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La chica del Oeste

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El filme mudo The Great Train Robbery, de Edwin S. Porter (1903), está considerado como la primera «película del oeste» de la historia del cine. En diez minutos, sus doce planos fijos narran el asalto a un tren por una banda de facinerosos que acaban muertos a tiros por sus perseguidores mientras se reparten el botín. Sin embargo, el primer wéstern como es debido, con su cantina —y su cantinera—, sus buscadores de oro, su sheriff, su partida de póker con trampa y consiguiente pelea incluidas, su bandido, sus indios y su horca de linchar, no fue un filme sino una ópera, La fanciulla del West de Puccini. Estrenada en el Metropolitan Opera de Nueva York en 1910 bajo la batuta de Arturo Toscanini y con Enrico Caruso en el papel de Dick Johnson, alias Ramerrez, tuvo mejor acogida en Estados Unidos que en Europa.


Escena de La fanciulla del West, de Giacomo Puccini.

Minnie, «la chica del Oeste», regenta el bar «La Polka» donde los afectados por la fiebre del oro californiano se reponen bebiendo y jugando. Todos quieren a su Minnie pero sobre todo el sheriff Jack Rance, quien anda tras el bandido Ramerrez (pronunciado en inglés suena parecido a «Ramírez»), identificado por la orquesta con un leit motiv de aroma español. Éste se presenta con el seudónimo de Dick Johnson y el antiguo conocimiento que existía entre él y Minnie se convierte en mutuo amor, para rabia del sheriff. Aunque se descubre que Johnson es Ramerrez, Minnie lo acoge en su cabaña cuando lo hieren de un disparo. Rance lo descubre y exige su entrega, pero ella le propone jugárselo al póker: si ella gana, Johnson se queda. Minnie gana con trampas pero al final Ramerrez es apresado y conducido al patíbulo. Con la soga ya al cuello acepta su destino y suplica a los mineros que no se lo cuenten a Minnie para «que ella me crea libre». Como en las películas, justo antes de la ejecución aparece deus ex machina Minnie empuñando un pistolón, dispuesta a impedir el linchamiento. Los mineros aprecian tanto a su chica de la cantina que no son capaces de amargarle la vida matando al hombre al que ama, y lo perdonan aunque ello signifique perderla, porque Minnie y Ramerrez/Johnson se van de California en pos de una nueva vida.

(Dick Johnson no es el único personaje que salva el pellejo cuando ya está con la soga al cuello: el ladrón Macheath, alias Mackie el Navaja, goza de la misma buena suerte cuando le llega el indulto en el último momento de La ópera de los tres peniques, con música de Kurt Weill y letra de Bertolt Brecht.)

Otra historia de la ópera

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