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Prólogo

La investigación como eje esencial para la formación de profesionales lasallistas

El profundo lenguaje de la vida nos enseña que la

educación es un proceso transformador que adquiere

sentido cuando contribuye a la construcción de

nuevos mundos y mejores seres humanos.

La palabra griega areté se traduce ordinariamente como “virtud”, pero este término no contiene su significado original. Para los griegos tenía un alcance que no coincide con el de virtud en el sentido de honradez, templanza o santidad. En la areté griega había una connotación de pericia y calidad que aún subsiste en una de las acepciones de la palabra virtuoso. Se aplicaba a las profesiones y oficios, haciendo referencia al desempeño óptimo de sus funciones propias. Era, si se quiere, un concepto relativo. Después su significado se hizo extensivo a la areté del ciudadano en general y hasta del ser humano como tal. Se le buscó un significado absoluto y se incorporó a la idea platónica de bien.

Pero la areté tenía originalmente un sentido más concreto y particular que acentuaba su significado práctico y por ende su aplicación inmediata. Se hablaba por eso de la areté de los atletas, de los artesanos, de los políticos, de los militares y hasta de la areté de los pedagogos.

En la línea de la areté como desempeño óptimo de las funciones, la Universidad de La Salle, a través de la Vicerrectoría Académica, viene promoviendo una serie de procesos de formación y sistematización de experiencias pedagógicas que han posibilitado no solo la reflexión sobre el hacer del docente, sino también sobre la incidencia que sus acciones tienen en la formación de profesionales comprometidos con la transformación positiva de las condiciones de vida de las personas y las comunidades.

Desde la anterior perspectiva, se vienen propiciando espacios de diálogo experiencial en torno a las prácticas que los docentes vienen implementando en el aula de clase, con el fin de cualificar la formación de sus profesionales, en coherencia con el papel que debe cumplir la Universidad en la actualidad, y de reconocer la naturaleza cambiante de los saberes y la necesidad de revisar y enriquecer constantemente sus enfoques académicos, pedagógicos e investigativos.

En consecuencia, se han organizado dos simposios de experiencias pedagógicas que han permitido compartir no solo experiencias exitosas, en términos didácticos, sino también experiencias humanas que contribuyen a entender que la educación trasciende lo meramente teórico, para adentrarse en las problemáticas humanas y sociales, y en este sentido, particularmente en este libro, se puede encontrar una apuesta de los docentes por promover la investigación formativa como centro de sus acciones pedagógicas y núcleo de la formación de sus estudiantes.

Entendemos por investigación formativa aquella en la que los estudiantes desarrollan habilidades para investigar y articular estos productos en la interacción social. Lo social debe ser un componente que se encuentre explicitado y evidenciado en los currículos. La investigación formativa crea espacios para las prácticas, familiariza con métodos y técnicas, sirve de laboratorio, de ensayo y experimentación para promover a aquellos docentes y estudiantes que se dedicarán a la investigación e integrarán los grupos de investigación (Restrepo, 1999).

Una segunda acepción del término investigación formativa es la de “formar” en la investigación y para esta, a través de actividades que no hacen parte necesariamente de un proyecto concreto de investigación. Su intención es familiarizar con la investigación, con su naturaleza como búsqueda, con sus fases y funcionamiento. Este es el concepto que asume el Consejo Nacional de Acreditación en sus publicaciones sobre evaluación y acreditación (CNA, 1998).

La investigación se aprende fundamentalmente a través del trabajo que realizan los estudiantes, motivados y orientados por un maestro-investigador consciente de lo que esta implica como espacio de aprendizaje y que promueve acercamientos con la realidad experiencial y práctica a través de procesos de observación, análisis, sistematización y transformación de problemáticas sentidas por las comunidades. Además, este maestro-investigador está en capacidad de establecer la conexión entre dichas problemáticas y lo que las diferentes profesiones aportan al desarrollo o estancamiento de la calidad de vida de las comunidades.

Desde los postulados anteriores, es interesante ver cómo en esta compilación de experiencias docentes confluyen profesiones como la optometría, el trabajo social, la filosofía, la ingeniería, la medicina veterinaria y las finanzas, unidas por un fin común: hacer de los estudiantes profesionales comprometidos con la transformación positiva de sus comunidades desde la comprensión de las implicaciones que su profesión tiene en el desarrollo del mundo.

Es importante además encontrar que, independientemente de sus profesiones, experiencias, alcances investigativos y producciones intelectuales, los docentes lasallistas sienten un profundo compromiso con la formación integral y la conformación de un pensamiento crítico que desde el trabajo cooperativo, por proyectos y por estudios de casos, entre otros, permita al estudiante interactuar con la realidad y proponer ideas novedosas para la solución de problemáticas específicas.

Por otra parte, y desde la perspectiva del docente, sin hacerse explícito, se nota una apuesta por hacer de la práctica pedagógica un espacio de investigación-acción:

La expresión investigación acción educativa se utiliza para describir una familia de actividades que realiza el profesorado en sus propias aulas con fines tales como: el desarrollo curricular, su autodesarrollo profesional, la mejora de los programas educativos, los sistemas de planificación o la política de desarrollo. Estas actividades tienen en común la identificación de estrategias de acción que son implementadas y más tarde sometidas a observación, reflexión y cambio (Latorre, 2007).

Asimismo, la investigación-acción es el proceso de evaluación de un producto a través del cual se determinan y valoran las consecuencias deseables e indeseables de una acción propuesta por el docente con el fin de promover el logro de metas que han sido aceptadas, formuladas y conceptualizadas por su valor intrínseco. En efecto, esta estrategia investigativa exige una actitud abierta del docente frente a la experiencia de investigar enseñando y de enseñar investigando, por cuanto le permite identificar las causas y razones de los aciertos y fracasos de su didáctica y descubrir los principios teóricos y prácticos que subyacen a ella.

Finalmente, creo que al leer estas experiencias, el lector encontrará que más allá de las acciones pedagógicas que aquí se presentan, lo más valioso de este texto es el compromiso sentido de docentes que día a día crean, innovan, planean y se comprometen con el reto de formar a las nuevas generaciones, pues como afirma William Ospina:

Los gobiernos suelen confiar a los guerreros la misión de salvar a sus pueblos. “Salve usted la patria”, le dicen a un hombre a caballo que tiene una lanza en la mano, y que tiene el deber heroico de desbaratar a grupos feroces de enemigos armados. Hoy, la situación de Colombia es otra. Es el maestro el que tiene el deber y la posibilidad de salvar a la sociedad. Pero ¿quién es el maestro? No necesariamente alguien que tiene esa profesión y a quien se le paga por enseñar: yo creo que en todos nosotros tiene que haber un maestro, así como en todos tiene que haber un alumno. Es tanto lo que hay por aprender que nadie puede darse el lujo de ser solamente el que enseña y nadie puede darse el lujo de ser solamente el que aprende. Estamos en tiempos difíciles, estamos en tiempos sombríos, por eso tampoco podemos darnos el lujo de pensar que sólo hay unos sitios especializados llamados escuelas donde se enseña y se aprende. El país entero es la escuela, el mundo entero es la escuela, y un buen maestro debe ayudarnos a aprender también las lecciones que nos dan los ríos cuando se desbordan, las selvas cuando son taladas, la industria cuando no tiene conciencia de sus responsabilidades, los políticos cuando en lugar de cumplir con su noble misión de administrar los recursos públicos para el beneficio común, se abandonan a la corrupción y al egoísmo.


Carmen Amalia Camacho

Directora del Doctorado en Educación y Sociedad

Universidad de La Salle

Referencias

Latorre, A. (2007). La investigación-acción. Barcelona: Graó.

Ospina, W. (2012). Carta el maestro desconocido. Recuperado de http://institutomerani.edu.co/publicaciones/docs-pdf/director/CARTA-AL-MAESTRO-DESCONOCIDO.pdf

Restrepo, B. (1999). Conceptos y aplicaciones de la investigación formativa y criterios para evaluar la investigación científica en sentido estricto. Recuperado de: desarrollout.edu.co/Tolima/hemersoft/portal/home-1/reclarc-6674.pdf

Investigación y problematización

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