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Introducción

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Este libro nació bajo la sombrilla de una playa, como un compromiso entre docentes críticos y de amistad entre colegas. Por aquél entonces, coincidíamos (José Blas y Paco Riquelme) periódicamente en las Aulas Hospitalarias del Hospital Clínico Universitario “Virgen de la Arrixaca”, de Murcia. Allí compartíamos algunos proyectos de aprendizaje para las aulas que atienden a alumnado en situación de enfermedad. También, en nuestros desayunos comunes, algunos sueños de cambio educativo cimentados en nuestra experiencia en metodologías activas y basados en la persona y el ser humano como centro de todo. A través de esos diálogos surgió el germen de esta obra: conversaciones improvisadas, a salto de mata, en torno a nuestras inquietudes y motivaciones sobre la educación. Un día de un caluroso julio, en una mesa que miraba al mar en la playa de Las Higuericas (Pilar de la Horadada, Alicante) compartiendo un par de cervezas, nos sentimos empujados a la acción.

A ambos nos une un gran aprecio por la educación pues, más allá de ser nuestra profesión, la sabemos factor primordial de transformación y avance tanto personal como colectivo, tanto individual como social. Nos sentimos activistas de la educación, de esa educación que busca la equidad y la inclusión, sin perder la calidad. Compartimos miradas que se entrecruzan desde nuestros micromundos, desde nuestros contextos educativos y sistemas vitales de pertenencia con esa actitud de cuestionamiento práctico, que no se encalla en la queja y que promueve una innovación “sanadora”, una acción renovadora y resiliente. Sanación, renovación y resiliencia generativa sobre concepciones y prácticas que vemos alrededor y que nosotros mismos hemos desarrollado en alguna fase de nuestra profesión docente. Una sanación que nos ha hecho ver que algunas concepciones ya no son eficaces para la educación (formación y construcción personal) de individuos que caminan en el siglo XXI.

Aquellos días en nuestras conversaciones ya no hablábamos solo de innovación sino de transformación, de un urgente replanteamiento de la cultura organizativa y práctica del qué, del cómo y, sobre todo, del para qué de lo que se hace en la escuela (tomada en sentido genérico desde la Educación Infantil hasta la universidad) y de lo que el mundo espera de lo que se hace y se enseña en la escuela. Una renovación y un repensado que buscase e hiciese hincapié en nuevos enfoques y miradas, que apostase por nuevos espacios para nuevas, y no tan nuevas, pedagogías que rescatan paradigmas necesarios en educación y que vienen enriqueciendo la pedagogía universal durante toda la historia de la humanidad.

Esta obra coral nace con vocación de aportar al debate miradas que nos ayuden en el desarrollo de pedagogías que echamos de menos en los ámbitos educativos que conocemos, en los que nos movemos y de los que formamos parte. Nace de la incomodidad y del anhelo. Y del reto de transformar la educación.

Todos los autores y autoras que participamos hace tiempo que decidimos sacudirnos la tibieza en las respuestas que damos a lo que consideramos urgente modificar en las instituciones educativas, llevadas generalmente por la inercia de lo que vimos hacer, de la cultura continuista, pacientemente construida y cimentada, de los reparos hacia los progresos, los cambios y la incertidumbre que estos provocan, que, por otro lado, son la realidad y la normalidad del día a día de la humanidad.

Los 16 autores que hemos construido este libro sabemos que en el diálogo y la interacción está el crecimiento y nos tomamos como ardua tarea compartir este proyecto con todos nuestros amigos, amigas y colegas, que sabemos que también hacen el saludable ejercicio de repensar qué se hace en las aulas cada día y si ello obedece a lo necesario relacionado con nuestro contexto social.

Este libro, como verás, es un proyecto coral que nace para todos los interesados en la educación como canal de crecimiento de ellos mismos, de sus familias, de su alumnado.

Estas 16 voces sobre pedagogía humanista confluyen en el hilo conductor de educar para ser, caminando por la pedagogía de la mirada, de la escucha, de lo esencial, de lo personal, de lo inclusivo y del yo en relación con la construcción con el otro.

15 pedagogías para ser

Este libro es una obra que te invitamos a leer como un interrogante en torno al ser de docentes, padres, sociedad y alumnos en cuanto agentes activos y cocreadores del aprendizaje, que se enriquece a través de las diversas miradas que cada autor y cada autora nos ha regalado con su planteamiento, contribuyendo a una obra global con enfoques que resuenan complementarios.

Así, Francisco Riquelme pone el foco en la importancia de la presencia del docente como metodología definitiva, donde su papel sea cada vez menos el de enseñar y más el de crear marcos que hagan factible el desarrollo de procesos y sinergias que contribuyan a modular estados de conciencia interior, en los cuales cada individuo se desarrolle de manera integral, consciente y libre.

La educación del ser, nos recuerda José María Toro, simplemente es educar lo que somos y traslada el papel del docente a promover posibilidades para que en cada alumno pueda florecer lo mejor de sí mismo.

Un enfoque que enlaza con el planteamiento pedagógico que nos describe José Blas García de la personalización del aprendizaje, diseñar espacios educativos que proporcionen a los aprendices el sentido y el valor de las teorías, conceptos, hechos y procedimientos sobre los que aprende, con el fin de apropiarse de ellos y transitar por la vida con capacidad para la mejora de su mundo.

Enrique Sánchez continúa con una aportación imprescindible en la educación para ser: la perspectiva sistémica, que supone superar el universo de lo concreto y tangible para descubrir lo invisible. Un capítulo donde aparece la perspectiva humanista en el aula, donde las historias vitales, familiares y afectivas son determinantes en la construcción de la persona.

Del yo al nosotros es la reflexión que nos regala José Emilio Linares en su propuesta sobre aprendizaje cooperativo para contribuir a la educación del ser como desarrollo de todas las potencialidades del individuo, al unir desarrollo cognitivo y afectivo, en un contexto que lo posibilite, donde el alumno aprende con otros y encuentra apoyo en ellos.

Anna Forés recoge la estela y se coloca en el epicentro de este libro desde su propia esencia de ser, desde la consciencia del rescate y la construcción que hace de su yo a partir de las personas que lo van acompañando durante toda la vida. Se apoya en la certeza neuroeducadora de que nuestro cerebro es básicamente un cerebro social.

Apoyado también en neurociencia José Luis Redondo nos argumenta desde su experiencia de aula cómo las emociones, creencias y valores influyen en el aprendizaje y cómo son la clave para la educación del ser desde un principio básico: la escuela como lugar y hecho relevante en la vida del alumnado.

Es ese mismo contexto emocional de encuentro, que fluye por todos los capítulos como esencia que se debe producir en las aulas, el que reclama Enrique González desde planteamientos enriquecedores que proporcionan las técnicas de coaching. Un encuentro entre el tú del docente y el yo del alumno (desde la conversación, el diálogo y la apertura) que ofrezca protección a este en el escenario estresado y masificado que presenta la escuela española. Un contexto emocional que se puede educar.

Así nos ayuda a visualizarlo Ana Peinado en un capítulo con el que proporciona propuestas cercanas para el desarrollo en el aula de una educación emocional que debe dejar de estar confinada en el marco de la acción tutorial para adentrarse y expandirse de lleno en las asignaturas.

José Antonio Gabelas y Carmen Marta Lazo colocan la tecnología como elemento para la construcción del ser en un paradigma nuevo que denominan “humanismo digital” y nos advierten de que, regidos por la implacable ley pendular de las teorías pedagógicas, hemos pasado del dominio de la razón y la racionalidad de otros siglos a la era de la neurociencia de estas últimas décadas, transitadas por diferentes técnicas, proyectos y metodología basados en la denominada inteligencia emocional, que en algunos casos ha enfatizado y priorizado el sentirse a gusto, el aprender jugando, sobrevolando el esfuerzo y la memoria. En ese conocimiento, nos invitan a conciliar razón y emoción, a explorar lo que nuestro cerebro lleva milenios practicando: la creación de puentes entre lo racional y lo emocional.

Ana Mangas nos propone unir razón y emoción a partir de la inclusión del pensamiento reflexivo al que nos induce el arte: dibujar para imaginar nuestro mundo y para construir de manera consciente nuestro ser a través de un todo hecho de ideas, de puzle de vivencias, de cadena de secuencias. Sus maravillosas ilustraciones, esquemas y resúmenes son el vivo ejemplo de un discurso que remarca hilo y sentido con y a través de ellas.

Una persona es un ser único e irrepetible y así debe ser educada, como única en su esencia. Este es el discurso inclusivo, contestatario sobre el proceso normalizador, que nos porta Antonio Márquez. La norma que actúa con un peso demoledor y que deja a la persona lejos de convertirse en un ser en sentido pleno, diferente y auténtico.

Por esto, resalta Salvador Rodríguez Ojaos, ha llegado el momento de escoger cuál debe ser el propósito de la escuela, seguir seleccionando y excluyendo o formar e incluir a través de una pedagogía que permita a los docentes aplicar con sentido y funcionalidad cualquier otra metodología en beneficio del ser, de la persona, del individuo…de cada alumno y alumna.

Unas escuelas con valor y valores, con capacidad de transformación, constituidas, como nos propone Viridiana Barban, en ecosistemas vivos donde el pensamiento efectivo constituya la energía que hace que cada niño y cada niña saque el máximo provecho individual y colectivo de sus fortalezas y capacidades.

Un puzle con 15 piezas que nos permiten viajar de las ideas y fundamentos a la praxis, enmarcados en el excelente prólogo de Juan José Vergara por la pedagogía de la escucha como vehículo para aprender a ser, como mirada intencional y permanente para decidir cómo emprender el camino con los otros para situarnos y situarlos frente a la realidad común que habitamos.

Gracias SM por interesaros en este proyecto y gracias, compañeros y compañeras, por vuestra repuesta de amistad a nuestra petición de colaboración.


Educar para ser es plantear que la educación no debe ser solo cuna del conocimiento, sino también de la cultura viva que transforma la sociedad.


José Blas García y Francisco Riquelme.

Educar para ser

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