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1. Introducción. Una página en blanco

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«Lo más revolucionario que una persona

puede hacer es decir siempre en voz alta

lo que realmente está ocurriendo».

ROSA LUXEMBURGO

El libro que la lectora o lector tiene entre manos es la mutación y maduración de un trabajo de fin de carrera. Previa defensa oral, el tribunal de la Complutense que debía calificarlo estaba integrado, entre otras grandes glorias, por una profesora conocida por pertenecer a una organización neofranquista. Cuando terminé la exposición una pregunta embriagó mi mente: «¿Qué hago yo delante de estos señores hablando de homosexuales de la época de Franco?».

Finalmente, calificaron el trabajo con matrícula de honor, pero tendrían que pasar todavía unos cuantos años para que entendiera que introducir en las universidades el asunto de la homosexualidad en la historia estaba más justificado que seguir hablando del puñado de hombres heroificados de siempre.

Nuestro pasado no es solo Almanzor, Fernando III el Santo, Felipe V, Isabel I o Azaña, nuestra historia es la de las masas, la del grueso social. No hay «héroes» sin masas; no hay historia si no se escriben las páginas del pueblo; no hay progreso ni maduración social si sigue en silencio la historia de las minorías.

La represión de la no cisheterosexualidad1 y de la diversidad sexual en general es el tema que abordaremos en el presente ensayo, acotándolo cronológicamente al periodo franquista.

Antes de continuar, es necesario explicar que hemos optado por el empleo de la expresión «no heterosexual» por definir con mayor exactitud nuestro objeto de estudio, dado que con «homosexual» limitamos de forma automática la orientación sexual de individuos de los que, en la mayoría de casos, solo tenemos constancia de la realización de algún acto sexual con personas del mismo género, no implicando necesariamente este hecho que fueran homosexuales. Por eso, a lo largo del ensayo utilizaremos el término «homosexual» para referirnos a aquellos actos que engloben lo no heterosexual.

Las todavía escasas investigaciones sobre la cuestión, así como el enfoque de las mismas, son los grandes motivos que justifican la existencia de este libro. En los últimos años han sido realizadas varias obras que, aun arrojando luz y cubriendo en cierto grado el espacio en blanco sobre las disidencias sexuales en la dictadura de Franco, son todavía insuficientes.

Asimismo, se han centrado en la no heterosexualidad masculina en detrimento de la femenina, alegando que esta no puede ser rastreada por la inexistencia de fuentes al ser la mujer «des-sexualizada» y, por tanto, no penalizada ni reprimida del mismo modo que la homosexualidad masculina.

Se limitan entonces los autores a dedicar unas notas al pie o, en el mejor de los casos, un par de páginas a la represión lésbica. Sin embargo, precisamente las fuentes tiran por tierra su justificación, ya que, como veremos, también la mujer fue penada y castigada por desviación sexual, como demuestran múltiples archivos.

En definitiva, en este ensayo vamos a dar voz a todas las disidencias sexuales, a todos los que, por razón de su orientación sexual, vivieron y sufrieron el franquismo en su estado más puro.

En la dictadura franquista, la homosexualidad forma un binomio junto con la represión. Esta no fue ejercida de una manera arbitraria y casual, como se ha venido pensando hasta la fecha. Haremos un estudio de esos frentes de represión focalizando en todos aquellos aspectos que, como se mostrará, quedan todavía oscuros y confusos por una desatención historiográfica. Un ejemplo es la obra del psiquiatra Valentín Pérez Argilés. En el caso de la psiquiatría, dado que ha sido investigada centrándose en personajes concretos en detrimento de una panorámica más amplia, nos encargaremos de aproximarnos a la materia sin caer en infecundos personalismos e intentando mostrar los cambios, los puntos de inflexión de la «ciencia» médica en general frente al hecho homosexual.

La legislación encargada de reprimir al «invertido» es la que más páginas ocupa en las investigaciones publicadas2, especialmente la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social3 de 1970, hecho que justifica que en este ensayo no nos obcequemos con la LPRS, evitando así dejar en el ostracismo el resto de normativas.

Otra conclusión que explicitaremos es la necesidad de una visión más completa y analítica sobre la homosexualidad en la dictadura. Para poder entender cómo fue reprimida la diversidad sexual necesitamos conocer cómo vivió, pero las investigaciones academicistas sobre la vida cotidiana del homosexual en el franquismo son todavía inexistentes.

Precisamente, pretendemos contribuir con este libro no solo a la recuperación de la memoria, sino también a alcanzar un mayor entendimiento del triste fenómeno que fue la aniquilación de lo homosexual en la «Una, Grande y Libre» de Franco. Concentrándonos en un único elemento represor habríamos conseguido mayor profundidad. Sin embargo, para obtener una visión global que ayude a entender esta realidad del pasado es necesario analizar las relaciones existentes entre los tres principales pilares represivos: la psiquiatría, la legislación y la Iglesia católica. Esta última debe entenderse junto con la masa de creyentes, esa sociedad coactiva embriagada por la moral cristiana.

En el ya lejano año de 1996, Juan Vicente Aliaga y José Miguel Cortés afirmaban que la historia del homosexual en el siglo XX era «una tarea pendiente». En la actualidad, más de dos décadas después, todavía lo sigue siendo. No obstante, se ha producido, al menos, el arranque del motor historiográfico.

Si queremos recuperar nuestra memoria histórica, también debemos dar voz a esas mujeres que sufrieron las garras de la dictadura. Existen las suficientes fuentes para no dejar este capítulo de la historia en blanco. Ha llegado el momento de dejar a un lado la tradicional distinción entre hombres y mujeres en las investigaciones del tema que nos ocupa, ya que, si bien resulta productiva la dicotomía desde el punto de vista metodológico, por otro lado, contribuye a ofrecer una visión parcial. Del mismo modo que la historia de las mujeres no se entiende sin hablar de la otra mitad de la población, sin hablar del hombre, la crónica de la homosexualidad no se puede entender sin hablar de las lesbianas.

Por ello, en este ensayo integraremos a ambos géneros en un discurso dinámico, pues solo así será posible, si no alcanzar, sí cuando menos aproximarse a una realidad tan compleja como es la sexualidad, en este caso, las sexualidades no normativizadas.

En el apartado que sigue a esta introducción dedicaremos unas páginas al trazado de un breve y paradigmático estado de la cuestión. Analizado el panorama historiográfico, pasaremos al capítulo «Construcción y funcionamiento del sistema represivo», en el que nos encargamos de explicar la forma en que reprimieron al no heterosexual desde la psiquiatría, la legislación y la Iglesia católica. Descubriremos las conexiones e interrelaciones no casuales e imprescindibles entre los tres pilares.

Sobre el papel represor de la legislación y la psiquiatría contra el homosexual existen varias investigaciones, no así sobre la determinante función de la Iglesia, cuyo papel no es precisamente menos trascendente. La Iglesia, testigo y cómplice activo del dictador, acabó por generar una masa social impregnada de moral cristiana. Ese ejército civil adoctrinado fue un elemento esencial en el entramado represivo contra todo aquello que no tenía cabida en el discurso franquista.

La sociedad coactiva4 jugó un papel trascendental e imprescindible en la «vida cotidiana» de todo individuo que rompía con las normas establecidas. Su papel consistió en reprimir estigmatizando y, sobre todo, delatando.

La siguiente parada será «¿Represión sexual, dominación social?» y en ella cuestionaremos si dicho entramado represivo tuvo el éxito esperado. Aportaremos y trabajaremos fuentes tan olvidadas como imprescindibles para el estudio de este colectivo.

Finalmente, lejos de concluir, presentaremos una ventana al mundo de la reflexión. Será una invitación al pensamiento, eso que tanta falta hace en nuestra desorientada sociedad. Cómo llega una colectividad a ser cómplice y partícipe de una idea envenenada; por qué motivos quiere el poder acabar con un grupo minoritario. ¿Acaso no podría volver a repetirse?

Quedan demasiadas páginas en blanco en los libros de Historia. El relato de la masa social, de las minorías, de los que no son varón, heterosexual, blanco y rico, apenas ha comenzado a escribirse.

_________

1. La represión franquista no estableció una diferenciación entre personas homosexuales y trans, siendo estas entendidas como parte de todo el conjunto «invertido».

2. Terminando así con la preocupación de Baidez, en cuyo libro de 2007 alertó sobre el gran vacío en lo referente al ámbito legislativo.

3. LPRS en adelante.

4. En el sentido pleno del término, es decir, que es coaccionada y ejerce coacción.

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