Читать книгу Antología: Escritores africanos contemporáneos - Helon Habila - Страница 6
ОглавлениеIntroducción
África, cuna de la humanidad. África, el continente negro. Los latinoamericanos contamos con tan pocas ficciones provenientes de esa porción del planeta, más allá del cliché de las jirafas contra un sol rojo en la inmensa sabana, que se nos hace difícil forjarnos imágenes mentales de la realidad y la individualidad de sus más de mil millones de habitantes y sus cincuenta y cuatro países. Y esta visión de África como un todo homogéneo y estereotipado nos lleva, en el mejor de los casos, a la indiferencia. Como la escritora Chimamanda Adichie expresó durante una charla pública:
Siempre he pensado que es imposible compenetrarse con un lugar o una persona sin entender todas las historias de ese lugar o esa persona. La consecuencia de la historia única es esta: roba la dignidad de los pueblos, dificulta el reconocimiento de nuestra igualdad humana, enfatiza nuestras diferencias en vez de nuestras similitudes.
Ciertamente, hay experiencias de peso que atraviesan por igual a la mayoría de los países africanos. Una etapa precolonial, con sus formas sociales, sus estructuras familiares, sus creencias y sus dioses, sus relatos orales. Luego, los colonizadores: ingleses, franceses, holandeses, portugueses, españoles, italianos, belgas, alemanes; un período de opresión, lucha, imposiciones, conflictos culturales y resistencia. Las antiguas fronteras tribales se vieron borradas bajo el trazo de divisiones políticas artificiales, y la convivencia forzada encendió muchas veces la mecha de cruentas guerras civiles. Y por último, la etapa postcolonial, una primavera esperanzadora que generalmente derivó en pesadilla –dictaduras, corrupción, persecución política, prisión, muerte, diáspora– pero también despertó una enorme energía y una imperiosa necesidad de contar, de escribir sobre los valores de los ancestros y los que aportaron los colonizadores, sobre el exilio, la belleza de los paisajes, la turbulencia de las ciudades, los futuros posibles. Han pasado menos de sesenta años desde que la mayoría de los países africanos logró su independencia: se vive aún la urgencia de darle sentido al pasado y forma al futuro a través de la ficción literaria.
Este libro inaugura la serie africana de Empatía con relatos de once autores. De ellos, tres son nigerianos: Chika Unigwe, Helon Habila y E. C. Osondu. Nigeria es el país más poblado de África y fue colonia británica hasta el año 1960. Los igbos, el grupo étnico mayoritario en la región oriental, declararon su independencia del resto de Nigeria en 1967 e instauraron la República de Biafra. Los estados del Norte llevaron a cabo un ataque sistemático contra los separatistas y un bloqueo total de la zona. Unos treinta mil igbos perdieron la vida en estos enfrentamientos, que constituyen uno de los hechos más ampliamente difundidos de la historia moderna del país y uno de los más reflejados en su literatura. Varios gobiernos dictatoriales se sucedieron, como el del General Sani Abacha, quien gobernó entre 1993 y 1998. Durante su régimen se produjeron innumerables violaciones a los derechos humanos, entre ellos, el ahorcamiento del activista y escritor Ken Saro-Wiwa, perteneciente a la etnia ogoni, luego de que hubiera denunciado la connivencia del gobierno con la empresa Shell.
Mientras que el relato de E. C. Osondu se centra en un episodio de la infancia del protagonista, que presencia el fusilamiento de un renombrado bandido en la playa Bar Beach de Lagos, los relatos de Unigwe y Habila exponen, cada uno a su manera, un tema recurrente en la literatura africana: la emigración y sus consecuencias.
Sudáfrica ha dado muchos escritores notables, incluyendo dos premios Nobel. En esta selección presentamos relatos de Cat Hellisen, Siphiwo Mahala y Mandla Langa. La historia de Mahala transcurre en Sophiatown, un suburbio negro de Johannesburgo destruido y reconstruido luego de que la mayoría de sus habitantes fuera reubicada en Soweto por efecto de la Ley de Reubicación de Nativos durante el apartheid. Por otro lado, Mahala “conversa” con el relato “El traje” (“The Suit”), publicado por Can Themba en 1963.
En el cuento de Mandla Langa se alternan un presente postapartheid que aún no encuentra su forma definitiva, y la memoria de una infancia teñida por la segregación racial. La mención a Soweto aparece también en este texto, con el recuerdo de la masacre de 1976, en la que cientos de niños y jóvenes negros fueron asesinados durante una manifestación estudiantil en contra de la imposición en las escuelas del afrikáans, idioma solo hablado entonces por una minoría blanca.
Finalmente, Cat Hellisen incursiona en el relato fantástico ubicándose en esa zona límite entre un contexto reconocible y familiar y lo extraño, con una voz peculiar que sorprende y atrapa.
De Uganda presentamos un cuento de Doreen Baingana, en el que un hombre musulmán convertido al cristianismo quiere enseñar una lección a su pequeña hija, narradora de la historia. Uganda era antiguamente el Reino de Buganda, y se independizó del Reino Unido en 1962. Un poco más del ochenta por ciento de su población es cristiana, entre católicos y protestantes, y un doce por ciento, musulmana.
De la keniata Lily Mabura se incluye un relato donde la mitología y la cultura tribal se entrelazan con los duros momentos históricos del país durante la colonización, como el campo de concentración de Hola, uno de los tantos que los británicos establecieron en el territorio. Kenia obtuvo su independencia del Reino Unido en 1963. Las primeras elecciones libres y democráticas tuvieron lugar en el año 2002.
Kenia es también el país de origen de Binyavanga Wainaina, un autor que saltó a la popularidad con la publicación en la revista Granta de su artículo “How to write about Africa”, en el cual satiriza todos los lugares comunes asociados al continente africano en la literatura. En el relato que inicia esta antología, Wainaina aborda la dificultad de las elecciones personales, sobre todo en relación a las expectativas familiares.
Patrice Nganang, oriundo de Camerún, narra la historia de un hombre negro en la Alemania de 1903. Camerún fue colonia del Imperio alemán hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial, para luego ser dividida entre el Imperio francés y el británico. La mala relación entre la mayoría francófona y la minoría anglófona se mantiene hasta el día de hoy, varios años después de lograda su independencia.
Por último, Abdourahman Waberi, de Yibuti, nos envuelve en una historia surreal y poética que elabora en clave simbólica la realidad bajo el dictador somalí Mohamed Siad Barre, quien gobernó Somalia entre 1969 y 1991. Yibuti es una pequeña nación de casi ochocientos mil habitantes, entre los cuales los somalíes y el pueblo afar son los grupos étnicos más numerosos. Obtuvo su independencia de Francia en 1977.
Queremos agradecer a todos los autores, que han recibido con entusiasmo y excelente disposición este proyecto, y a la generosidad con que han compartido no solo sus relatos, sino también sus consejos.
Esperamos que este sea solo el inicio de una larga sucesión de historias que nos ayuden a combatir la historia única. Porque de eso se trata Empatía.