Читать книгу Llegamos tarde a todo - Fernando Rivera Calderón - Страница 12

Grises

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Después del fin del mundo

algunos pensamos

que podríamos seguir

como si nada

hubiera pasado.

Aprendimos a disimular,

a callar ante los niños.

Usábamos

calendarios viejos

para contar los días

que se sucedían

como el eco

infinito

de los días

verdaderos.

Y los días

cada vez

eran

más

cortos

y el sol

cada vez

brillaba menos.

La misma noche

era también

menos obscura.

Nos volvimos grises sin el tiempo,

como antiguos dibujos animados,

desanimados.

Habíamos depositado

demasiadas expectativas

en el fin del mundo.

Pensamos

que vendría

a darle sentido a las cosas,

que sería mejor

que la Navidad

y el año nuevo

y el hanukkah

y el día de las madres.

Leímos

durante siglos

que los justos

serían reclamados

por el Cielo

y que los muertos

saldrían de sus tumbas

y que los demás

nos iríamos al Infierno

que, por lo visto,

era lo mismo

que quedarse aquí.

Después del fin,

todos juntos,

iguales,

irreparablemente

iguales.

El Cielo no cumplió su promesa

y los muertos tampoco salieron de sus tumbas,

salvo para que entraran nuevos muertos,

pero supimos guardar el secreto

y nuestro compromiso

por ocultar la verdad

nos obligó,

nos condenó,

nos redujo

a hablar

sin parar,

sin decir,

sin ver,

sin sentir,

sin escuchar

eternamente

nada.

Después del fin del mundo

algunos pensamos

que quizás

podría haber otro fin.

La esperanza

de un nuevo final

que terminara

con el mal sabor

que nos dejó el fin del mundo.

Aprendimos

a creer en otro final

al final

del eco de los días;

cuando deje de escucharse

ese murmullo de luces y sombras

y de órbitas desorbitadas

donde hacemos

el teatro.

Después del fin

el mundo

se volvió esa casa

en venta,

cuyo vendedor

oculta

la historia

de un crimen

espeluznante.

Afortunadamente

hay estudios,

investigaciones

muy serias

que afirman

que no siempre

necesariamente

los crímenes

suceden

dos veces

en el mismo sitio,

aunque

en este mundo

han sucedido

todos los crímenes.

Eco de los días verdaderos,

luz que se apaga,

recuerdos que se borran,

palabras

que dejan de decirse,

música

que se va

dejando

de escuchar,

danos esperanza,

no nos dejes

olvidar

que

todo

puede

acabar

otra

vez

y otra

vez

y otra

vez.

Danos

otra

oportunidad

para

decir

adiós.

Llegamos tarde a todo

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