de alimentación eléctrica o telefónica.

Mientras que para el cerebro neuronal la Kundalini representa energía abstracta, para los 17 otros cerebros ella representa una energía casi «material» Cada uno de ellos recibe su propia energía abstracta de la propia dimensión, de la cual es una emanación representativa. Esto nos lleva a comprender la complejidad del hombre; somos todos seres «multidimensionales» de los cuales solo el cuerpo físico es prisionero del mundo de tres dimensiones.

El paralelismo no termina aquí. Tal como el cerebro neuronal percibe, comprende, almacena, transforma y da órdenes de acción al cuerpo físico, cada uno de los 17 otro cerebro hace lo mismo, desde el plano que le corresponde; la consecuencia es que cada dato que entra en el sistema sensorial común, pasará por otros 17 filtros, como si fueran comisiones evaluadoras, que modificarán la naturaleza abstracta y la cargarán de nuevas variables.

El lector debería imaginar lo que pasa en él cuando sus ojos miran una manzana y esta información pasa por los 17 filtros, tales como el «cuerpo diabólico» y el «cuerpo angelical»; uno agregará recuerdos del infierno, poder de distorsión y tortura de las percepciones: camino directo a la creación de nuestro campo neurótico; mientras que el otro, lleno de recuerdos del paraíso, intenta dar a cada una de las percepciones una dimensión espiritual adecuada.

Entonces... ¿Qué sucede con el sistema sensorial?

El paralelismo continúa: el cuerpo físico tiene 5 sentidos, los otros cuerpos también. Tuvimos el gusto de descubrir que el ser humano completo posee 60 sentidos. Esto es lo que nos hacía falta para comprender todos los poderes que estudia la parapsicología y muchas otras propiedades del hombre que solo esoteristas, cabalistas, ocultistas, magos y alquimistas pueden conocer.

Para finalizar, diremos que tal como el cerebro neuronal tiene una inmensa red de filamentos y terminaciones nerviosas, también cada uno de los 17 cerebros tiene la suya, aún más ramificada, al punto de decir que cada célula viviente tiene un representante de cada cuerpo sutil. Cada célula es como un microcosmos capaz de desarrollar una consciencia propia, tal como ocurre cuando se alcanza el «despertar espiritual».

Frente a tal conocimiento ¿Cuál es la función y el alcance del Terapeuta Akáshico?

El lector, desde ahora, puede apreciar qué entrenamiento recibe el ter. ak.

Se lo capacita y habilita para analizar todos los trastornos energéticos que puedan haber ocurrido en el ser humano, durante el período en el cual se crean las interrelaciones entre los 18 cerebros, que ocurre durante los 72 meses posteriores al nacimiento.

En el libro: «Medicina Esotérica del Cuerpo» se describió el circuito de interrelación entre los 18 cerebros.

Para un ter. ak. todos los problemas de relación humana pueden decodificarse en forma diferente, desde la interrelación entre cuerpos angelicales y cuerpos diabólicos de varios interlocutores.

Recordemos: los 18 cuerpos constituyen el origen de la diversidad del hombre, lo que le permite cabalgar varias dimensiones suplementarias a las tres que forman el mundo material. Los 18 cuerpos contienen la explicación de todo lo incomprensible del ser humano, todo lo que una ciencia solo materialista, no podrá alcanzar, hasta que decida hacer evolucionar sus criterios y sus métodos.

No obstante, conocer la Kundalini, los chakras, los meridianos y los 18 cuerpos no es aún suficiente para describir al ser bioenergético.

¿Qué otro componente nos faltaría conocer, para comprender la esencia del hombre bioenergético?

Necesitamos aclarar las funciones del Tercer Ojo, de los 4 fetos y de la glándula pineal.

La glándula pineal, es el lugar donde es posible convertir las informaciones del mundo visible en señales que el mundo invisible pueda percibir y viceversa. Es como un convertidor vibratorio donde se frenan o aceleran para poder pasar del plano del cuerpo físico a una infinidad de otras longitudes (decimos planos o dimensiones) donde se pueden captar vibraciones de todos los otros planos y ser frenadas hasta ser comprensibles para el plano neuronal. Sin este órgano, no podríamos comprender lo que se capta en el universo, gracias a nuestro ser bioenergético.

En cuanto al Tercer Ojo, los admiradores de Lobsang Rampa se decepcionarán ya que las investigaciones de la T.Ak. establecen que tenemos dos terceros ojos. Uno se encuentra en el entrecejo y está unido a la glándula pineal por un alambre dorado, llamado ANTAKARANA; su función es la “percepción” El otro está ubicado en el medio de la frente; su unión con la glándula pineal es por medio de un alambre plateado, y su función es la “acción”. No se desempeñan en el mismo plano. El primero percibe las consecuencias, el segundo actúa sobre los planos causales.

Respecto a los cuatro fetos, son cuerpos sutiles en reserva, destinados a reemplazar 4 de los otros 17 cuerpos. Son sensibles a las energías cósmicas de alto nivel. El desarrollo de cualquiera de ellos está asociado a un gran despertar de consciencia y genera personas que se destacan en su época, caracterizadas por poderes especiales, y un gran ascendente social, intelectual u artístico. El libro donde se enseña cómo desarrollarlos es: «Los 20 senderos del Despertar Espiritual».

¿Puede enseñarnos sus conclusiones sobre nuestra bivalencia material/ energética?

El ser bioenergético puede ser llamado así porque tiene una estructura completa, formada por chakras, Kundalini, meridianos, Tercer Ojo, glándula pineal, 17 cuerpos sutiles y 4 fetos. Funciona paralelamente al ser neuronal, a veces a contratiempo; parece tener una vida independiente, se nutre, se desarrolla, piensa en más niveles que el nuestro, existe, y probablemente puede explicar la existencia de todo.

Para comprender las relaciones y las diferencias que existen entre ellos, observamos en forma paralela los sectores donde se desempeñan.

Ser Neuronal Ser Bioenergético
Se activa durante la vigilia. Se activa cuando el otro duerme.
Inventó la división entre pasado, presente y futuro Vive en un presente eterno que percibimos durante la meditación, el hipnotismo y el despertar espiritual.
Es el observador y actor del mundo material; todo lo concreto pasa por él, registra y actúa sobre todo lo que pertenece al mundo tridimensional. Es el observador y el actor de todos los mundos inmateriales; todo lo que es abstracto, pasa por él. Puede percibir informaciones de cualquiera de las dimensiones pero sólo puede actuar en 19 más que el ser neuronal.
En el lenguaje, domina las palabras relacionadas con objetos o situaciones concretas. En el lenguaje, solo se ocupa de lo abstracto.
En síntesis su alcance se limita a la percepción del mundo terrenal. Sintéticamente, puede percibir todo el universo energético, es una antena dirigida al cosmos.
En matemática comprende lo concreto, lo finito, la geometría euclidiana. En matemática comprende la geometría no euclidiana y los universos matemáticos.
En las emociones, solo se relaciona con las consecuencias bioquímicas y neurofisiológicas de ellas. En las emociones, es responsable del mecanismo bioenergético que les permite existir.
En la investigación científica, es el dueño de la lógica y de la razón. En la investigación científica, es el que permite la intuición.

¿Qué consecuencias fundamentales dedujo usted, como fundador de la Terapia Akáshica, sobre esta dialéctica entre hombre neuronal y hombre bioenergético?

Fueron expresadas en el año 1993 en un manifiesto, que he dado en llamar: «Manifiesto de la Conciencia Multidimensional», leámoslo.

Artículo I El cuerpo físico que conocemos es uno de los 18 cuerpos que caracterizan no solo al Hombre sino a toda entidad viviente del universo.

Artículo II: Cada cuerpo tiene una estructura semejante al cuerpo físico, es decir, dotado de un cerebro, una red neuronal y por consecuencia de un sistema sensorial propio.

Artículo III: La vida está constituida por la constante revolución de una masa de energías/informaciones entre estos 18 cerebros y sistemas sensoriales. Por este motivo, es un error llamar “vida” a unas reacciones biomecánicas perceptibles en el solo cuerpo físico.

Artículo IV: La consciencia resulta de una interactividad entre las variaciones de potencial de estos 18 cerebros y ciertas energías telúricas y cósmicas que nos rodean. Existen 42 estados de consciencia diferentes, los numerados 1, 2, y 3 (ligados al despertar espiritual del hombre) tanto como los numerados 41y 42 (provocadores de nuestra fase llamada “muerte”) son los únicos monitoreados por energías cósmicas.

Artículo V: Toda alteración de las energías telúricas o cósmicas (ya sea provocada por la naturaleza o por el hombre), se traducirá en alteraciones de la consciencia.

Artículo VI: Las variaciones de estados de consciencia constituyen la raíz causal de todo aspecto, estado, acción o variación observados en el ser humano.

Artículo VII: La activación preferencial de ciertos estados de consciencia y la dinamización de la actividad de los 18 cuerpos determina la cantidad de dimensiones accesibles al hombre.

Artículo VIII: El cuerpo físico se moviliza en 3 dimensiones. Un hombre, después de haber alcanzado el despertar espiritual puede desempeñarse en 22 dimensiones, cada una agregando nuevas posibilidades de acciones y percepciones al hombre inicial.

Artículo IX: Como consecuencia de las afirmaciones anteriores, podemos decir que el mundo que creemos percibir con sus leyes científicas es sólo una representación parcial que nos hemos fabricado del mundo real y un intento de reducir a 3 dimensiones el universo multidimensional en el cual existimos verdaderamente. La epistemología científica muestra una tendencia universal a confundir el concepto de “existencia” con el concepto de “fenómeno observable”. Se debe aceptar una ruptura epistemológica basada en la constatación de que los hechos “inexplicables que se han observado de modo indiscutible” constituyen cada uno una nueva grieta en el dogma del mundo tridimensional.

Artículo X: Siendo las dimensiones distintas de las 3 conocidas creadas por campos vibratorios con leyes propias, la consciencia del hombre en sus 42 estados es el único órgano capaz de abarcar 22 dimensiones de existencia, o sea 19 más que las 3 conocidas. Por este motivo la consciencia humana debe ser considerada como la vía de acceso al universo multidimensional.

Como padre de la Terapia Akáshica, ¿cómo expresaría usted, brevemente, los nuevos paradigmas que dibuja para nuestra sociedad?

La forma más sucinta que tendríamos, sería utilizar el contrapié de la famosa frase de Shakespeare, diciendo «Pienso, luego NO existo». ¿Por qué? Porque sencillamente consideramos que el pensamiento del hombre neuronal es un pensamiento hipnotizado, truncado, reducido a una realidad delgada aprisionada en pocas dimensiones del universo. Cuando pensamos, la intensidad energética del pensamiento neuronal es tan alta, incluso a veces más aún que la intensidad del pensamiento bioenergético, que este último se encuentra totalmente inhibido. De aquí obtenemos nuestra conclusión:

«Cuando «Pensamos» (neuronalmente hablando), NO EXISTIMOS, porque silenciamos al ser bioenergético, miles de veces más cerca de la realidad universal que el hombre neuronal. Así se explica por qué la meditación es la técnica espiritual más universalmente presente en todos los tiempos y civilizaciones conocidas hasta hoy.»

El nuevo paradigma que percibe la T.Ak. en la evolución de la inteligencia, es el mismo que han percibido los predicadores de la Era de Acuario, los escritores de ciencia ficción y los investigadores tales como Howard Gardner, promotores de las inteligencias múltiples. Nuestra evolución más próxima incluye el permiso metódico y controlado dado a la consciencia bioenergética de colaborar íntimamente con la consciencia neuronal, para aportarle nuevos enfoques. No es un paradigma nuevo, hace ya miles de años que los inventores, los visionarios, y muchos artistas lo vienen haciendo... pero no de forma tan técnica, ponderada, metódica, y con el sistema de tecnología que aporta la T.Ak.

Tal vez, el aporte más valioso que queremos hacer a la humanidad es explorar por nuestra cuenta las otras dimensiones que la mente no visitó en forma metódica todavía, trazar su cartografía, elaborar las máquinas que permitirán a los navegantes del tercer milenio ir a conquistar estos territorios, elaborar los sextantes, las brújulas y las lunetas de larga vista que le harán falta.

Pensamos llegar a todos estos objetivos gracias a la tecnología que hemos desarrollado y volcado en «las máquinas de acceso a los Registros Akáshicos». Pero, tal como lo hicimos para las naves espaciales, ¿quién no ha soñado con subir a una de ellas?

Bueno, ¡subamos!, pero... ¿encontraremos el valor de pulsar el botón rojo una vez iniciada la cuenta regresiva?

Los Terapeutas Akáshicos lo hicieron.

Terapia Akáshica

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