Читать книгу Mimiambos. Fragmentos mímicos. Sufrimientos de amor - Herodas - Страница 8
ОглавлениеMIMO I
LA ALCAHUETA
ARGUMENTO
La vieja Gílide visita a Métrique, cuyo marido, Mandris, lleva casi un año en Egipto. Métrique, encerrada en casa ve cómo se marchita poco a poco su juventud. Gílide intenta convencerla de que salga y alterne; Grilo, esforzado atleta, se muere de amor por ella. Métrique se mantiene fiel al marido y rechaza las proposiciones que le hace Gílide.
PERSONAJES
MÉTRIQUE , joven cuyo marido, Mandris, se halla en Egipto.
TRACIA , esclava de la anterior.
GÍLIDE , vieja intrigante.
MÉTRIQUE . — ¡Tracia! Están llamando a la puerta. Vete a ver no sea alguien de la casa que venga del campo.
TRACIA . — ¿Quién llama a la puerta?
GÍLIDE . — Yo.
TRACIA . — ¿Y tú quién eres? ¿Te da miedo acercarte más?
GÍLIDE . — ¡Mira! Ya estoy más cerca.
[5] TRACIA . — ¿Y tú quién eres?
GÍLIDE . — Gílide, la madre de Filénide, y avísale a Métrique que estoy aquí.
TRACIA . — Te está llamando... 1 .
MÉTRIQUE . — ¿Quién eres?
TRACIA . — Gílide.
MÉTRIQUE . — ¡Tatita Gílide! Esclava, entorna la puerta 2 . (Transición; dirigiéndose a la recién llegada .) ¿Qué capricho del destino te ha impulsado a venir a vernos? (Con cierta ironía .) Tú... una diosa... ¿Qué [10] haces aquí? ¡Por las Moiras! Me parece que hace ya unos cinco meses que ni en sueños se te ve acercarte por esta casa.
GÍLIDE . — Vivo lejos, hija, y en las callejuelas de mi barrio hay veces que el barro le llega a una hasta las [15] corvas. Y yo tengo ya sólo las fuerzas de una mosca, pues la vejez tira de mí hacia abajo y una sombra de muerte está a mi vera 3 .
MÉTRIQUE . — ¡Calla y no te metas con tu edad...! Que aún eres capaz de darle un buen achuchón a más de uno 4 .
GÍLIDE . — ¡Tómame el pelo! Eso queda para vosotras, las jóvenes.
MÉTRIQUE . — ¡Venga! No dejes que mi tomadura de [20] pelo te ponga de mal humor 5 .
GÍLIDE . — (Cambiando de tema .) ¡Bueno, hija! ¿Cuánto tiempo llevas viuda, desgastando en la soledad tu lecho solitario? Pues han pasado diez meses desde que a Mandris le mandaron a Egipto, y ni siquiera te pone una letra, sino que te tiene olvidada y ha tomado [25] un bebedizo de una copa nueva 6 . Sí; allí tiene su morada la diosa. Efectivamente, en Egipto se encuentra todo lo que hay o se produce en cualquier parte del mundo: riqueza, palestras, poder, buen clima, fama, espectáculos, filósofos, joyas, jóvenes apuestos, el santuario [30] de los dioses hermanos 7 ; el rey es bueno; hay además un museo, vino, todo cuanto uno puede apetecer; mujeres en tal cantidad que ni el cielo puede presumir de tener semejante número de estrellas; ¡por [35] Perséfone!, igualitas a las diosas que acudieron a Paris para someterse a juicio respecto de su belleza.
(Aparte .) ¡Ojalá que no se hayan dado cuenta de lo que acabo de decir! (Cambiando de tono bruscamente .) ¡Vamos! ¿Qué clase de alma tienes, desgraciada, que te quedas ahí calentando la silla? Vas a llegar a vieja sin darte cuenta y el frescor de tu juventud se lo van a tragar las cenizas. Pon los ojos en otra parte [40] y en dos o tres días cambia de forma de pensar; alégrate y pon tus ojos en otro; la nave con una sola ancla no tiene un fondear seguro. Si nos llega 〈la muerte〉, nadie nos hará resucitar 8 . Terribles bandazos hace dar [45] el violento temporal 〈que abate las hojas de los árboles〉 y ninguno de nosotros conoce el porvenir, pues inestable es 〈la vida〉 para los humanos. (Cambiando de tono .) Pero... ¿No tenemos a nadie cerca de nosotras?
MÉTRIQUE . — Nadie.
GÍLIDE . — Escucha entonces el recado que estoy deseandito [50] darte. El hijo de Matalina la de Patecio, Grilo, triunfador en cinco competiciones —de niño en Delfos; en dos ocasiones en Corinto derrotando a jóvenes barbilampiños, y en dos ocasiones en Olimpia 9 , derrotando a hombres hechos y derechos a los que eliminó en combate a puñetazos—, poseedor de una hermosa fortuna, hombre que no ha roto un plato en su vida 10 , intacto sello en los goces de Citerea 11 , al [55] verte en la procesión de Mise 12 sintió que se le inflamaban las entrañas como las olas del mar, punzado en su corazón por el aguijón del amor. Y ni de casa sale; ni de noche, ni de día. Se me echa al cuello llorando, me llama «mamaíta» y se muere de deseo. ¡Métrique, [60] hija mía!, concédele a la diosa tan sólo ese pecado 13 ; ofréndate a ella, no vayas a no darte cuenta de que te echa el ojo la vejez. Con ello matarás dos pájaros de un tiro 14 ; te lo pasarás bien y, además, te darán más [65] de lo que crees. ¡Mira! ¡Hazme caso, por las Moiras! Con lo mucho que te quiero...
MÉTRIQUE . — ¡Gílide! La blancura de los cabellos embota la razón. Pues —por el retorno de Mandris y por [70] Deméter querida— te aseguro que no me habría gustado oír todo eso de labios de otra mujer; antes bien, de un palo la hubiera dejado coja para enseñarle a cantar su canto cojo 15 y a tomar por enemigo al umbral de mi casa. Tú, querida, no vuelvas a mi casa con un cuento de este estilo; cuéntales a tus chicas esos [75] cuentos que les van bien a las viejas. Y a Métrique, la hija de Pites, déjala calentar la silla; nadie se ríe a costa de Mandris. Pero, ¡en fin!, no son, dicen, palabras lo que necesita Gílide. (A la esclava .) ¡Tracia! [80] Friega la copa, vierte en ella tres medidas de vino puro, echa una gota de agua y dásela a beber. (Le acerca la copa .)
GÍLIDE . — ¡Estupendo! 16 .
MÉTRIQUE . — ¡Venga, Gílide, bebe!
GÍLIDE . — ¡A ver...! En fin, no he venido a convencerte, sino con motivo de las fiestas.
MÉTRIQUE . — Por ese motivo justamente (has podido disfrutar de mi vino).
[85] GÍLIDE . — ¡Qué no te falte, hija mía! (Lo prueba .) ¡Bueno de verdad! ¡Por Deméter, Métrique, que Gílide no había bebido hasta el momento un vino tan excelente! ¡Bueno, hija! ¡Que te vaya bien!; cuídate. (Transición. ) A ver si por lo menos se me conservan jóvenes Mírtale y Sime mientras yo, Gílide, tenga un soplo de [90] vida 17 .
1 Los versos 7 y 8 han dado lugar a interpretaciones diversas. Hemos seguido a Groeneboom, Herzog y Cunningham.
2 El imperativo strépson , interpretado por varios filólogos como «haz girar el cerrojo», tiene otro significado: entorna la puerta, es decir, déjanos solas sin escuchar la conversación.
3 La concepción de la muerte como sombra, skiḗ , corriente en nuestras literaturas, no parece haberse puesto de relieve con tanta claridad en la literatura griega.
4 No cabe duda de que las palabras de Métrique se pronuncian con una segunda intención de tipo erótico.
5 Los versos 19 y 20 se han traducido según la interpretación de Cunningham. El pasaje ha sido objeto de amplio debate. La aparición de ou y mḗ seguidas, y la consecuente interpretación de la frase como negativa o como prohibitiva, son la causa de las divergencias a la hora de traducir el pasaje.
6 Al decir que ha bebido de una nueva copa quiere indicar que otra persona es ahora el objeto de su amor. La fuente del amor es una imagen que aparece en TEOGNIS , 959-62.
7 Los dioses hermanos son Ptolomeo II y Arsínoe, hermana y segunda esposa del rey citado. Fueron divinizados como theoí adelphoí . El museo es posiblemente de Alejandría, fundado en el 280 a. C. Posiblemente esta cita de Herodas es la primera que hace referencia a él.
8 Los versos 44 al 47 presentan grandes lagunas que han suplido varios filólogos. Nos inclinamos por los suplementos propuestos por Herzog y Knox fundamentalmente.
9 La enumeración de los triunfos de Grilo hace alusión a los juegos Píticos (Delfos) e Ístmicos (Corinto).
10 Hemos traducido la expresión oudé kárphos ek tēs gēs kinéōn por «no ha roto un plato en su vida», con objeto de teñir la traducción de un toque casticista que, evidentemente, tiene el parlamento de Gílide. La expresión griega quiere decir literalmente: «que ni siquiera mueve una paja del suelo». Se ve, pues, que Grilo, tan atlético y fornido en la competición, era más bien pacífico y callado en su vida privada.
11 Citerea es un epíteto bastante usual de Afrodita, diosa del amor.
12 Sobre qué sea exactamente la procesión de Mise estamos bastante mal informados. Posiblemente se trata de una divinidad de origen frigio asociada a los cultos mistéricos eleusinos de Core y Deméter. Su procesión se celebrará de noche a la luz de las antorchas. Las mujeres griegas se daban poco a ver fuera de casa. La procesión proporciona una oportunidad para que parejas de enamorados puedan por lo menos verse las caras.
13 Nos resistimos a traducir hamartiē por «pecado». En la palabra hay una sensación de que lo que va a hacerse no es exactamente lo que debe hacerse. Pero los criterios morales varían. Gílide parece recordar el pasaje de EURÍPIDES (Hipólito 615) cuando la nodriza dice hamarteīn eikós anthrṓpous .
14 Tal vez sea excesivamente coloquial el «matar dos pájaros de un tiro», pero es lo que expresa el griego doīa: el primer objeto a conseguir es hedéōn teúxēin , siguiendo a Headlam, es decir, «topar con placeres», literalmente. El segundo, en cambio, es menos claro. Posiblemente es de Grilo, de quien recibirá más de lo que ella espera conseguir.
15 La expresión griega literalmente quiere decir: «le habría enseñado a cantar cojeando su canto cojo». Quiere hacer alusión a dos cosas: por un lado, a su charla interminable; por otro, a los efectos que un golpe habría podido tener sobre ella. Se pone en consonancia la torpeza de su andar, tras ser golpeada, con la de su hablar.
16 Los versos 80 al 86 son muy confusos. Seguimos a Cunningham en la atribución de las palabras a cada personaje y en la explicación del contenido del diálogo.
17 Los nombres de Mírtale y Sime son nombres de heteras, con mayor seguridad el primero, como la mayoría de los nombres derivados de los de las flores.