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CAPÍTULO 1
ОглавлениеSobre Tesis, Tesinas y Trabajos Finales.
Una diversidad de denominaciones para acceder al Título de Grado
Gabriela Iglesias
DE TODO UN POCO
Indagar sobre el trabajo final de un alumno universitario para acceder a su título de grado, implica explorar los alcances que esta producción conlleva, como también de las denominaciones con las cuales diferentes unidades académicas la designan.
Así se mencionan1:
trabajos de orientación propositiva,
trabajas de investigación,
trabajos ensayísticos,
tesis sobre el estado del arte,
tesis teórica,
tesis experimental,
abordaje de una temática o problemática proveniente de la experiencia profesional o de la situación de pasantía,
trabajos de producción profesional tales como materiales educativos,
productos comunicacionales en formato audiovisual y/o electrónico,
tesina con trabajo de campo,
tesina basada en análisis bibliográfico,
y podríamos seguir enunciando…
De este modo, hay universidades donde el requisito para culminar una carrera universitaria es una tesis, en otras se pide una tesis de licenciatura o tesis final de licenciatura, hay carreras que refieren a la elaboración de una tesina, otras prefieren llamarlo trabajo final de integración, también están las que optan por la denominación trabajo final de grado o trabajo final de licenciatura o trabajo final de graduación.
La naturaleza de estos trabajos parece, también, ser distinta a juzgar por los modos de abordaje que sugieren diferentes carreras, facultades y/o universidades. Por ello los objetivos son variados, considerando la especificidad de las carreras y atendiendo a alcances de disímil envergadura, por ejemplo:
Analizar críticamente información.
Proponer soluciones viables a problemas identificados.
Adquirir organizadamente conocimientos acerca de aspectos de la especialidad.
Analizar críticamente y ponderar tanto información como los recursos, métodos, técnicas y/o modelos para llegar a la mejor solución de un problema planteado, Profundizar el estudio de algún tema específico relacionado con la especialidad o con el aprendizaje de las materias que la conforman.
Integrar lo adquirido en la formación durante la carrera y formular una elaboración personal.
Poner en función competencias profesionales y una formación general.2
En fin, una variedad de alcances, objetivos y denominaciones que denotan que nadie tiene la última palabra (ni una única aproximación) para esta cuestión controvertida que convoca a diferentes actores universitarios en el nivel de grado.
Por lo anteriormente expuesto nos proponemos, en este capítulo, compartir algunas consideraciones que permitan establecer diferencias entre lo esperable como producción de un alumno universitario próximo a graduarse (cualquiera sea la denominación que se utilice) y otros productos demandados en el marco de las exigencias académicas de grado. Todo esto estará vinculado a definiciones conceptuales que permitirán sustentar nuestra postura y justificar una “propuesta de acuerdo” que si bien no intenta, de modo alguno, erigirse en opción única, trata de homogeneizar criterios.
HACIA UN PRIMER ACUERDO
Entre las cuestiones que tenemos definidas, está aquella que nos permite decir que para nosotros la denominación adecuada para hacer referencia a la producción que permite acceder a un título universitario de grado es el de trabajo final. De algún modo, la decisión puede sonar arbitraria, trataremos de reducir los márgenes de discrecionalidad. Sostenemos que el concepto trabajo final denota el cierre de un recorrido (una carrera universitaria de grado) y a la vez la elaboración de un producto que sintetiza saberes y competencias adquiridos a lo largo de dicho recorrido. Un punto y aparte para emprender nuevos desafíos académicos y/o profesionales.
¿Por qué no nos referirnos a tesis cuando hablamos de un trabajo de grado? Porque si hay carreras de posgrado que no exigen la elaboración de una tesis para la graduación, pedir este requisito para un título de grado parece un desfasaje.
La Resolución 1168/97 del Ministerio de Cultura y Educación señala, cuando se refiere a las Maestrías, que “La formación incluye la realización de un trabajo, proyecto, obra o tesis de maestría 3 de carácter individual, bajo la supervisión de un director y culmina con la evaluación por un jurado que incluye al menos un miembro externo a la institución”. O sea, ni siquiera para este tipo de carrera de posgrado el criterio es demandar exclusivamente una tesis.
Ahora bien, cuando esa normativa refiere a un doctorado, se menciona que “… los aportes originales estarán expresados en una tesis de doctorado de carácter individual que se realizará bajo la supervisión de un Director de tesis, y culmina con su evaluación por un Jurado…”
Aparentemente se rescata la tradición de que las tesis sean solo para los doctorados (Suárez, 2002).
MONOGRAFÍAS, TRABAJOS FINALES Y TESIS. ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
Resuelta la denominación que optamos para alcanzar la titulación de grado, queda por establecer qué se espera de un trabajo final de grado y cómo se lo puede diferenciar de otras producciones académicas, que en algún caso, no alcanzan a satisfacer las expectativas de un trabajo que sea la culminación de un tramo de la formación académica y/o profesional, y en otros casos exceden dicha formación.
Entre los primeros aparece la monografía. Al hablar de ella, se suele hacer mención a un trabajo de investigación bibliográfica (Menin y Temporetti, 2005) y al tratamiento de un tema específico. Ahora bien, ¿en qué se diferencia un trabajo final de grado de una monografía en tanto y en cuanto aquél también trata y desarrolla un tema específico? Es más, cuando se escribe una tesis doctoral también el autor aborda un tema específico. Entonces el aspecto que discrimina entre una producción académica y otra no es la selección de un tema. Siempre escribimos en torno a algún tema.
Tal vez las pretensiones de una monografía sean de índole “preparatoria” es decir foguean al alumno para la tarea de escribir artículos científicos o para dar los primeros pasos hacia la investigación (Botta, 2002).
Por su parte, Mendicoa propone “La monografía es un trabajo de investigación que trata con bastante profundidad la descripción de un tema genérico, pero no se plantea hipótesis o problemáticas para resolver.” (Mendicoa, 2003, p. 19) Es decir, apunta a una recopilación documental ya sea libros u otras fuentes secundarias, pero no aparece un interrogante que haya que responder y en torno al cual articular los esfuerzos de indagación.
En esta línea podemos citar: “… en una monografía el autor no formula soluciones originales; por el contrario, se limita a seleccionar soluciones preexistentes interesantes. Las soluciones incompatibles pueden ser más de dos; en estos casos queda a criterio el autor cuáles y cuántas expone. Los criterios básicos son la importancia de las soluciones, su impacto en las discusiones actuales, el acceso a fuentes de información para estudiarlas…” (Scarano, 2004, p. 82).
Sin embargo, coexisten aportes que van en otros sentidos. “Están quienes consideran que una de las primeras tareas del trabajo monográfico, una vez elegido el tema, consiste en elaborar hipótesis.” “… se sostiene que más que sostener y comprobar hipótesis la elaboración de la Monografía debe tomar como punto de partida y guía la formulación de problemas y la búsqueda de soluciones a los mismos” (Menin y Temporetti, 2005, pp.74-75). Queda claro que al mencionar el concepto monografía, no todos hablamos de lo mismo.
Ahora bien, la discusión sobre los objetivos de la monografía es menos disidente y converge en la ejercitación del pensamiento crítico y en la estructuración analítica de ideas (Menin, 2005; Scarano, 2004).
Entre las producciones que, a nuestro entender, exceden la formación de grado está la tesis.
“Tesis es un trabajo que cumple con todas las instancias de investigación. Representa un tema para su deliberación, una proposición original que debe ser expuesta y demostrada mediante pruebas y razonamientos lógicos” (Mendicoa, 2003, p. 18).
Mencionamos también la definición que plantea Oscar Ozlak. “Una tesis es un escrito que debería demostrar la capacidad adquirida por quien debe prepararla para desempeñarse en un campo especializado del saber, reflejando en su trabajo claridad conceptual, dominio de los saberes propios de su disciplina, manejo de herramientas metodológicas y técnicas y potencialidad para el descubrimiento o la asociación de conocimientos e información existente de una manera creativa e innovadora” (Suárez, 2002, p. 57).
Por su parte, la ya mencionada Resolución 1168/97, al hacer referencia a lo que se espera de las tesis, explicita que “… deben demostrar destreza en el manejo conceptual y metodológico, correspondiente al estado actual del conocimiento en la o las disciplinas del caso”, además de lograr “… verdaderos aportes originales 4 en un área de conocimiento, cuya universalidad debe procurar, en un marco de nivel de excelencia académica” 5.
De la síntesis de las distintas definiciones de los conceptos monografía y tesis, postulamos que el producto que se demanda para acreditar un título de grado está entre una y la otra.
Es decir, aquello que denominamos trabajo final si bien no necesariamente tiene que plantear hipótesis, sí debe dejar en claro un problema a resolver 6 y si bien se puede prescindir de la exigencia de una proposición original en el sentido de una consideración o aporte nunca antes desarrollado, todo el proceso de elaboración debe estar signado por razonamientos lógicos que den coherencia interna al trabajo.
Existen puntos en común entre lo que la bibliografía demanda de una tesis y lo que nosotros postulamos como pertinente para un trabajo de grado: 1) sistematizar y procesar información y 2) extraer conclusiones que se deriven de los datos.
En síntesis, lo que distingue una monografía de un trabajo final de grado es que éste plantea un problema cuya solución o respuesta debe explicitarse y surgir como una síntesis de los conocimientos y destrezas adquiridos a lo largo de la carrera 7. Por otra parte, lo que distingue una tesis de un trabajo final es la originalidad y la mayor envergadura conceptual y metodológica de aquélla.
Sin embargo, en un trabajo final de grado la originalidad se pone de manifiesto cuando se logra un avance en el estado del conocimiento. Dicho avance puede darse a partir de la caracterización exhaustiva de un caso, de las sugerencias para cambiar un proceso de gestión, de la propuesta de un negocio, de la implementación de una estrategia que mejore condiciones de producción. En este sentido, el aporte original no debe considerarse sólo en su aspecto teórico – conceptual sino como una respuesta superadora a los saberes ya existentes en términos de su aplicabilidad empírica.
EL “TRABAJO FINAL DE GRADO”, ¿DE QUÉ SE TRATA?
Son numerosas las carreras de distintas facultades y universidades que exigen una producción final para otorgar el título de graduación.
Esta decisión no es arbitraria. En el caso de carreras tradicionales con corte netamente académico, está clara la necesidad de formar investigadores y ese trabajo significa el comienzo de un largo recorrido. Cuando se trata de carreras de corte profesional, la exigencia se inscribe en la necesidad de formar universitarios con un pensamiento que permita la indagación además de lograr competencias profesionales estandarizadas.
“La inclusión de la investigación en la formación de profesionales parece ser cada vez más necesaria en un tiempo en el que se produce un gran avance en el terreno de la construcción de conocimiento científico y tecnológico […] Por lo tanto formar profesionales hoy implica formar gente que sea capaz de pensar los problemas de una manera nueva, de estructurar nuevas concepciones acerca de lo que es la ciencia y la tecnología y de los rasgos que asume el saber en cada una de las disciplinas” (Suárez, 2002, p. 30).
Concretamente, un trabajo final puede dar la posibilidad de aprender a partir de la construcción y no solo mediante la repetición de conocimientos. Es más, podemos pensar el trabajo final de grado como una primera instancia hacia la posibilidad de integrar futuros conocimientos.
La elaboración de un trabajo final implica una serie de pasos, a saber: diseño, elaboración y evaluación8. En este capítulo desarrollaremos brevemente los dos primeros.
El diseño implica pensar en una estrategia de indagación que también suele denominarse proyecto 9. Dicha estrategia permitirá explicitar i) el problema que se abordará en el trabajo final, ii) los objetivos que se deberán alcanzar para dar respuesta al problema y iii) la metodología y técnicas empleadas para hacerlo. Esta “hoja de ruta” guiará el resto del proceso, incluso la aprobación o desaprobación del trabajo, porque en la medida en que el diseño se ajuste a las condiciones de viabilidad y coherencia interna, el resultado será satisfactorio, de lo contrario el camino a recorrer será más incierto.
Por su parte, la elaboración del trabajo final estará signada por el tipo de estudio o producción que se elija. En algunos casos redundará en una solución a un problema real, o en una propuesta de acción, o en un plan de negocios, o en una caracterización que permita una mejor apropiación de un recorte de la realidad social, empresarial u organizacional.
Más allá del tipo de trabajo final que se realice, éste siempre debe explicitar 1) los principios de la disciplina y 2) dar cuenta de las técnicas que se emplearon para producir conocimiento útil, que sirva para la toma de decisiones, por ejemplo.
En la elaboración del trabajo final no hay que confundir la instancia de investigación con los modos de exposición de los resultados que surgen a partir de la indagación. Es decir, todo trabajo final que aporte al conocimiento tendrá que exponer los resultados de un modo particular. Ahí entran a tallar los distintos géneros discursivos 10. Para ello no puede dejarse de lado al interlocutor. Utilizando los datos construidos a partir del proceso de descubrimiento, no es lo mismo escribir un artículo para difundir resultados en la revista que acompaña al diario de los domingos, que publicar un libro destinado a la comunidad científica, o un texto para legos.
Sobre esta cuestión también tenemos alguna postura tomada.
¿Por qué un trabajo final de grado no tiene que exponerse bajo el género de ensayo? “El ensayo es más flexible, más abierto, más libre” (Menin y Temporetti, 2005, p. 61).
Esas licencias pueden tomarse cuando los recorridos conceptuales y profesionales permiten hacer especulaciones aunque no haya referencias a antecedentes científicos. Puede resultar más complejo para un alumno de grado expresar conocimientos técnicos, profesionales o académicos en un formato que no es el más común en la formación universitaria tradicional con impronta positivista. Como plantea Menin (2005) el ensayo tiene carta de ciudadanía en el campo literario y muy poco se habla de ensayos científicos. Entonces, “traducir” un producto construido a partir de la necesidad de dar respuesta a un interrogante y/o de resolver un problema específico, al lenguaje ensayístico puede abrir nuevas dificultades a una tarea que de por sí impone diversos desafíos, como es escribir un trabajo final. Esto no significa que se deje de lado la forma dialógica que se presta para la interpretación, sin embargo, todo lo que se exprese de este modo tiene que remitir a información debidamente referenciada.
El ensayo puede permitir una gama de interpretaciones del texto, lo cual es sumamente interesante y desafiante tanto para el lector bien predispuesto como para el autor con intención de expresar sus ideas con capacidad literaria. Sin embargo, sostenemos que en un trabajo final, básicamente para facilitar el modo de exposición, toda interpretación tiene que justificarse a partir de cuestiones sintácticas, contextuales y conceptuales (Menin y Temporetti, 2005). Para ello el lenguaje técnico aparece facilitando la tarea del alumno y, eventualmente, la del evaluador que restringe su margen de discrecionalidad.
No sostenemos que haya una única manera de producir y de dar a conocer conocimiento, sólo que nuestra experiencia docente nos indica que para un alumno de grado, sobre todo aquellos provenientes de carreras técnicas y de corte profesionalista con poca experiencia en la escritura de “papers” e informes 11, un estilo “estandarizado” que siga la lógica interna de un informe científico hará más sencilla la tarea de escribir el trabajo final.
Nuestra postura no plantea que esta forma de exponer resultados redunde en mayor objetividad, tema que no trataremos en este trabajo. Sólo aporta una sugerencia para evitar que el trabajo final de grado se convierta en una sucesión de opiniones, declaraciones de principios o valoraciones, todas pertinentes siempre y cuando puedan sustentarse en la construcción de conocimiento previo que las justifique y que dé cuenta de la diferencia entre el sentido común y el conocimiento producido a partir de reflexiones lógicas, coherentes y articuladas con la realidad.
Entonces, cuando pensamos en escribir el trabajo final, es decir cuando llegamos a la instancia de la exposición, no podemos dejar de lado que el interlocutor será un grupo de evaluadores 12: 1) docentes –académicos o docentes– profesionales y 2) la comunidad académica, puesto que estas producciones quedan en las bibliotecas de las universidades donde se realizan. Para ellos, sobre todo entendiendo que el trabajo final es otra instancia dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje, habrá que argumentar, fundamentar, alcanzar objetivos previamente establecidos, conceptuar y concluir de manera coherente según haya sido el análisis y los procesos de construcción de conocimiento.
Así, un trabajo final tiene que redundar en un modo de exponer resultados. Así como el diseño es una instancia necesaria para plantear la estrategia que se llevará a cabo a lo largo del proceso, el informe constituye el momento indispensable para la transmisión de resultados, sean ellos provenientes de un trabajo de investigación, de una propuesta de intervención, de una investigación de mercado, de un plan de negocios, de una auditoría de medios, de una investigación publicitaria, etc.
En cuanto a la extensión de un trabajo final, parafraseando a Phillips (2000) decimos que éste no debe ser más extenso de lo necesario: informar qué se ha hecho, porqué se lo hizo y las conclusiones extraídas. “A menudo se dice que se ha escrito mucho para ocultar lo poco que se ha logrado” (p.85).
¿QUÉ ES EL CONOCIMIENTO Y CÓMO SE LO PLASMA? SÓLO SÉ QUE NADA SÉ
Hasta aquí hemos sostenido que el trabajo final de grado tiene que aportar al conocimiento y brindar respuesta a algún problema claramente definido.
Ahora bien, ¿qué implica “conocer”?
Siguiendo a la Real Academia Española, esta acción tiende a 1) averiguar la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas, 2) entender, 3) distinguir, es decir, entender un objeto o situación como distinto de otro.
Entonces un trabajo final de grado, en la medida que satisfaga alguna de estas acciones estará contribuyendo al conocimiento científico o profesional, a partir de un “corpus” coherente y sistemático sobre algún sujeto, objeto, institución, organización de la vida natural, social, económica, cultural. Todo aporte para la mejor apropiación de la realidad (en cualquiera de sus dimensiones) es considerada conocimiento.
Es decir, aportar al conocimiento es reducir la brecha entre lo deseable y lo que es, por eso la solución a un problema es considerado un aporte.
De todos modos, hay que considerar que no todas las disciplinas plantean el mismo tipo de interrogantes, ni la posibilidad de producciones similares, como tampoco la utilización de las mismas herramientas técnicas y metodológicas ni demandan iguales destrezas ni enfoques conceptuales. Entonces, el aspecto que resignifica la importancia de un trabajo final de grado como punto de llegada de la formación académica y profesional es la posibilidad de elaborar conocimiento a partir de la especificidad que cada carrera imprime a sus egresados. Por ello, el trabajo final debería permitir la titulación de grado a través de distintas modalidades de producción de conocimiento.
EL TRABAJO FINAL Y SUS DIVERSAS MODALIDADES
De este modo llegamos a concluir que el trabajo final de grado debe “encarnar” los conocimientos conceptuales, técnicos y metodológicos como así también las destrezas y habilidades que se aprehendieron a lo largo de la formación universitaria y que se deben condecir con aquello que demanda el mercado de trabajo, tanto al profesional como al académico, puesto que uno y el otro saldrán a disputar espacios a partir de su capacidad de dar nuevas respuestas, es decir, de construir conocimiento.
Por ello, las diferentes carreras de grado tienen que plantear modalidades alternativas de producción para que el graduando ponga de manifiesto las herramientas específicas que adquirió y que tendrá que poner a jugar en su desenvolvimiento académico y/o profesional.
Cada modalidad de trabajo final, entonces, tiene que contemplar la consecución de un producto que sintetice aspectos primordiales del perfil de graduado que cada Universidad pretende formar, respetando los intereses de los alumnos y sus prioridades académicas y profesionales.
EN SÍNTESIS
A partir de lo expresado en este capítulo, un trabajo final para acceder a la titulación de grado debe:
1) • Plantear un problema y su posible solución, o
• una pregunta cuya respuesta contribuya al conocimiento,
• una propuesta de acción a partir de un diagnóstico, o
• la elaboración de un producto (estético, tecnológico, metodológico, cultural) que pueda
aplicarse en un contexto real.
2) Articularse lógicamente.
3) Evitar abordajes panorámicos.
4) Circunscribirse a un objeto concreto y abordable a partir de los conocimientos que ha adquirido el alumno a lo largo de la Carrera de grado y según su perfil profesional.
5) Privilegiar la observación empírica sin despojarla de los encuadres conceptuales.
6) Llevar a cabo una indagación con objetivos de alcance académico y/o profesional.
BIBLIOGRAFÍA
Becker Howard, S. (2011). Manual de escritura para científicos sociales. Buenos Aires: Siglo XXI.
Botta, M. (2002). Tesis, monografías e informes. Buenos Aires: Biblos.
Cubo de Severino, L. (2012). Escribir una tesis. Manual de estrategias de producción. Córdoba: Comunic-arte.
Koval, S. (2011). Manual para la elaboración de trabajos académicos. Investigar y redactar en el ámbito universitario. Buenos Aires: Temas.
Mendicoa, G. (2003). Sobre tesis y tesistas. Buenos Aires: Espacio.
Menin, O. y Temporetti, F. (2005). Reflexiones acerca de la escritura científica. Rosario: Homo Sapiens.
Pampillo, G.; Aren F. B.; Klein, I.; Méndez, A.; Verdino, T. (2010). Escribir. Antes yo no sabía que sabía. Buenos Aires: Prometeo.
Phillips, E. M. y Pugh, Derek S. (2000). Cómo obtener un doctorado. Manual para estudiantes y tutores. Madrid: Gedisa Editorial (Biblioteca Educación, Herramientas Universitarias).
Romano Yalour, M. y Tobar, F. (1998). ¿Cómo hacer tesis y monografías sobre políticas, servicios y sistemas de salud? Buenos Aires: Ediciones ISALUD.
Suárez, F. (Comp.). (2002). Tesis en Maestría y Doctorado en Saber Administrativo. Buenos Aires: Ediciones Cooperativas.
Witker, J. (1986). Cómo elaborar una Tesis en Derecho. Madrid Editorial: Civitas.
NOTAS
1. Se llevó a cabo un relevamiento no exhaustivo pero que incluyó a una diversidad de universidades públicas y privadas de Argentina. Agradecemos al Lic. Pablo Stropparo por su colaboración en esta búsqueda y en la sistematización de la información.
2. Esta enumeración proviene de los Reglamentos de Tesis, Tesinas o Trabajos Finales consultados a partir de las páginas institucionales de diferentes universidades nacionales públicas y privadas.
3. El subrayado es nuestro.
4. “Una caracterización bastante aceptada de tesis doctoral es que tiene que ser una contribución original al conocimiento científico” (Suárez, 2002, p. 137).
5. Resolución 1168/97 del Ministerio de Cultura y Educación. Anexo. Punto 1. Carreras de Posgrado.
6. Sostenemos que el problema que se plantee el graduando sea de índole empírica para evitar caer en una monografía, riesgo no poco común entre alumnos de grado cuando tratan de abordar un problema de envergadura teórica.
7. Una monografía puede escribirla un alumno que está cursando sus primeras materias universitarias.
8. Sobre esta última ver Capítulo 2.
9. Si bien los conceptos diseño y proyecto en el marco de un proceso de investigación no son sinónimos, no abundaremos aquí en sus diferencias.
10. Ver capítulo 3.
11. “En la cultura científica anglosajona se denomina papers a los avances de información (casi borradores) sobre la investigación en curso… El Informe a diferencia del paper debe tener el rigor de un documento con cierto carácter de concluido, destinado a la discusión pública y a su posterior publicación” (Menin y Temporetti, 2005, p. 58-59).
12. “… hay que insistir en aquello de la tesis no es una novela. Ni siquiera un cuento de formato clásico. Tampoco es la bella narración de un fenómeno dado. Es algo más complejo, sujeto a exigencias tanto formales cuanto sustanciales. Es cierto también que esas exigencias o requisitos no son fijos ni inmutables” (Menin y Temporetti, 2005, p. 30). Las consideraciones que hace esta autora respecto de una Tesis, podemos aplicarlas también a la redacción de un trabajo final de grado.