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Capítulo 1 Huevo en jugo de uva Cómo se salvó el Dr. Daniel Kress
ОглавлениеEn la lejana Australia, el Dr. Daniel H. Kress estaba agonizando, y apenas tenía cuarenta años.
Después de unirse a la Iglesia Adventista, Kress y su esposa, Lauretta, hicieron juntos la carrera de Medicina en la Universidad de Míchigan. Trabajaron durante tres años con el Dr. John Harvey Kellogg en el Sanatorio de Battle Creek antes de recibir un llamado en 1898 para establecer la obra médica en Inglaterra.
En 1900 fueron enviados a Australia para fomentar la obra médica allí. Un año después, Kress se estaba muriendo. El problema: Kress defendía fervientemente la dieta vegetariana estricta. Anteriormente, en Battle Creek, había sido un fiel seguidor del Dr. John Harvey Kellog y sus colegas. En Inglaterra, y ahora en Australia, Kress enseñaba sistemáticamente que la manteca, la leche y los huevos deberían ser omitidos de la dieta. Posteriormente escribió: “Aspiraba a practicar lo que enseñaba. Se me hacía difícil conseguir alimentos apropiados al viajar de un lugar a otro y, como resultado, mi alimentación carecía de algunos elementos esenciales. Mi salud se debilitó casi hasta el punto de morir”.
Ahora de regreso en California después de sus nueve años en Australia, Elena de White vio en visión que el Dr. Kress estaba en los umbrales de la muerte. Con su acostumbrada franqueza, le ordenó que “hiciese cambios inmediatamente. Incorpore a su dieta algo que ha excluido”.
Ella le dijo: “Por el hecho de que hay quienes están muy rezagados, usted no debe, a fin de servir de ejemplo para ellos, ser extremista. [...] Su devoción a los buenos principios lo induce a someterse a un régimen que lo hace pasar por una experiencia que contraría la reforma pro salud”.
Esta es la prescripción de Elena de White, basada en una visión, para que Kress recuperara la salud:
Obtenga huevos de aves sanas. Consúmalos cocinados o crudos. Mézclelos con el mejor jugo de uva sin fermentar que pueda obtener. Esto suplirá lo que es necesario para su organismo. Ni por un instante piense usted que este proceder no sería correcto...
Apreciamos su experiencia como médico, y sin embargo digo que la leche y los huevos deben incluirse en su menú.
Luego añadió: “Vendrá el momento cuando no se podrá usar la leche con tanta abundancia como se la emplea ahora; pero actualmente no es el momento para suprimirla. Y los huevos contienen propiedades curativas que contrarrestan venenos”.
Lo que Elena no sabía en ese entonces –pero nosotros sí lo sabemos ahora– es que el Dr. Kress se estaba muriendo de anemia perniciosa, una enfermedad a menudo fatal. Su dieta, sin una amplia variedad de verduras y frutas, carecía de ácido fólico y de las vitaminas B6 y B12.
El Dr. Kress siguió inmediatamente el consejo de Elena de White de comer huevos y jugo de uva, y en pocas semanas logró una rápida recuperación. Vivió 55 años más, y falleció a los 94 años de edad. Regresó a Norteamérica con su esposa en 1907 para pasar a ser el primer director médico del Sanatorio y Hospital de Wáshington, en Takoma Park, Maryland.
Vivió 55 años más porque Elena de White intervino en su vida con un mensaje de Dios.
Kress fue uno de los tantos hombres y mujeres a quienes Dios dio consejos, ánimo o amonestaciones individuales a través de su mensajera, Elena de White. Antes de leer las historias de las demás personas que recibieron consejos personales específicos de la mensajera de Dios, repasaremos el hecho –una visión– que inició las siete décadas de servicio de Elena como mensajera de Dios.