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Kéfir de leche cruda

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Hacer kéfir es muy fácil y resulta muy nutritivo. El ácido láctico producido en el proceso de fermentación tiene un efecto calmante en el tracto digestivo. El kéfir es una excelente fuente de vitamina K y biotina. Nos proporciona muchas cepas adicionales de probióticos, más de las que puede suministrar el yogur. Los gránulos de kéfir son blanditos, parecidos a las gominola y con frecuencia varían en su tamaño y forma. No pasa nada por comérselos, si alguno pasa por el colador. El kéfir es una excelente opción para los aderezos de ensalada o como sustituto de la leche, el suero de mantequilla, el yogur o la crema agria. Yo lo uso a menudo para remojar la harina de almendras que compro en el mercado cuando no hago la mía a partir de frutos secos remojados y deshidratados.

COLOCA TUS GRÁNULOS DE KÉFIR, o un paquete de cultivo de kéfir (consulta «Otros materiales») o ½ taza de kéfir de un lote anterior en un tarro de vidrio limpio y de 1 litro de capacidad. Llena la jarra hasta el hombro con leche cruda fresca a temperatura ambiente, tapa y deja reposar a temperatura ambiente durante 24 horas o más tiempo si prefieres un sabor más ácido. A mí me gusta dejarlo sobre mi deshidratador tibio. Bate suavemente el kéfir varias veces a lo largo del proceso para asegurarte de que toda la leche se está fermentando. Cuando la leche haya terminado de fermentarse, puedes meterla directamente en el frigorífico o colarla y comenzar un nuevo lote de inmediato. Yo suelo tener unos cuatro lotes de kéfir en marcha al mismo tiempo, así que los dejo en el refrigerador con los gránulos y voy alternando cuando los necesito.

CUANDO HAGO UN NUEVO LOTE DE KÉFIR, uso aproximadamente ½ taza del kéfir que tengo en existencia como cultivo para el siguiente lote.

SI USAS LECHE PASTEURIZADA, calienta la leche a 80 °C y deja que se enfríe hasta 45 °C antes de añadir el cultivo. Sigue las instrucciones dadas anteriormente.

El kéfir puede ser bastante agrio o efervescente, así que puede requerir de otros ingredientes para que los niños disfruten realmente el sabor, especialmente si están acostumbrados a los azucarados del supermercado. Recomiendo habituar a tus niños a los no azucarados desde temprana edad, para que desarrollen un gusto por su dulzura natural. Nosotros nos tomamos el kéfir con un poco de miel cruda, trocitos de coco, semillas de lino molidas, frutos secos crujientes y fruta fresca. Otra gran idea es hacer una segunda fermentación. Cuela tu kéfir fresco recién hecho en otro tarro de vidrio, añade fruta fresca, tapa y deja reposar a temperatura ambiente durante 24 horas más.

¡Sana tu intestino!

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