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CAPÍTULO DOS

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Al atardecer era cuando la mayoría de los comerciantes nocturnos organizaban sus productos en puestos improvisados. No eran los buhoneros usuales que se encontraban en las escarpadas calles. Estos eran los suburbios de Inferknow alumbrados con bellos reflectores y con selecciones hechas por los vendedores de artículos de calidad dieciocho.

Una joven descarada se dirigió hacia un quiosco. El comerciante apenas levantó la vista del radio. Se había inclinado para oír los momentos importantes del fútbol en la radio chirriante. Se levantó de repente al ver a una de sus clientes habituales. Su aura era incontenible, cuando caminaba por la calle la gente volteaba y se fijaban en su atractiva figura sonrosada.

El comerciante se le acercó bastante. Como su admirador secreto le encantaba oler su fragancia siempre que llegaba. Ella se apoyó fuertemente en la puerta del quiosco. “Oye Protocolo, dame un paquete de condones y una botella de whiskey pequeña, rápido”. Masticaba chicle y hacía bombas con la goma.

Miró ensoñadoramente su hendidura descubierta sensualmente acentuada por su vestido de escote bajo. “¿Es para mujeres o para hombres?”

Irritada chasqueó sus dedos con sus uñas pulidas en su cara. “¿Estás ciego, no ves que la compradora es una mujer o es que alguna vez te he comprado un condón para hombre?” Habló entre dientes.

Petrificado, habría podido perforarle los ojos con sus uñas pulidas puntiagudas. Él apartó la cara. “En estos días, estoy confundido”. Tomó su orden y le entregó los artículos dentro de un nailon transparente.

“Por favor, toma tu dinero y asegúrate de darme el cambio completo” Le tiró el dinero a la cara.

Él atrapó el billete de mil Nairas. Lo puso en uno de sus hondos bolsillos laterales. “Oh nena, ¿no hay nada para los muchachos?”

“¿Porque me sigues mientras hago mi trabajo o qué? Un cabrío tacaño como tú, que masajeas tu pene erecto detrás de tu estúpido quiosco. Deberías venir al burdel para que tengas un buen placer sexual, tacaño tonto”

Estaba asombrado que ella supiera que su pene estaba erecto. “Oh nena, eres demasiado”.

“Hum, algún día voy a tener que lidiar con tus formas de delito. Te crees muy lista, eh. Veo tu cara como un condón usado. Todas mis pequeñas, pequeñas, Nairas contigo son suficientes para construirme un bungaló en mi ciudad”.

El comerciante sonrió porque de hecho estaba haciendo una fortuna con sus clientes regulares. Sacó dinero de su otro bolsillo para darle el vuelto. Después de contar el dinero para asegurarse que estaba completo, la mujer salió seductoramente a través de un portón negro.

Mujeres de distintas formas, tamaños, tallas y complexión caminaban alrededor con poca ropa.

“¿Faith, fueron condones lo que saliste a comprar?” Preguntó Mama.

“¿Qué otra cosa me habría hecho salir a esta hora del día?” Salí a buscar algunas herramientas para el trabajo”. Tengo un cliente de emergencia. Quiere algo caliente para el frío”. Sonrió sin motivo.

“Por favor, ¿me puedes dar algunos?”

“Mama, ni siquiera estoy segura que me alcancen. De la manera en que veo a ese tipo, parece que ha estado bastante tiempo sin sexo”.

Mama rió suavemente. “Así que está verdaderamente cachondo. Ok, no quiero retrasarte más. Espero que Protocolo tenga más condones. Por la forma en que el negocio está creciendo, alguna marca de condones debería establecer una fábrica en la calle Good Evening”. Se rieron.

Dos chicas conversaban acerca de Mama. Estaban en un juego de ludo escandaloso que hacía su conversación poco audible para otras personas. ”Mírala, que vieja tan desvergonzada”. Dijo Fassa.

“¿Cuándo se retirará del negocio para que unas jóvenes amantes como nosotras entremos a manejarlo?” dijo Gwen. Evaluó su sexy figura y se subió los senos que ya resaltaban gracias a su sostén acolchado.

Fassa admiró su propia piel brillante. “Mi hermana, yo me pregunto, de todos los clientes que entran aquí buscando placer, ella logra casi el treinta por cientos de los hombres con facilidad, mientras que nosotras que luchar para tener diez clientes en un día”

“Por favor, no exageres, Pero me pregunto que ven los jóvenes y los viejos en esa vieja vagina arrugada”.

“Yo creo que ella usa algún tipo de magia para aumentar su faena. He oído que va a algún hechicero de vez en cuanto para renovar sus encantos”.

“Yo creía que iba a visitar a su hija. Siempre lleva comida a su hija, quien es una enfermera”.

“¿Y tú crees esa tontería? Chica, me sorprendes. Son sólo formas de disfrazar sus movimientos. ¿En verdad tiene una hija? ¿Alguna vez has visto que alguien la venga a visitar como madre, o familia?

“Bebé, eres increíble. ¿Qué hija estaría orgulloso de una madre que trabaje en la prostitución y querría que lo vieran cerca de donde trabaja?”

“¿La hija de Grace no vive con ella?”

“Vamos, esa es todavía una niñita, Gwen, no se compara con nada, además, Grace es una loca. ¿Qué clase de mujer criaría a alguien en este medio ambiente? Menos aún a una niña. Ruego por esa niña para que su madre se retire de este negocio antes de que se convierta en una adolescente. Esa mujer no está nada bien, debe estar loca. Incluso, podría llevar a esa niña a ejercer este negocio al vestirla como una prostituta”. Fassa suspiró ante esta posibilidad y limpió el tablero de ludo de las fichas que había ganado.

“Crees que lo estás haciendo bien hablando y ganando al mismo tiempo. ¿No es verdad?”

“Suenas como si alguna vez me hubieses ganado en este juego”. Fassa lanzó los dados sobre el tablero, “si esa mujer tiene una hija como se dice, entonces le doy kudos por darle a su hija una buena vida. Puedo apostar mis juegos a que ella usó la prostitución para hacer de su hija lo que es hoy”.

“Hum, tienes razón. Es muy bueno si eso es así. Ahora que lo pienso, la Grace en verdad es estúpida. Ruego porque hagamos suficiente dinero para comenzar nuestro negocio de fotografía y maquillaje. Tenemos que salir de este burdel para que podamos casarnos y tener nuestros niños en una buena urbanización. De verdad que quiero ser una fotógrafa a tiempo completo”, dijo Gwen.

“Mi sueño es hacer decoraciones para bodas y celebridades. Le pido a dios que nos ayude a lograr nuestros sueños”. Dijo Fassa. Ambas dijeron Amen en coro y se enseriaron con el juego.

En este sitio, la prostitución era un negocio diurno. Las alas de la asociación regional las protegían. Las mujeres ya no tenían que esconder su negocio. Sólo las que no tenían permiso huían cuando las fuerzas de la asociación hacían redadas en busca de prostitutas ilegales. Las leyes protegían los derechos de las trabajadoras sexuales contra los clientes que se rehusaba a pagar por sus servicios o las molestaban.

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