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ОглавлениеA mi querido padre
El señor doctor
Don José Antonio Campos13
Dedicar a usted las páginas que hoy doy a luz, y ofrecerle mi trabajo, imperfecto sin duda, es la mayor de mis glorias, porque es la manifestación pública del cariño profundo que a usted profeso. No vea usted, pues, en ellas mérito alguno literario, sino la expresión verdadera de mi filial amor...
Describir el triunfo del cristianismo, en su marcha progresiva desde el primer siglo de su fundación; verle derribando poco a poco, y uno por uno, los templos del hombre, y elevando también uno por uno los templos de Dios; verle adelantar siempre sin retroceder jamás; asistir a los triunfos de sus héroes, que bajo el hacha de los verdugos cantaban el HOSANNA14 de su fe; ver ir desapareciendo lentamente el despojo terrestre e ignominioso de la cruz, y contemplarla transformándose por la agonía del Hombre-Dios,15 en un astro esplendoroso, cuya luz deslumbró al mundo; ver vacilar la fe pagana, y robustecerse la fe cristiana; es el cuadro más hermoso, es el espectáculo más sublime que es dado contemplar a la raza humana. De este cuadro de inmensas dimensiones, he tomado uno de sus interesantes episodios, y sobre él he escrito algunas páginas, que doy al público. Si ellas nada valen bajo el punto de vista literario, sí tienen valor bajo el punto de vista religioso, porque ellas son la ofrenda del alma, cuya fe está intacta, cuya creencia no ha vacilado.
Reciba usted, pues, querido padre mío, esta débil muestra del profundo e inalterable cariño que le profesa su amante hijo,
Francisco
13. Esta dedicatoria no aparece en la segunda edición.
14. Palabra litúrgica que se utiliza en el cristianismo y el judaísmo, con la connotación de «socorro» o «ayuda». En la Biblia cristiana se usó para afirmar el estatus de mesías o salvador de Jesús, a su entrada triunfal en Jerusalén, según los evangelistas Mateo (21:9,15), Marcos (11:9-10) y Juan (12:13).
15. Se refiere a Jesús.