Читать книгу Hombres mordaces - G. Viedma - Страница 7

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Sin viento

Enciendo la tele y hay silencio.

Pongo la radio y hay silencio.

El transistor, el periódico, no hay

cronistas ni epitafios.

Todo silencio.

Ni en las páginas amarillas veo

nombres, solo líneas que las

recorren enteras.

¿Y las mujeres también se

habrán ido?

No importa, hay silencio.

Pero no del todo, cogí el Colt

y lo usé proyectándolo en mí.

Ahora sí, hay silencio.

Hombres mordaces

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