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Prólogo

La palabra de Dios es poderosa, afirmamos los creyentes sin titubear. Sin embargo, no siempre nos tomamos el tiempo para escucharla, sea por los afanes, por las distracciones o por la excesiva dependencia en toda la información disponible hoy para el estudio bíblico. En medio de esta realidad, este libro de Geoff New viene al rescate de los predicadores que por una u otra razón han extraviado el camino o que apenas empiezan a encontrarlo.

El libro, El arte de la predicación bíblica: vivir, escuchar y narrar las Escrituras, puede clasificarse como «manual» porque contiene instrucciones, ejercicios y tareas. Sin embargo, es más que eso. Pocas veces nos llevan los manuales a la meditación, la oración y la reflexión, como lo hace este. Además, es un libro interesado tanto en la preparación y práctica de la predicación como en la formación y vida espiritual del predicador.

Se destaca en el libro de Geoff New la sensibilidad literaria. Los relatos y las historias bíblicas, por ejemplo, no son para New cosa de niños, como a veces se cree. Hay que aprender a escuchar los relatos para poder predicarlos; no importa que los hayamos escuchado y leído muchas veces. A lo largo del libro, el autor hace honor a lo que promete desde el inicio, ayudar al predicador a «escuchar a Dios mientras estudia las Sagradas Escrituras, al tiempo que prepara su sermón».

El objetivo de escuchar atentamente la Palabra de Dios mantiene al libro en la tradición clásica del cristianismo: que el predicador sea íntegro y fiel a la historia de Dios. Pero New le añade una nueva dimensión, que sea la historia que la gente viva, escuche y narre. Es decir, la labor de la predicación es al mismo tiempo un modelo de cómo vivir, escuchar y narrar la Palabra.

También se destaca en este autor la sensibilidad espiritual a lo cotidiano a partir de la observación y la contemplación. Por medio de esto vemos la vida toda como una historia, la nuestra y la de los demás. Así, New hábilmente muestra cómo la vida del predicador, de las personas con las que tiene relaciones significativas, y lo que ocurre en el mundo, son parte del texto que el predicador lee y del que se nutre para la reflexión, la oración y la predicación.

Para el predicador cuentan también las experiencias tristes y dolorosas de la vida, las cuales no se niegan, no se esconden, no se «solucionan» con versículos bíblicos. El libro ejemplifica de manera magistral cómo adquirir sabiduría y buenas ilustraciones para nuestros sermones narrando historias de la vida actual que ilustran el tema de cómo narrar las historias, cuyo objetivo no es otro que mostrar a Jesús.

Predicarles a predicadores puede ser una tarea compleja, pero New sabe cómo y puede hacerlo porque es predicador, conoce al predicador y lo entiende, sabe que es un ser humano, un creyente. De modo que el autor ha logrado escribir un libro que es por lo menos tres cosas al mismo tiempo: un sermón, instrucción para preparar sermones y sabiduría para la vida cristiana. Para citar un caso, el autor muestra hábilmente el valor de incorporar en un sermón otros textos que dialogan con el texto bíblico del cual vamos a predicar, pero no como producto de una búsqueda en una concordancia, sino como producto de la meditación y la oración.

El libro se articula alrededor de dos prácticas espirituales ampliamente practicadas en el mundo cristiano a lo largo de la historia, la lectio divina y los ejercicios ignacianos, los cuales son explicados de manera práctica y detallada con fines homiléticos. En este punto, la riqueza del libro no se puede subestimar pues afirma la centralidad de la oración en la preparación de un mensaje bíblico y actual.

Es cierto que los relatos hay que imaginárselos para poder comprenderlos, pues están escritos para ser leídos de esa manera. Pero no hay que quedarse allí. Si como lectores logramos meternos en la historia, habremos dado un paso importante hacia la comprensión de su mensaje. Es decir, el libro sugiere que para predicar es necesario convertirnos en mejores lectores, lo cual en este caso significa abandonar la suposición que conocemos los relatos bíblicos para que podamos leerlos como si fuera la primera vez. Escuchar es más que una experiencia auditiva que no se puede hacer a las carreras.

En síntesis, el libro enseña con el ejemplo, de modo que el lector puede ver cómo funciona la propuesta del autor de principio a fin, del libro mismo y de su propuesta para la preparación de un sermón. Tanto el predicador novicio como el experimentado encontrarán en estas páginas inspiración, ideas prácticas y sabiduría para el ejercicio de la predicación. Es decir, el predicador siempre está llamado a crecer.

Finalmente, las preguntas para la reflexión al final de cada capítulo invitan al lector a ir más allá de lo que ha leído y así enriquecer mucho más su experiencia. Los recursos que nos deja este libro representan una vida, la del autor, pero al mismo tiempo nos deja una mina para toda la vida; una mina que no contamina. Por todo esto y mucho más, recomiendo ampliamente este libro.

Dr. Milton A. Acosta

Fundación Universitaria Seminario Bíblico de Colombia

El arte de la predicación bíblica

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