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Introducción La carta de la Sagrada Congregación para el Culto Divino y los Sacramentos

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La celebración de la santa misa hasta el Concilio Vaticano II (1962-1965) se oficiaba en latín, pero gracias a la reforma litúrgica promovida por el Concilio (Constitución Sacrosanctum Concilium), los católicos pueden acompañar hoy la celebración de la eucaristía en la propia lengua. En dicho contexto es común escuchar y meditar las palabras del idóneo ministro ordenado, cuando toma el cáliz en la consagración de la Sangre del Señor: “Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía”.

El 17 de octubre de 2006, el Prefecto de la Sagrada Congregación para el Culto Divino y los Sacramentos1 envió una carta a los presidentes de las conferencias episcopales del mundo y a aquellos países (No. 4 en la carta) donde en la fórmula de la consagración de la preciosa sangre del Señor usan la expresión “por todos los hombres” o su equivalente. En la carta se les pedía que, en los años siguientes, emprendieran una catequesis de los fieles sobre esta materia con el fin de prepararlos para la introducción de una precisa traducción en lengua vernácula de la expresión latina2pro multis” en la siguiente traducción del Misal Romano3. Dicha expresión aparecería traducida “por muchos” en español; en inglés, “for many”, en italiano, “per molti”, y de manera sucesiva en los idiomas involucrados. El mencionado Misal debería ser aprobado por las Conferencias Episcopales y por la Santa Sede4.

Existen varios argumentos que sustentan el cambio: en primer lugar, como lo plantea el Cardenal Arinze, al hacer esta precisión, la Iglesia es más fiel a los textos latinos en sus ediciones típicas (3f en la carta). En segundo lugar, la expresión “por muchos” es una traducción fiel a las palabras latinas “pro multis”, mientras que la expresión “por todos” es una explicación más adecuada a la catequesis (3d). En tercer lugar, si bien la frase “por muchos” permanece abierta a la inclusión de cada uno de los seres humanos, refleja además que la salvación no es un hecho mecánico, que no se da sin el deseo o la participación voluntaria de cada uno; por el contrario, el creyente está invitado a aceptar por la fe el don que le es ofrecido y la vida dada y así optar por ser parte del número de los “muchos” a quienes se refiere el texto5.

En cuarto lugar, continúa la carta, con este cambio se daría una mayor sintonía de la Iglesia Católica latina con las anáforas de los distintos ritos orientales (griego, siriaco, armenio, eslavo…), pues ellos usan, en sus respectivos idiomas, fórmulas verbales equivalentes al latín “pro multis” (3c en la carta). En quinto lugar, el Rito Romano en latín siempre ha dicho “pro multis” en la consagración de la sangre del Señor y nunca “pro ómnibus” (3b). La fórmula latina “pro multis” se usa en la celebración desde los siglos más tempranos. La incomprensión apareció cuando se tradujo del latín a algunos textos litúrgicos aprobados por la Santa Sede en lengua vernácula (desde 1965), con la traducción en un sentido interpretativo “por todos” en español; “for all” en inglés; “per tutti” en italiano o equivalentes (No. 1 de la carta).

Y, por último, los Evangelios sinópticos (Mt 26,28; Mc 14,24) se refieren a “muchos” con la palabra griega “polloi”, aquellos por los cuales el Señor ofrece su sacrificio6. Y según algunos eruditos bíblicos, esa expresión griega estaría en relación con Isaías 53,11-12. En Lucas 12,41 se usa “por todos”, pero la fórmula de la narración de la institución de la eucaristía dice “por muchos” y así se conserva en la mayoría de las versiones bíblicas modernas.

¿Por todos o por muchos? La universalidad de la salvación

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