Читать книгу Las Inmortalidades - Guido Pagliarino - Страница 6
ОглавлениеOtto Bauer, quincuagenario catedrático de AstrofÃsica Posteinsteiniana en la Universidad Libre de BerlÃn (Freie Universität Berlin antes del triunfo de la lengua anglomundial y la desaparición de las lenguas nacionales), además de director del Ente de Investigación de la Vida Extraterrestre estaba a punto de acabar su lección:
â⦠y como ya sabéis por mi colega de TeorÃa de la Investigación y es aceptado comúnmente desde hace más quinientos años, ya en el siglo XX el filósofo de la ciencia Karl Raimund Popper habÃa establecido que toda teorÃa, para poder definirse como cientÃfica, debÃa poder ser falsada. AsÃ, por ejemplo, el psicoanálisis era filosófico pero no cientÃfico, porque el concepto de inconsciente, por definición, no es experimental y por tanto no se puede falsar cientÃficamente. Por el contrario, la hipótesis cosmológica geocéntrica era indudablemente cientÃfica, porque habÃa podido falsarse con certeza por Isaac Newton. A su vez, la teorÃa newtoniana era cientÃfica porque se reducÃa a un simple caso particular de la más amplia teorÃa einsteiniana y también esta última era cientÃfica en cuanto, y esto es lo que nos interesa en definitiva, fue refutada parcialmente por el Grupo Post-einsteniano de la Universidad de TurÃn, que, gracias al descubrimiento de las ondas ultrafotónicas, demostró en 2515, hace exactamente dos años, la posibilidad de superar, en teorÃa infinitamente, la velocidad de la luz. Y es también sobre la base de este descubrimiento de que gracias a las ondas ultrafotónicas acortamos enormemente los tiempos de las comunicaciones interestelares como espero poder contactar finalmente con una civilización alienÃgena.
Sonó el timbre de fin de la clase.
âNos vemos el próximo dÃa âhabÃa dicho el prof a modo de despedida y levantándose se habÃa dirigido a grandes pasos a su estudio.
Durante casi toda la hora habÃa estado nervioso porque, poco después de empezar la lección, su ayudante principal le habÃa advertido que habÃa llegado un mensaje de la Comisión de Financiación: casi seguro que era la decisión que esperaba desde hacÃa meses.
â¡Maldita sea!
Se habÃa oÃdo al docente en toda la planta:
â¡Burros fanáticos! ¡Esas ratas de sacristÃa, esos psÃquicos subdesarrollados creen que pueden mandar al diablo nuestra investigación! âBauer, cuyo rostro hacÃa un momento estaba completamente encarnado por la excitación, habÃa empalidecido después de acabar de leer el breve mensaje, luego se quedó sin palabras durante unos segundos, con la perilla leonada que le temblaba sobre el agudo mentón, y finalmente habÃa explotado. Le resultaban inconcebibles tanto la repuesta como la motivación: ¡además con letras mayúsculas, como para ofenderle!