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Escrito por el profesor Francesco Antonini Catedrático de Geriatría y Gerontología de la Universidad de Florencia.
“Levántate y anda” es el logos de mi Geriatría. Un hombre sólo es libre si es autónomo y sólo es autónomo si es libre.
Autonomía es poder moverse y no caer, poder ir sin miedo y sin peligro a donde se desee. Una forma de perder el miedo es afianzar la capacidad de moverse con independencia. En la medida en la que alguien es capaz de moverse con autonomía podrá no sólo sobrevivir, sino vivir cultivando sus relaciones con el mundo.
Del movimiento nace el metabolismo y de éste la salud, que se manifiesta como defensa frente a dolencias de toda índole, desde la diabetes al resfriado o a la propia pérdida progresiva de fuerza que conlleva la senilidad. Al igual que ocurriría con un coche, incluso con uno viejo, que siendo cuidadosos en su mantenimiento diario lo tendríamos a punto para arrancar cada mañana, así también un hombre que mantiene en condiciones los tejidos neuromuscular y óseo tendrá siempre a punto el sistema nervioso, mediante la producción hormonal. Esto induce un estado de bienestar generador, a su vez, de un sentimiento de confianza y placer. Es decir, la CENESTESIA (sensación general de la existencia y estado del propio cuerpo, resultante de la síntesis de los diferentes órganos) se manifiesta, en este caso, como una percepción gratificante de nuestro organismo, producida por la secreción de diversas hormonas durante el ejercicio físico. Es algo así como la alegría que experimentan los niños al correr cuesta abajo. Los músculos bien entrenados conservan su tropismo y crecen (pueden hacerlo a cualquier edad si se ejercitan). Así, la actividad muscular gradual y progresiva de un hombre entrenado de noventa años corresponde a la de uno de cincuenta sin entrenamiento. Una persona que mantiene en forma las funciones neuromusculares es una persona joven que contempla el mundo con confianza y conserva la potencialidad de alguien con veinte años menos.
La importancia de este libro no radica únicamente en el énfasis que pone en la actividad física y en la función neuromuscular, con sus correspondientes efectos beneficiosos sobre el metabolismo, la sexualidad y el sistema óseo (téngase en cuenta la osteoporosis) y su contribución al aumento de calor, fuerza y optimismo, sino también en que nos muestra cómo lograr una óptima utilización de la energía.
El Ki Aikido va más allá de la simple actividad física. De hecho, no se trata únicamente de una buena técnica de autodefensa, sino que la unificación de mente y cuerpo, a la que su práctica conduce, garantiza la estabilidad en cualquier situación.
La práctica del Ki Aikido mejora el equilibrio y, por tanto, reduce los riesgos de caídas, algo realmente importante cuando se trata de personas mayores, para quienes una rotura de fémur supone una de las complicaciones más serias y cuyo desenlace es, a menudo, la muerte. Una persona que lleva practicando Ki Aikido desde muy joven (o desde no tan joven) y ejercitándose en instaurar el Punto como centro, manteniendo las piernas muy fuertes y el cuerpo estable, puede evitar las caídas (en las demostraciones de Ki Aikido se observa cómo incluso las personas que no son especialmente fuertes pueden “anclarse” tan firmemente en el suelo que nadie es capaz de alzarlas) lección, pues, ésta fundamental para la consecución de la autonomía y la libertad.
Este libro no solamente es útil para jóvenes y viejos a título personal (todos nosotros tenemos que envejecer), sino que será también una gran ayuda para todos aquellos profesionales que deseen practicar estos ejercicios con personas mayores.
Conozco a Giuseppe Ruglioni desde hace años y valoro sus enseñanzas de Ki Aikido en la escuela de terapeutas rehabilitadores.
Comprendí la importancia que esta experiencia podría tener para la formación de los terapeutas y (pese a las dificultades para obtener fondos) la apoyé en la medida de mis posibilidades, incluyéndola durante algunos años, con notables resultados, en los programas de entrenamiento y práctica de la Escuela de Terapeutas Rehabilitadores.