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Capítulo II Rafael ­Barrett: la «cuestión social» «Apóstol» de América

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De la vida de Rafael ­Barrett permanecen aun importantes lagunas; tal vez convenga destacar que pertenecía a una rica familia, hijo de un hombre de negocios inglés, encargado de empresas británicas en España y de ascendencia aristocrática por parte materna; su educación osciló en centros españoles, británicos y franceses. Huérfano a los veinticuatro años, culminó abruptamente su estancia en España debido a un escándalo en la alta sociedad madrileña1.

En los primeros meses de 1903 desembarca en el puerto de Buenos Aires. A pesar de su talento comprobado en el terreno de las matemáticas, las circunstancias lo acercaron a la obra periodística; sus artículos comenzaron a aparecer en diversos medios de prensa porteños como El Tiempo, Ideas, Caras y Caretas; pero es en el diario El Correo Español, de extracción republicana, donde publica la mayor parte de sus escritos en este período. Su contacto con América y con Paraguay fue su «camino de Damasco», según expresión de Roa Bastos; fue allí donde maduró sus ideas y elaboró sus principales textos. «­Barrett se descubrió a sí mismo en el Paraguay», indica Irina Ráfols, al punto de que su identificación con esta tierra fue plena:

«Paraguay y su miseria resuenan en él como un llamado urgente que termina por alejarlo de los círculos privilegiados que frecuentaba y lo empujan al corazón de una historia ajena al punto de hacerla propia. Quizá nadie como ­Barrett sintió en sus entrañas la historia del Paraguay. Quizá nadie fue tan paraguayo como este español».

Como corresponsal del diario «El Tiempo» de Buenos Aires, llega a Paraguay en octubre de 1904 con el propósito de cubrir los sucesos de la guerra civil que estaba teniendo lugar. Se instala en el campamento revolucionario en la ciudad de Villeta, desde donde remite su primer escrito sobre el Paraguay. La revolución liberal triunfa, deponiendo al presidente colorado Juan Antonio Escurra y ­Barrett arriba a Asunción a fines de 1904, ya como miembro de las fuerzas revolucionarias. Bajo esta nueva condición, ocupa un cargo en la Oficina General de Estadística y posteriormente en el Ferrocarril, hasta 1906. Al parecer, discrepancias con los dirigentes de la empresa respecto del trato que brindaban a los trabajadores, precipitaron su renuncia.

El período que comprende desde enero de 1905 (momento en que inicia sus publicaciones regulares en Paraguay), hasta el momento de su partida, en 1910, el país vivió constantemente fuertes convulsiones políticas2. Eran tiempos de «revoluciones», entendiendo por éstas levantamientos encabezados por caudillos y militares; los gobiernos de facto duraban más que los elegidos democráticamente y una alternancia funesta para la estabilidad del país cambiaba a colorados, liberales y radicales en el poder.

Este ambiente de conspiraciones, encarcelamientos, declaraciones de estado de sitio, inexistencia de un Poder judicial independiente, fue denunciado sistemáticamente por ­Barrett, que es encarcelado y luego deportado a Puerto Murtinho y a Corumbá (Brasil). Más tarde se refugiará en Montevideo, donde radicará por tres meses, para luego volver al Paraguay, confinándose en Yabebyry, Misiones. En este lugar denuncia las condiciones de miseria en las que vive la población, permaneciendo allí durante un año.

Muy debilitado por la tuberculosis decide probar un tratamiento innovador en París; fracasado este intento, muere en Arcachón,Francia el 17 de diciembre de 1910 a la edad de treinta y cuatro años.

La vida es un arma

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