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2.1 Vías periféricas
ОглавлениеLa vía venosa de elección para la administración de fármacos o fluidos ante un paciente en situación de PCR sin vía canalizada (es decir, sin vía de acceso al árbol vascular del paciente) va a ser una vía venosa periférica.
Definición
Parada cardiorespiratoria (PCR)
Interrupción brusca, inesperada y potencialmente reversible de la respiración y de la circulación espontáneas.
Definimos las vías venosas de acceso periférico como aquellas vías venosas obtenidas tras la punción de una vena periférica. Por acceso periférico entendemos toda punción venosa realizada en un lugar anatómicamente situado fuera del tórax y del abdomen. Se consideran por tanto como accesos periféricos las siguientes zonas corporales: manos, antebrazos, brazos, pies, piernas y cabeza.
A la hora de canalizar una vía venosa periférica se opta preferentemente por una vena de localización supradiafragmática (ya que, si canalizamos por debajo del diafragma, el fármaco llega con retraso porque el retorno venoso es muy pobre) como es el caso de las venas antecubitales (las más utilizadas) y la vena yugular externa.
Las venas antecubitales (cefálica y basílica) son las vías de elección ante una situación de SVA para canalizar una vía venosa periférica, ya que permiten un acceso venoso rápido y seguro y no requieren la interrupción de las maniobras de RCP mientras se canalizan.
La vena basílica cursa anatómicamente a lo largo de la cara interna de la fosa antecubital, siendo su curso más recto y con menos variabilidad que el de la vena cefálica.
La técnica de canalización de la vía venosa consistirá en la colocación de un torniquete para provocar un estasis venoso y, a continuación, localizar el punto de punción.
Nota
Con el fin de facilitar la canalización de la vía periférica se recomienda la aplicación de un torniquete 5-10 cm por encima de la zona de punción y la utilización de alcohol para la dilatación de las venas.
En aquellos casos en los que las venas no sean palpables ni visibles se canalizará la vena basílica a ciegas tomando como referencia la arteria humeral (unos 2 cm por encima de la fosa antecubital, la vena basílica se halla por dentro de la arteria). La punción se realizará introduciendo la aguja con un ángulo de 45º.
Hacer un torniquete ayuda a encontrar el punto de punción.
La vena yugular externa requiere por el contrario de una mayor experiencia para su canalización y se reserva como alternativa. La vena yugular externa desciende desde el ángulo de la cara hasta la parte central de la clavícula, terminando en la vena subclavia. Drena la sangre que proviene en su mayor parte del cuero cabelludo y de la cara. Se origina por la unión de la vena retromandibular y la auricular posterior.
La punción de la vena yugular externa se realizará con el paciente en posición de Trendelenburg (sobre una mesa en posición de decúbito supino con un ángulo de 45º, quedando la cabeza situada más abajo que la pelvis y las piernas colgando por la parte superior de la mesa), con la cabeza de este girada hacia el lado opuesto de la punción. Se debe puncionar lo más alto posible para evitar que la vena se mueva (se aconseja fijarla entre el pulgar y el índice de la mano libre). La progresión de la guía empleada para canalizar la vía se debe hacer sin forzar para evitar falsas vías o perforaciones.
Posición de Trendelenburg
Sabía que...
La incidencia de la muerte súbita en España es de 26 a 38 casos por 100.000 habitantes y año.
En un paciente en situación de PCR, la llegada del fármaco a la circulación central va a estar retrasada, por lo que una forma de facilitar su llegada a la misma se basa en realizar una inyección rápida de 20 ml de solución salina fisiológica inmediatamente después de la administración del fármaco y la elevación de la extremidad para aprovechar el efecto de la gravedad.
Sabía que...
La causa más común de la muerte súbita es la enfermedad coronaria.
La mayoría de las PCR son de origen cardiaco. La taquicardia y la fibrilación ventricular son responsables del 75% de las muertes súbitas.
Otras causas no cardiológicas de muerte súbita son los accidentes vasculares, neurológicos o pulmonares.
Los fluidos que se recomienda administrar, tanto para el mantenimiento de la vía venosa como para la reposición de volumen, van a ser el suero salino fisiológico o la solución de Ringer. Se debe evitar la administración de soluciones glucosadas (salvo indicación específica de las mismas), ya que la hiperglucemia en situaciones de PCR puede favorecer lesiones neurológicas residuales.
Técnica de punción de la vena antecubital
Como se ha mencionado anteriormente, la vena antecubital es la más usada, por lo que se detallará a continuación la técnica a emplear.
Material necesario
Solución antiséptica (povidona yodada o alcohol al 70%).
Gasas estériles.
Guantes.
Ligadura.
Esparadrapo para fijación.
Catéteres de los números 14-16-18 G.
Jeringas de 5-10 ml.
Sistema de infusión conectado a suero.
Material para acceso venoso periférico
Técnica
Para el empleo de esta técnica deben seguirse los siguientes pasos:
1 Localización de la vena más adecuada para la canalización de la vía venosa.
2 Limpieza de la superficie de la zona de punción con solución antiséptica (povidona yodada o alcohol al 70%), procediendo a extenderla de forma rotatoria desde el centro hacia la periferia.
3 Colocación de torniquete de forma proximal.
4 Fijar el brazo con la mano izquierda, estirar la piel con el dedo pulgar y fijar la vena elegida aplicando presión sobre la parte distal de la misma.
5 Proceder a realizar la punción de la piel con el bisel del trócar hacia arriba, aproximadamente 1 cm por debajo del punto de penetración en la vena.
6 Pinchar la vena y colocar la aguja paralela a la piel.
7 Una vez que se aprecie el retorno venoso, haremos avanzar el catéter a la vez que procedemos a retirar el trócar.
8 Soltar el torniquete.
9 Conectar el sistema de infusión, cubrir con un apósito y fijar la vía.
Complicaciones
Como cualquier otra técnica, la punción de la vena antecubital está expuesta al riesgo de que se produzcan complicaciones, entre las que se pueden destacar las siguientes:
Pérdida de la vía de canalización.
Formación de hematoma.
Extravasación de drogas o fluidos administrados.
Lesión de estructuras locales.
Fragmentación del catéter con posible provocación de embolismo.
Tromboflebitis y celulitis.
Recuerde
La vía venosa de elección para la administración de fármacos o fluidos en situación de PCR sin vía canalizada va a ser una vía venosa periférica supradiafragmática, la vena antecubital (la más utilizada) o la vena yugular externa.