Читать книгу LANIS. La hechicera pequeña roca - Graciela Kovacic - Страница 9
ОглавлениеParte V
Necesitamos de lo desconocido porque descubrir los misterios, nos ayudan a descubrirnos a nosotros mismos...
Se acerca el Año Nuevo, Eileen coloca con mucha delicadeza en un tronco de madera, las hierbas frescas que acaba de recoger. Las tapa con sumo cuidado con una tela oscura para que no les penetre luz, se asegura de que circule el suficiente aire, y así quedarán durante dos semanas, hasta que se complete el secado total.
Dentro de un frasco coloca hojas secas de abedul y pedacitos de la corteza que trajo del bosque. Las tapa con aceite de almendras y vuelve a echar el resto de las hojas y corteza intercalándolas con el aceite de almendras. Al final observa atentamente que el aceite tenga una pequeña capa por encima de las hojas, y que éstas estén totalmente empapadas. Cierra el frasco de forma segura, lo agita un poco y lo pone en un rincón oscuro boca abajo.
—Madre Tierra, Diosa Luna, Guías de Luz, a vosotros os pido compasión, amor y protección para Lanis. Reuniros conmigo en la bendición de la celebración del próximo Samhain:
“Que la nueva hechicera brille por siempre” – terminada la invocación, Eileen agradece la asistencia recibida y cierra el círculo mágico.
Durante los próximos 30 días, cada noche lo agitará un poco y lo devolverá a su rincón, repitiendo el mismo ritual.
Pasaron dos semanas las hierbas ya deben estar secas.
Las justas proporciones de menta, lavanda, violeta y salvia además de otorgar los beneficios de cada una en particular al hechizo, en conjunto son la magiak de protección más poderosa, alejando y repeliendo la negatividad. A través de ésta el Agua y la Tierra la reconocerán como hija dilecta, regalándole un extra de amor y protección en su día a día.
Eileen corta un círculo de tela blanca, y después en un cuenco de madera coloca las hierbas a las que le agrega un poco canela y jazmín, para sumarle al hechizo prosperidad y abundancia.
Crea un círculo mágico a su alrededor y enciende una vela roja pidiendo a la tierra, la luna, guías y a sus ancestros asistencia y protección.
Aplasta las hierbas con una cuchara de madera, hasta obtener un polvo mágico, que ella llama “Acelerador de deseos”.
Quema un poco de incienso y el resto lo coloca dentro del círculo de tela. Junta los laterales con un nudo. Cierra el círculo antes de salir de su casa.
Solicita permiso a la Madre Tierra para ingresar al bosque, y lo recorre hasta llegar al lago.
Abre la pequeña bolsa y toma un poco del polvo con su mano izquierda y extasiada cierra los ojos mientras ora en voz alta.
—Así como te entrego mi deseo, agua del lago aplaca mi ansiedad y convierte mi deseo en realidad. Que Lanis esté siempre protegida, que nada ni nadie pueda dañarla, que encuentre su camino renaciendo en la luz– abre los ojos y hecha el polvo que tenía en su mano al agua.
Los días se suceden y la luna creciente cada vez más gorda y brillante va anunciando la llegada del Año Nuevo.
Lanis tiene diez meses. Se la ve llena de vida, inquieta, sus ojos mirando con atención cuánto se encuentra a su alrededor. Ya pronuncia a media lengua algunas palabras.
Eileen la ha visitado solo para las fiestas de los solsticios y equinoccios, se siente muy lejos de ese cálido mundo tan poblado de ternura, que Myra creó y comparte con su hija.
Faltan pocos días para la bendición, y con ella su ahijada empezará a recorrer su destino.
Hoy luna llena, los lugareños preparan vino caliente con canela, pintan sus caras, arman altares en sus casas decorándolos con piñas, flores de colores fuertes, bellotas, semillas, velas, reliquias familiares, y talismanes que los conecten con sus ancestros. Limpian el ambiente encendiendo esencias y sahumerios.
Cuelgan muérdago en las puertas de sus casas.
Algunos dividen una hoja en dos, espinas y rosas la llaman. Lo que desean se vaya de sus vidas porque les trajo dolor y las rosas, las cosas que les dieron felicidad y alegría. En el altar leen en voz alta cada rosa a sus ancestros, y con cada rosa comen una semilla para incorporarla en el año que se avecina. Al terminar con la lista de las cosas buenas, dicen:
—Qué este año sólo vea rosas delante de mí.
Hacen lo mismo con cada espina, sólo que en vez de comer la semilla, la colocan dentro de un cuenco vacío el que ofrecen a sus ancestros. Al finalizar dicen:
—Que estas espinas se conviertan en oportunidades. Que mis ancestros me demuestren el camino a la luz, al amor y a la sabiduría. Incluso en los días más oscuros.
Cierran el círculo agradeciendo que los ancestros hayan acudido al encuentro y los despiden marchándolos en paz.
Los chicos ya están recibiendo sus dulces de abedul, los jóvenes están danzando alrededor de las fogatas con sus caras pintadas.
Todo es alegría y esperanza por la buenaventura que seguramente traerá a todos el nuevo año.
Myra se acerca con Lanis llevándola de la mano a la fogata central, hace frío, cubrió a la niña con una capa de piel.
Eileen se acerca a ellas, y todo se vuelve silencio, sólo se escucha el sonido de los troncos quemándose en la fogata. Mira a todos mientras va girando en círculo y les dice:
—Ella es Lanis, la gran hechicera. Mi ahijada. Protegida de la Diosa Luna y la Madre Tierra. La que domina los cuatro elementos y conjura los cuatro puntos cardinales. Su destino: sanadora, astróloga, profeta, maga, bruja del bosque, eternidad.
Lanis mi Protegida. Vino a renacer en la luz.
Entonces toma el frasco con sus dos manos y levantando los brazos lo ofrece a la luz de la luna. Sus rayos parecen quedarse dentro de él.
—Madre Tierra, Diosa Luna, Guías de Luz, reuniros conmigo en la bendición “Que la nueva hechicera brille por siempre”.
Unta la frente de Lanis con el aceite del “Árbol de Luz”, y todos son testigos del milagro...