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_.2._ Sueño del cuerpo, despertar de la conciencia

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¿Sabes manejar? ¿Sí? Entonces cierra los ojos e imagina que lo estás haciendo. Haz los movimientos reales de poner tus manos sobre un volante imaginario y tu pie en el acelerador. Pide a un amigo que mida con una cinta métrica los movimientos que haces. Después ve a tu auto y repite los mismos movimientos midiendo otra vez.

¿Qué compruebas? Que si eres un buen conductor, los movimientos habrán sido los mismos con un centímetro de diferencia como máximo.

¿Qué significa esto? Que a partir del momento en que se automatizan los movimientos, el objeto real desaparece y el cerebro reconstruye en sí mismo las formas y las dimensiones de ese objeto. Un buen pianista puede imaginar los movimientos de los dedos en la ejecución de una obra e incluso reproducirlos, exactamente, arriba de una mesa.

¿Sabes que posees dos cuerpos? Un cuerpo real, que se mueve y sirve para llevar tu cerebro, y un cuerpo imaginario, es decir, aquél que está representado en tu cerebro. Allí están grabados todos los movimientos que has hecho. Por la percepción y las representaciones, tu cerebro se ha organizado como un robot mental que puede reproducir todos tus movimientos.

En la práctica, a cada músculo, a cada articulación, a cada segmento de piel corresponde una parte más o menos grande de tu cerebro. Cuando estás hablando, tu cerebro utiliza sólo seis partes: la audición, la visión, la comprensión, la emoción, el habla, la escritura. ¿Y todo el resto? ¿Para qué sirve? Para perturbar.

Recibes millones de informaciones para formar todas tus sensaciones, y tu cerebro está poco habituado a clasificarlas y organizarlas.

La relajación te permitirá hacer dormir al robot mental que se agita en tu cerebro, y ordenarle a toda la energía de concentración de que dispones, que se concentre en las zonas que deben trabajar. (Estas zonas serán distintas según qué debas aprender)

Toda la energía que recuperarás haciendo dormir lo que es inútil en tu cerebro te dará tal poder de concentración, que cuando te hable de los obreros del sueño, comprenderás cuán importante es. Aprende a relajar tu cuerpo para despertar tu conciencia (gráfico 2). Mira el dibujo (2a): te pide que veas tu pie derecho desde adentro. Trata un poco, pero no mucho. Atención, sigamos el camino de relajación paso a paso. Mira bien en tu imaginación la parte del cuerpo de que se trata y oblígala a quedarse inmóvil, a hacerse cada vez más pesada. Pero, si es mejor para ti, hazlo exactamente en el orden siguiente y no lo cambies nunca (2b).


Comienza con el pie derecho. Relajado, cada vez más pesado. Pasa ahora al pie izquierdo. Relajado, pesado. Haz subir la relajación por las dos pantorrillas hasta las rodillas.

Sigue relajándote, haz pesados los muslos hasta las caderas.

Relaja el bajo vientre.

Pasa ahora a la mano izquierda, a la que mirarás desde su interior (2c). Relájala, hazla pesada.

Pasa a la mano derecha.

Relaja y siente pesados los antebrazos hasta los codos.

Relaja los brazos hasta los hombros.

Haz que tus hombros se sientan pesados.

Pasa al dibujo de la cabeza (gráfico 3a).

Concéntrate ahora en tu frente para relajarla.

Relaja los párpados... déjalos que se hagan pesados.

Después, todos los músculos que rodean tus ojos.

Tus mejillas se hacen pesadas, relajadas, calmas, tranquilas.

Tu mentón se vuelve pesado, tanto, que tu boca se entreabre un poco.

Pon toda tu atención en la boca. Tu lengua se hace pesada. Toda tu conciencia está en tu boca.

Cuenta uno, dos, tres, y traga saliva.

Mira el dibujo del busto (3b).


La conciencia acompaña tu saliva en su trayecto; te deslizas al interior de ti mismo; sientes tu garganta ensancharse, relajarse. Viajas hasta tu propio vientre en el que descansas, rodeado de calma, de calor, de tranquilidad, perfectamente distendido.

Empiezas a sentir cierto calor que viene de tu ombligo. La relajación se extiende a tu columna vertebral, a los músculos de tu espalda. Alcanza la nuca que se distiende completamente y te encuentras perfectamente relajado, calmo y tranquilo.

Atención: por reflejo tienes ganas de dormir, pero resiste, obliga a tu conciencia a permanecer despierta, cada vez más despierta.

Abre tu ojos sin mover tu cuerpo; trata de dejar tu cerebro relajado, sin pensamientos, sin emociones, ni palabras inútiles.

Estás en el estado que llamaremos:

“SUEÑO DEL CUERPO, DESPERTAR DE LA CONCIENCIA”.

Vamos a resumir la relajación tal como la ves en la página del (gráfico 4).


Pie derecho/ pie izquierdo/ las dos pantorrillas/ los dos muslos/ el bajo vientre/ la mano izquierda/ la mano derecha/ los dos antebrazos/ los dos brazos/ los dos hombros/ la frente/ los párpados/ los músculos alrededor de los ojos/ las mejillas/ la boca/ los músculos alrededor de la boca/ el mentón/ la conciencia en la boca/ la lengua ensanchada/ tragar la saliva al decir 3/ 1, 2, 3, tragar/ deslizarse por la garganta/ calor en el vientre, bienestar/ relajar los músculos de la espalda/ la nuca/ abrir los ojos.

¿Sabes por qué te pedí seguir siempre el mismo trayecto de relajación?. Porque la memoria necesita repetir las cosas siempre idénticas, un poco cada día, para poder automatizarlas. Cuando este trayecto de relajación se haya automatizado, podrás hacerlo en tres minutos, y más tarde en treinta segundos, con la misma eficacia.

Recuerda que la automatización es también velocidad y virtuosismo.

Cómo aprender a aprender

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