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CÁMARAS RÉFLEX
ОглавлениеEste tipo de cámaras, gracias a su pentaprisma y a su espejo, nos permiten ver a través del visor que es exactamente lo que va a salir en la toma, independientemente del objetivo que empleemos. Además cuenta con un peso y volumen aceptable y a unos precios cada vez más asequibles, al menos en los modelos menos profesionales.
Es prácticamente imprescindible que elijamos un cuerpo de cámara que cuente con botón de previsualización de la profundidad de campo, lo que nos posibilitará poder controlar con precisión la zona que realmente se encuentra enfocada antes de tomar la fotografía. El diafragma permanece completamente abierto para que el visor disponga de la máxima cantidad de luz posible, y facilitar así la composición y el enfoque. Cuando presionamos el botón de previsualización el diafragma se cierra al valor que hayamos seleccionado. Al llegar menos luz al visor veremos todo más oscuro pero podremos apreciar qué zonas quedan enfocadas y cuáles no. Si el visor se oscurece demasiado deberemos dejarle tiempo a nuestra pupila para que se adapte a la nueva situación lumínica y vuelva a permitirnos la visión. Esta opción no es del todo imprescindible al inicio de nuestra andadura por la macro, pero enseguida la echaremos de menos.
También debemos pedirle a nuestra cámara que puedan seleccionarse el diafragma y la velocidad de forma manual, para poder asumir nuestros aciertos y aprender de nuestros errores. Si bien los programas de exposición automática representan una gran ventaja en otras facetas de la fotografía, desde luego en macro apenas sirven de ayuda, y la imposibilidad de cancelarlos y optar por una exposición manual es una seria limitación. Muchos fotógrafos de macro apuestan por el modo de preferencia al diafragma, donde nosotros elegiremos el diafragma y la cámara la velocidad de forma automática. De esta suerte nos veremos liberados de la necesidad de ajustar la velocidad mientras mantenemos un total control sobre el diafragma. Aunque para conseguir exposiciones totalmente correctas necesitaremos manipular también el botón de compensación de la exposición, como veremos más adelante.
Para los que no tengan botón de previsualización
Podemos paliar la falta de botón de previsualización liberando la óptica como si fuésemos a retirarla. Lo haremos lentamente; en determinada posición la palanca de apertura del diafragma queda suelta y el visor se oscurece de la misma manera que hemos comentado. El problema es que si no tenemos cuidado y la giramos más de lo debido nos puede caer el objetivo al suelo.
Si estamos iniciándonos con nuestra cámara o trabajamos en situaciones de luz realmente complejas, será conveniente que la cámara disponga de la opción de horquillado (bracketing). Esta función sirve para que la cámara exponga un número determinado de fotogramas a partir de la que supone correcta y las demás con unos parámetros de sobre o subexposición que nosotros definimos. Lo habitual es obtener tres o cinco fotos, con variaciones de un punto positivo y negativo sobre la central. La ayuda que nos brinda el histograma y las posibilidades del revelado RAW hacen que exponer en digital sea mucho menos crítico que sobre emulsiones químicas, pero en ocasiones es más rápido hacer bracketing que valorar la toma e intentarlo de nuevo. Aunque, siendo sincero, es una función que nunca he utilizado en ninguna de mis cámaras.
Una cámara con un sensor de calidad es imprescindible para captar detalles finos en toda la superficie de la toma.
Nikon D800 con MicroNikkor 105 mm 1:2,8 a f/8 y 1/40.
El autofocus, a pesar del gran avance que ha experimentado y de los excelentes resultados que ofrece en otras modalidades como la fotografía deportiva, es prácticamente inútil en macro y más un estorbo que una ayuda, por más que incluyan sistemas de enfoque predictivo y otros enormes avances tecnológicos. Como hoy en día es casi imposible adquirir cámaras que no tengan autofocus, hemos de buscar una en la que se pueda desactivar y nos permita la elección del plano de enfoque de modo manual.
Si nuestra cámara cuenta con fotómetro de medición puntual, además de ponderada o matricial, tendremos un poderoso aliado a la hora de determinar la exposición correcta en cualquier situación.
El enfoque automático es prácticamente inútil en macro, salvo en tomas con muy poca ampliación y sujetos de mucho contraste.
Cuando el sistema de enfoque se basaba en los sistemas de imagen partida y microprismas, sucedía que era realmente complicado enfocar a través del espejo y los fabricantes ofrecían pantallas de enfoque alternativas que no incluían estos elementos y eran totalmente lisas para que tuvieran la mayor luminosidad posible. Con las cámaras digitales es bastante sencillo enfocar si tenemos una óptica luminosa y una cámara bien diseñada, además la ayuda que supone contar con un pantalla y el modo live view (nos muestra en pantalla el sujeto fotografiado antes de la exposición) nos permite ampliar una parte de la toma y enfocar con enorme precisión. Si la pantalla se puede abatir será de gran ayuda en posiciones a ras de suelo. También resultará útil tener la posibilidad de evaluar el histograma de la toma antes de realizarla.
Será imprescindible que nos deje grabar las tomas en formato RAW, única forma de aprovechar al máximo todas las ventajas del formato digital y que no tenga tiempos demasiado altos de puesta en funcionamiento, de latencia de disparo ni de espera entre toma y toma. Conviene que la velocidad de sincronización del flash sea lo más alta posible, de al menos 1/125 de segundo. Lo ideal sería 1/250 o 1/500 de segundo. Estas velocidades serán apropiadas para la técnica de flash de relleno a plena luz del día. También podemos contar con unidades de flash que sincronizan a cualquier velocidad de la cámara. Esta sincronización a velocidades altas supone una pérdida grande de su potencia de destello, pero dado el pequeño tamaño de nuestros modelos no significa un gran problema en macro.
Una decisión complicada: ¿qué marca compro?
Es importante que la marca que elijamos cuente con cualquier accesorio que podamos necesitar en un futuro, pues, de lo contrario, tal vez nos veremos obligados a adquirir un nuevo equipo por culpa de nuestra falta de previsión. Marcas como Nikon o Canon disponen de un amplio catálogo en el que difícilmente echaremos de menos algo imprescindible. Otros sistemas como el de Pentax, Olympus o Sony son menos generosos a la hora de ofertar accesorios para macro. También podremos recurrir a las principales marcas alternativas como Sigma, Tokina, Sunpak, Metz, Novoflex, o Tanrom en busca de accesorios de calidad para macro, disponibles para cualquiera de las principales marcas.
Es posible realizar excelentes fotografías con cualquier cámara del mercado. Si ya disponemos de un cuerpo réflex con el que estamos contentos, lo más sensato será continuar con el mismo y adquirir los accesorios que necesitemos para lograr tomas de macro. No será difícil aunque tengamos que recurrir a otras marcas.
Sin embargo, si necesitamos adquirir una cámara o sustituir la que ya tenemos considero que, a día de hoy, la mejor opción para macro es contar con equipo Nikon. Es la marca que más material tiene en su catálogo para esta especialidad. Además existe una gran oferta y demanda en el mercado de segunda mano, con lo que será más fácil adquirir objetivos usados o vender los que sustituyamos en el futuro. Los sensores que montan las Nikon, fabricados en su mayoría por Sony, ofrecen actualmente los resultados de mejor calidad del mercado en cámaras réflex.
Sería deseable que el espejo de la cámara se pudiese elevar antes de efectuar el disparo; de esta forma se evitan indeseables trepidaciones que pueden producir una apreciable falta de nitidez. Este desagradable fenómeno es especialmente manifiesto al disparar a velocidades comprendidas entre 1/4 y 1/15 de segundo o al trabajar con ratios altas. No es lo mismo hacer una foto a 4:1 que a 1:4 y las vibraciones que produce el espejo pueden causar incluso que se pierda el foco en la zona seleccionada si el enfoque es muy crítico. También será esencial en el apilamiento de imágenes. En algunos modelos existe la posibilidad de programar un retardo de disparo; de esta forma al oprimir el botón de exposición se levanta el espejo y transcurrido el tiempo programado se abre el obturador. No lo confundamos con el autodisparador, que simplemente espera un tiempo a activar el obturador, sin levantar previamente el espejo.
El formato RAW supera al JPEG ampliamente en la capacidad de captar la gama tonal de la escena.
Que la cámara tenga la posibilidad de mostrarnos líneas auxiliares sobre el visor para ayudarnos a componer y situar los elementos de la escena de forma adecuada es interesante. Si disponemos de botón de previsualización de campo, que permite cerrar el diafragma a la posición de exposición (está a plena apertura hasta que se eleva el espejo) podremos ver el efecto que tiene el diafragma sobre la profundidad de campo y nos ayudará a elegir el valor f más apropiado.
Las líneas auxiliares, bien en el visor o en la pantalla de la cámara son muy agradecidas para distribuir los elementos de la composición.
El formato APS tiene un espejo de menor tamaño que el formato full frame, lo que se traduce en imágenes menos brillantes sobre el visor y, por tanto, una dificultad algo mayor para enfocar. Antes de decantarnos por un cuerpo u otro lo mejor que podemos hacer es mirar a través de su visor con objetivos similares y optemos por aquella que nos ofrezca la imagen suficientemente brillante y nítida. Es importante que la batería esté colocada y cargada para poder evaluar adecuadamente la luminosidad del visor en algunos modelos. Tampoco todos los visores ofrecen un 100% del área que captan; algunos sólo alcanzan al 95%, y puede que en ese 5% tengamos algo que nos estorbe y haya que reencuadrar luego la toma, perdiendo parte del tamaño del archivo generado.
No todo son ventajas en una réflex
Una clara desventaja de las réflex es que al intercambiar los objetivos es posible que el polvo ambiental alcance el sensor y aparezcan molestas manchas en la fotografía. A pesar del sistema de auto limpieza de la cámara hemos de aprender a convivir con el polvo.
Esto supone limpiar de vez en cuando el sensor. Para ver si ha llegado el momento, la mejor opción es fotografiar nuestro monitor con una imagen completamente blanca. No enfocaremos la imagen sino que dejaremos la óptica en posición de infinito. Utilizaremos un diafragma muy cerrado, f/16 o f/22, y una velocidad que consiga que el histograma esté desplazado hacia la derecha sin sobreexponer. Esto nos dará un tiempo de exposición largo durante el cual moveremos la cámara para diluir todavía más los detalles de la pantalla. Abriremos la imagen resultante en un programa de edición y realizaremos un ajuste automático de niveles. De esta forma todas las motas de polvo serán bien visibles en pantalla y podremos proceder a su limpieza si lo estimamos oportuno. Lightroom también dispone de una interesante herramienta para lograr el mismo resultado.