Читать книгу Terapia Akáshica - Eric Barone - Страница 9
CAPÍTULO 3 «LOS REGISTROS AKÁSHICOS»
ОглавлениеAbreviaciones:
«T.Ak»= «Terapia Akáshica»
«ter. ak.»= «Terapeuta akáshico»
Registros= «Registros Akáshicos»
¿Puede expresarnos su definición de los Registros Akáshicos?
Sí, entrar en ellos es a la vez maravilloso, terrorífico y adictivo.
Si tuvimos la experiencia, cuando niños, de entrar en una universidad, visitar los laboratorios, ver los catedráticos dictar sus alegatos a miles de estudiantes, sentimos entonces que entrábamos en el Olimpo de los científicos; los hombres que saben; entonces vivenciamos el mismo terror sagrado que el indio en su tribu, cuando admira los poderes del «hombre medicina». Pero si nacimos en una época más moderna, y pudimos ver alguna película donde nos transformábamos en hombre energético reducido a impulsos electrónicos, (un soft viviente), éramos proyectados en el interior de la memoria de una computadora... así nos encontraríamos más cercanos a la verdad de los Registros. Muchos de los que los visitan diariamente tienen la sensación de penetrar en el Templo de la Sabiduría... pero yo les desaconsejo esta actitud, porque surge la tendencia a atribuir un carácter religioso a la mayor aglomeración de conocimientos -en formato energético- que existe en el universo... Fácilmente podemos imaginar (como grotesca comparación) que el famoso buscador Google, no debe abarcar más espacio que el ocupado por el pensamiento de una mosca, si se lo compara con la mente de un Leonardo da Vinci.
¿Por qué presento el acceso a los Registros como una experiencia a la vez maravillosa, terrorífica y adictiva? Por las razones siguientes:
1. Imagine un planeta cien mil veces más grande que la Tierra, ubicado en el centro del universo (si ese punto existe), en un plano que implica diez dimensiones a la vez;
2. Imagine este planeta dividido en millones de esferas insertadas muy ajustadamente entre ellas, formando tanto niveles como pisos hay. Cada uno de estos pisos estaría dividido en una forma de laberinto de bibliotecas. Para comodidad de nuestra imaginación supongamos que sean libros.
3. La estimo terrorífica porque como escritor quise un día abrir completamente mi percepción a ellos. Me sentí llegar a una plaza (indagaba sobre temas de superaprendizaje). Mi mente todavía estaba tranquila. Vi que esta plaza se dividía en 10 corredores. Dividí mi mente en diez canales. ¡Fácil! Cada corredor, (cuyas paredes estaban tapizadas de libros), llegaba a otra plaza, con 10 corredores cada una... me dividí en 100. Y paré, de vértigo. Imagine que cada segundo durante 100 años continúa subdividiéndose las plazas, los caminos, llegaría a cantidades superiores a la suma de átomos existentes en el universo. ¡Esos son los Registros Akáshicos!
Comprende el lector por qué enseño a los Investigadores cómo indagar desde los territorios que mejor conocen, buscar las interrelaciones con sectores menos conocidos, trabajar en forma multidisciplinaria con otros investigadores que pueden ser complementarios, buscar novedades tecnológicas y transferirlas a medios directamente utilizables en nuestro mundo, ponerlos a prueba y comunicarlos a sus congéneres. Por este camino hemos llegado a involucrar la arquitectura, la indumentaria, la Tecnoconciencia del sueño, las medicinas complementarias, la educación, redibujando gracias a los Registros el novel arte de vida que implicaba llegar a la Era de Acuario, con un pequeño detalle: la redibujamos en forma tecnológica, aportando perfeccionamientos concretos en el mundo material, no solo en forma abstracta ni en prosa vacía.
¿Nos invita entonces a hacer turismo en los Registros?
¡No!, no hay turismo posible en los Registros Akáshicos. Debo explicarles la razón; también comprenderán por qué digo que el contacto con ellos es «adictivo», pero en el buen sentido.
La «puerta de entrada» de los Registros, o el planeta decadimensional si prefiere, está custodiada por 20 inteligencias de lo más extrañas. Las describí en el libro «Los 20 Senderos del Despertar Espiritual». Ellas interrogan a quienes intentan penetrar en los Registros. Primero examinan los motivos: si son egoístas, ególatras, fútiles, o hasta dañinos, los envían a una cámara de perdición, verdadera trampa diabólica, donde todo lo que verán será falso, fastidioso, inútil y hasta podría ser peligroso para el mismo investigador. Este es el motivo por el cual los Investigadores que capacitamos deben hacer un gran examen de consciencia de los motivos que los animen: el turismo, la curiosidad, el orgullo, son vehículos prohibidos.
1. Sectores nos pueden dejar investigar, Hay una contradicción aparente, algo paradójico: nos dejarán entrar en los sectores que nuestra mente neuronal podrá comprender: no obstante, nos mostrarán constantemente en forma sugestiva las correlaciones que tenemos que estudiar para modificar en profundidad lo que ya sabemos. En realidad, lo hacen con una doble intención: la primera es protegernos del desorden mental que provocaría una intoxicación con conocimientos incomprensibles e inaplicables; la segunda es proteger al público de nuestros propios errores de comprensión.
2. Los guardianes de los Registros también examinan «para quiénes son los conocimientos nuevos que solicitamos.» Ellos se abren para las multitudes, y no por un solo individuo, a menos que sean el pretexto para una futura generalización. En efecto, los guardianes son responsables de coordinar los conocimientos que PUEDEN SER DIFUNDIDOS en un momento dado de la evolución humana, y hacen este trabajo a la escala del universo.
En función de ese concepto enseño a los Investigadores a buscar solo lo que sus pacientes necesitan, y examinan la posibilidad de generalizar los descubrimientos para el público masivo, pero solo en un segundo tiempo.
3. Compromiso espiritual: lo que descubramos tendremos que comunicarlo al público, no debemos celar estos conocimientos porque nos intoxicaríamos a nosotros mismos. El lector comprende porque todo ter. ak. tiene que comunicar, está dotado de una obligación de enseñanza que equivale a la renovación de su visa hacia los Registros.
4. Recompensa con la Kundalini, una droga maravillosa. En efecto, para llegar a los Registros, ya sea en forma metódica, con la máquina que fabricamos para cada ter. ak., o involuntaria, como fue el caso en los millones de años anteriores y hasta hoy en día, la Kundalini del investigador tiene que alcanzar un porcentaje excepcional del 72%, durante un milésimo de segundo para cada pregunta (siendo el promedio más común un 35%), a fin de que el cuerpo sutil que la transporta hacia los Registros pueda tender este puente (si decidimos representarlo en forma de viaje hacia las estrellas). Por la misma razón que un cohete gastará una gran energía para escapar de la atracción terrestre, gastamos una gran energía de Kundalini para desprendernos de lo material, digitalizando nuestra pregunta y proyectándola hacia el espacio. Podemos decidir no utilizar la visión metafórica del viaje, y recordar que nuestros 17 cerebros sutiles son puertas extra dimensionales; en tal caso, la Kundalini nos ayudará a enviar el paquete de información que es la pregunta digitalizada, hasta el plano necesario, a través de estos portones de las otras dimensiones. El lector descubre entonces que está variando los niveles de consciencia, que penetramos en estos cerebros sutiles y en las dimensiones particulares que nos ofrecen. Cometer en forma repetida este acto de clarividencia akáshica nos pone en un estado de gran excitación cerebral, la bien conocida fascinación de los investigadores, de los artistas, la pasión obsesiva y exclusiva de los pensadores, pero, como el colmo del favor, esta cifra de 72% de Kundalini, repitiéndose miles de veces por día a medida que preguntamos, bloquea nuestro envejecimiento cerebral en el sentido bioenergético. El lector va descubriendo que el ter. ak., vive en dos mundos, tiende puentes entre sus dos seres, escapa de la realidad normal... y tiene que controlarse bien para no escapar completamente de ella.
¿Precisamente, cuál es el riesgo que uno corre al viajar así, en forma profesional?
Ya lo dijimos, y lo volveremos a decir: acceder a los Registros es un derecho universal, el progreso de la humanidad, de la ciencia y del pensamiento depende de ello. Pero es cierto que no es para todos. El ter. ak., antes de ingresar al estudio, debe pasar un test con un psicólogo/ter. ak.; el objetivo es verificar el arraigo con la realidad que tiene el aspirante; su nivel de estudio no es preponderante; podemos notar que cuanto más alto nivel de capacitación terciaria tiene el pretendiente, más dificultad tendrá para admitir la lógica particular de los Registros, y la capacidad de negación del cerebro neuronal que se necesita ulteriormente. Por el contrario, cuanto más fantasioso, buscador de magia y ciencia ficción, y espiritualista fanático, más riesgo conlleva este estudio. Recomendemos que el Terapeuta capacitado tenga los pies bien arraigado en el mundo concreto, que sea motivado por las necesidades de sus pacientes, que sea técnico o empresario, que practique actividades materiales, todo lo necesario para equilibrar esta visión de dos mundos. Un gran maestro del ocultismo Elifas Levy decía: «por cada hora de trabajo en mi laboratorio hacía una hora de jardinería» ... a menos que viva en la ciudad/prisión de hormigón, recomendamos lo mismo o su equivalente.
Por otra parte, con la excepción anterior, no hay ningún riesgo en viajar en tanto como lo hace utilizando la Máquina que se le ha dibujado y el protocolo para el cual se lo capacitó. Esta máquina cumple el cometido de «protección», aparte de «dinamización». Ocurre a veces que ella misma interrumpe su funcionamiento para proteger al Investigador... es una máquina viviente, no un mero aparato tales como los que conocemos en nuestro mundo material.
¿Todos los seres humanos podemos penetrar en los Registros?
No; aproximadamente una persona de cada setecientas tiene las disposiciones energéticas adecuadas para hacerlo, pero sólo la centésima parte de la humanidad tiene las «razones suficientes» para ello. En realidad, multitud de personas penetraron accidental, intuitiva, fortuitamente en ellos; las marcas se ven en la historia del arte, en la evolución científica y en el pensamiento humano. Recuerde que tener la capacidad de alcanzarlos solo con capacidad mental, no basta para que los guardianes autoricen la admisión, ni que seamos capaces de traducir los resultados en el plano de la vida cotidiana. Muchas veces ocurrió que después de un solo viaje allí, una persona haya regresada portadora de una idea suficiente para revolucionar su vida a través de una patente industrial.
Cuando observamos la evolución humana, ¿cómo podemos diferenciar los descubrimientos producidos por el cerebro neuronal de los que provienen de los Registros? Podemos deducirlo observando dos características a la vez .
La primera es el grado de novedad; cuánto más cerca de una ruptura epistemológica esté una nueva idea -entendemos obra, creación, invento, tecnología, concepto, tendencia, etc.- tanto más probable es que provenga de los Registros Akáshicos.
La segunda concierne a su grado de abstracción y/o complejidad. Cuanto más constituye un reordenamiento distinto de lo que ya existe, una nueva idea tanto menos proviene del cerebro Bioenergético, y es un trabajo inteligente del ser neuronal. Cuanto más una creación nueva reúne variables de diferentes índoles, (tal vez nunca conectadas entre ellas, o conceptos cuyas interrelaciones no se percibía por medios racionales), tanto más podemos sospechar que el inventor o creador viajó a los Registros en forma involuntaria. En realidad, el deseo de descubrir, la pasión por la investigación, los estados emocionales del ser creativo, son los factores que pueden hacer subir su Kundalini hasta los 72% en forma accidental. Los Terapeutas Akáshicos, y/o los Investigadores de los Registros, reciben un entrenamiento ligado a la máquina que les fue dibujado especialmente, para lograrlo miles de veces por hora de indagación que practican, pero, sería hacer un esguince a la verdad pretender que son los únicos que pueden acceder a los Registros, por suerte, porque de lo contrario probablemente no hubiéramos pasado de la era del fuego.
¿Es legítimo comparar al hombre -que creemos es una creación divina- con un hombre digital?
¡Sí! la comparación con un hombre digitalizado tiene varios sentidos... en realidad solo podemos viajar hacia los Registros en esta forma. Mejor dicho: solo podemos escapar de la prisión neuronal de tres dimensiones, dejando al hombre bioenergético viajar solo. Aquí interviene el conocido «cordón de plata», que permite a uno solo de nuestros 18 cuerpos, el cuerpo astral, viajar sin límites en el universo, transfiriendo los datos recaudados al cerebro madre del cuerpo bioenergético.
Una noticia que no sorprenderá a los amantes del universo digital: todo lo que hemos inventado en este sector (Internet incluso) es una transposición al mundo material de la realidad energética de los Registros Akáshicos. Por ese motivo, las metáforas modernas, la descripción eléctrica y digital de la comunicación entre nuestro mundo y el plano de los Registros, se acerca tanto a la verdad... hablamos de lo mismo, pero reducido una vez más al nivel de nuestro mundo tridimensional. La tendencia de la ciencia moderna, verdadera castradora de la realidad universal, se puede resumir en uno de sus malos aspectos reiterativos: el intento de reducir las verdades inconmensurables del universo a variables perceptibles por nuestros pobres cinco sentidos.
¿Cómo describir la relación entre el hombre y los Registros Akáshicos?
El primer grupo de conclusiones que puedo expresar sobre los Registros es que: «nuestra misma estructura humana fue determinada por los Registros Akáshicos; por esa razón tenemos tanta facilidad para regresar a ellos».
¿Qué me permite afirmarlo? Es que la estructura de ADN sobre la cual se ha desarrollado nuestro cuerpo y gran parte de nuestra mente estaba presente, energéticamente hablando, en el último de nuestros 18 cuerpos, el cuerpo morfogenético. El «patrón de construcción» de nuestro cuerpo, mente y espíritu, es la reproducción de uno de los patrones energéticos, ya presentes en los Registros. Esta estructura que describimos de los 18 cuerpos (de los cuales, recordémoslo, solo el numero 17 es el cuerpo físico), se reproduce en todo el universo, adoptando dicho cuerpo 17 formas diferentes según sean las circunstancias bioclimáticas, las moléculas predominantes en el lugar, la historia de la evolución que se reiteró con formas diferentes según el planeta. Concluimos en pocas palabras: todo lo que vive tiene 18 cuerpos, y todo lo que tiene 18 cuerpos así correlacionados entre ellos, tiene tendencia a vivir. Si algún día el hombre pretende «fabricar la vida», solo podrá hacerlo juntando 17 cuerpos energéticos a uno material. En contrapartida, esta nueva definición de la vida, asociada a una anterior, comentada en capítulos iníciales de este libro (la vida es una revolución de energía/ información de 180.000 períodos por minuto, circulando entre estos 18 cerebros), nos permite considerar como viviente mucho más de los que nos rodea. Por ejemplo, la naturaleza es viviente, no porque nos alimenta en todo sentido, sino porque la tierra tiene 18 cerebros, sentidos y la misma circulación energética; además, el penúltimo cuerpo sutil que se incorpora al bebé, es «el cuerpo de causalidad de la naturaleza», verdadero microcosmos de la madre naturaleza, que se plasma en el momento exacto de corte del cordón umbilical. ¿Cuál es el último? No sorprenderá tanto al lector descubrir que es «el cuerpo diabólico». Su inserción varía según las circunstancias de la vida. Se inserta en el momento de la toma de consciencia de la muerte. Es un fenómeno que describí varias veces, pero no bastarían mil descripciones más, tan es fuerte el deseo que tenemos de olvidar este momento.
Cuando sucede esta toma de consciencia de la muerte, por lo general a una temprana edad, nuestro ser fomenta una gigantesca bronca imposible de expresar con palabras, «¿por qué nos hicieron nacer si debemos morir?».
¿Cómo era el bebé antes? Su cuerpo físico era dominado por el cuerpo angelical... de aquí la fascinación universal que tenemos hacia las criaturas recién nacidas, el cariño que despiertan en nosotros los pichones, cachorritos y todas las criaturas indefensas al nacer y durante sus primeros meses o años. Vemos en ellos, gracias a nuestro Tercer Ojo, la esencia del cuerpo angelical... por eso también nos conmueve el sufrimiento que les ocurre, y se despiertan nuestros instintos paternos y maternos de protección.
¿Cómo será el bebé después de tal toma de consciencia? Varios fenómenos se producen simultáneamente en un plazo de 72 horas. Cada 3 días se fabrica una «mamuschka» nueva, que congela en una capa invisible las experiencias; encontrar y analizar esta mamuschka precisamente puede dar la clave de los miedos, frustraciones y sufrimientos afectivos. Analicémoslos; será fructífero reencontrar nuestra cara más fea en ellos:
1.- La bioenergía de muerte, presente en el cuerpo del niño desde antes de nacer se concentra en la parte superior del diafragma. La Kundalini, por muy poco tiempo, desplaza sus 2 canales anexos (llamados Ida y Pingala) en dirección del diafragma y crea allí dos haces potenciales; serán dos caminos alternativos que la Kundalini podrá utilizar para dar nacimiento a la ira. El ter. ak. que puede ver el aura gracias a su máquina, distingue dos ejes rojos, de carácter fibroso, que parten paralelamente desde el diafragma en dirección del cerebro, pasando por todos los chakras intermediarios. Estos haces están presentes en nuestro código morfogenético, por estar ligados al desarrollo del cerebro animal, como herramienta de supervivencia. El enojo, la ira, la cólera, la raíz del odio, del rencor, de la maldad manifestada, nació desde entonces en el mundo bioenergético, y fácilmente se conectará con el sistema endocrino.
2.- Dios, o la inteligencia más alta del universo (cualquiera sea la definición que su religión acerca de él) coloca frente al niño una trampa diabólica y abre detrás de él una puerta angelical. Desde entonces, el cuerpo angelical podrá recibir impulsos y el diabólico tendrá un lugar escabroso hacia el cual podrá intentar guiarnos. Ambos cuerpos recibirán muchas propuestas de estos dos lugares... Sin darnos cuenta, acabamos de presenciar el nacimiento de nuestro futuro campo neurótico, y la base de todos los problemas de comunicación humanos que la psicología se esfuerza en desentrañar. En esta inevitable dialéctica del cuerpo angelical y del diabólico, encontraremos el fermento de todas nuestras dudas, indecisiones, errores de orientación... no podemos decir que todos los problemas humanos nacen de esta raíz... pero no estamos lejos de poder pensarlo. También, ya lo descubrió el lector: el libro albedrío, el poder de decidir entre el bien y el mal, acaban de aparecer en el pequeño ser humano. Desde este momento de toma de consciencia, el niño empezará a ser juzgado según las elecciones de libre albedrío que hará. Pero, ¿por quién?, ¿cuándo, y cómo será juzgado?
3.- La contestación tiene una sola palabra: El Alfomega (extensamente descripto en el ensayo preliminar del libro “Bioenergía Revelada”). Se trata de un anillo que se posiciona entre nuestra 4ta y 5ta vértebra lumbar y contiene un grupo de funciones de auto enjuiciamiento del hombre. Su posición es estratégica: puede absorber tanta energía de muerte como para lograr debilitarnos (su puerta de acceso está en el mismo lugar vertebral), aspirar energía de vida, en mayor o menor medida, (puerta opuesta: el ombligo), estrecharse para disminuir el flujo de Kundalini al cerebro, si es que nos hemos vuelto peligrosos para los demás, o bien recompensarnos en caso contrario, brindando mayor poder energético a la glándula pineal. Por último: actúa sobre el diafragma, sistema digestivo de la bioenergía, gracias a las energías cósmicas y telúricas... lo que implica que tiene el poder de influir en las variaciones de las energías telúricas, operadoras de nuestros diversos estados de consciencia. El lector se da cuenta de que la bioenergía puede explicar al ser humano, si la pensamos como un sistema eléctrico, electrónico y electromagnético... al menos de manera metafórica.
4.- Cómo evoluciona el niño que ya «tomó consciencia» Él, es decir la mayoría de nosotros, prefirió olvidarse de dicha angustia y de la injusticia de la vida, para regresar a sus juegos de niño, tal como todo su entorno lo esperaba. Familia, docentes, escuela, sociedad, son cómplices de ayudarlo a olvidar. Pero, ¿olvida realmente o rechaza en su inconsciente esta situación traumática y obsesiva? Es obvio que no la borra, sino que la esconde, y el árbol madre de todos los miedos ya ha echado su raíz. Algunos niños, particularmente los que son reencarnación viviente, a veces deben luchar durante años para resolver esta absurda ecuación: «nacer para morir».
Lo resolverán con el antídoto llamado reencarnación. El lector podrá imaginar el daño moral que ocasiona una religión que anule este concepto salvador.
¿Otra conclusión sobre la relación Hombre – Registros Akáshicos?
Sí, mi segundo grupo de conclusiones es que todos los desarrollos del hombre, desde los más elementales que nos explica la biología, las medianas que serían el camino hacia una evolución sensorial y psicológica «normales», hasta las más patológicas de las enfermedades mentales y espirituales; desde lo más burdo y material hasta la más sutil y refinada de las evoluciones superiores del hombre... TODAS ESTAN POTENCIALMENTE ESCRITAS EN LOS REGISTROS AKÁSHICOS. La holística verdadera se encuentra allí; cuando un investigador recibe informaciones de los Registros y quiere circunscribirlas al sector profesional en el cual se ha desempeñado o es conocido, está violando la realidad del hombre, disimulando a los demás y escondiendo a sus propios ojos la verdad del conocimiento. El conocimiento nunca se trunca... lo truncamos por necesidades educacionales; el conocimiento está totalmente interrelacionado, y la educación tiene el defecto de no favorecer metódicamente estas interrelaciones entre conocimientos, sino de dejar a la experiencia individual el trabajo de crear tales relaciones... por ahora solo nos referimos a investigaciones multidisciplinarias. Describí este concepto de interrelación en el libro: Cómo Aprender a Enseñar
Los filósofos, los espiritualistas, los modernos psicólogos... con toda legitimidad, han percibido estructuras contenidas en los Registros Akáshicos... de lo contrario nunca hubieran podido hacer progresar a la humanidad con el bastón de sus descubrimientos. Ocurre que el orgullo humano recibe un gran golpe cuando el investigador de los Registros toma consciencia, por fin, de que las rupturas epistemológicas que produce por sus descubrimientos no son de su invención ególatra sino producto de la cualidad de su percepción de los Registros. En conclusión, el hombre que cree que su inteligencia innova, que su genio personal crea, que su alto poder intelectual fomenta... no comprendió la esencia de su verdadera estructura. El ser humano es un captador de energías multidimensionales... no innova, no crea, no inventa, solo lee los Registros Akáshicos con su cerebro bioenergético y traduce (con su cerebro neuronal) formas descriptivas y palabras comprensibles para la humanidad que lo alberga temporariamente en el transcurso de su encarnación. Debería ocurrirle una gran crisis de humildad al pensar que su cerebro, conglomerado neurobiológico, es un fax, una radio emisora-receptora, el Hard de una computadora conectada a una Internet cósmica. Si baja el potenciómetro de su orgullo, y levanta la palanca de la fascinación maravillada del niño que entra por primera vez en una juguetería... comprenderá lo que se siente al penetrar en los Registros Akáshicos. El concepto que este libro presenta al respecto es que el concepto del «hombre que piensa» debe reemplazarse por el paradigma del «hombre que descifra».