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Prólogo

De niño, cuando tenía seis o siete años, si un adulto me formulaba aquella pregunta tan típica de «¿Qué quieres ser de mayor?», yo no contestaba con un «Quiero ser médico». Yo, con seguridad y convencimiento, afirmaba: «Quiero ser ginecólogo».

Así pues, puedo afirmar que siempre, desde que puedo recordar, he querido dedicarme a esta especialidad médica.

Te preguntarás por qué. Cuando era niño deseaba ser ginecólogo porque no entendía que un hombre y una mujer estuvieran juntos y, nueve meses después, naciera un bebé «completo», una vida perfecta.

Me parecía un absoluto prodigio. A mi parecer, el óvulo y el espermatozoide se juntaban, formaban un «amasijo» de células que hablaban entre ellas, y una célula le decía a las demás: «Yo voy a ser el corazón». Y ellas contestaban: «Pues yo voy a ser el pie», «Y yo, el ojo», «Y yo…». Así, poco a poco, se organizaba la vida en el cuerpo de la mujer.

Me sentía entonces, y me siento hoy, muy atraído por este acontecimiento casi inexplicable. Me sigue fascinando y, como especialista, aún sigue pareciéndome un proceso maravilloso y casi mágico.

Primero, de niño, este tema me despertaba gran curiosidad. Después, como médico, descubrí que me sentía muy a gusto y muy cómodo ayudando a la gente al respecto y trabajando con mis pacientes en el día a día, porque me gusta el contacto diario con las personas.

Cuando mis pacientes vienen a la consulta a hacerse la revisión siempre converso con ellas, de manera que se cree una atmósfera adecuada y que, sin prisas, con confianza, vayamos dejando que aparezcan sus pequeñas —o, a veces, grandes— preocupaciones.

Entonces, cuando mi paciente me explica aquello que la inquieta, le hago preguntas al respecto y la escucho; en la consulta ella es la protagonista, el centro de nuestra atención.

Mi misión, la misión de tu ginecólogo, es escucharte, atenderte, cuidarte, darte opciones, aconsejarte y, por último, acompañarte del mejor modo posible en tus decisiones.

Por supuesto, no lo hago solo. El ser humano es complejo y resulta imposible que un solo profesional de la medicina lo sepa todo. Por eso, es imprescindible especializarse y contar con un equipo sólido formado por profesionales experimentados con el que sea posible prestar atención a todos los aspectos de la mujer.

En mi equipo trabajan expertos en fertilidad, embarazo, suelo pélvico, oncología, tratamiento del dolor… Se trata de una selección de los mejores profesionales cuya prioridad es atenderte y ayudarte en todas las áreas, circunstancias y etapas de la vida.

La mujer está en el centro de nuestro universo y mi sueño, un sueño vivo y constante en el que trabajo a diario, es proporcionar un servicio cada día más completo e integral que comprenda a la mujer en su totalidad y le haga la vida más fácil.

Dr. Francisco Carmona, ginecólogo

Guía práctica de salud femenina

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