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2.2 – Un grito de libertad
ОглавлениеAl año siguiente, se produjo un acontecimiento crucial que fue la gota que colmó el vaso: el asesinato del archiduque Francisco Fernando. El heredero del Imperio Austrohúngaro, junto con su esposa Sofía, la duquesa de Hohenberg, visitaban la capital de Bosnia: Sarajevo. Esto se produjo el 28 de junio de 1914, una fecha de gran importancia nacional y religiosa para el pueblo serbio.
Un grupo de seis revolucionarios conspiraba para asesinar al archiduque en esta fecha tan señalada. Eran: Gavrilo Princip (Гаврило Принцип), Cvjetko Popović (Цветко Поповић), Trifko Grabež (Трифко Грабеж ), Muhamed Mehmedbašić (Мухамед Мехмедбашић), Nedeljko Čabrinović (Недељко Чабриновић) y Vaso Čubrilović (Васо Чубриловић), todos miembros del grupo yugoeslavista conocido como Mlada Bosna (Joven Bosnia). La ideología dominante de este movimiento revolucionario era la unificación de todos los pueblos eslavos del sur (yugoslavos) y su liberación de siglos de opresión extranjera. La anexión de Bosnia, que se había producido unos años antes, era una de las causas principales de descontento entre los activistas. Creían que el asesinato ayudaría a los territorios oprimidos del sur eslavo a acabar con la ocupación y a unirse en la nación paneslava del sur, Yugoslavia. La sociedad secreta militar serbia conocida como Црна Рука (la Mano Negra), cuyos objetivos eran asimismo la unificación de los pueblos eslavos del sur bajo una sola bandera, formó en secreto a los seis revolucionarios y les proporcionó pistolas y granadas.
El archiduque y su esposa, junto con su séquito, se movían por Sarajevo usando un automóvil descapotable abierto Gräf & Stift 28/32 PS Double Phaeton, que era el tercer vehículo de la columna. En el día del desfile, se había acordado que la protección militar en torno a ciudad disminuiría, ya que se consideraba que una fuerte presencia militar perjudicaría a los ciudadanos leales en la ciudad. Así que se dejó la protección a cargo de la policía de la ciudad y no al ejército. Fue solo unos de los varios fallos sutiles que se produjeron ese día y que actuaron a favor de los conspiradores.
El primer atentado contra la vida del archiduque se produjo a las 10:10 de la mañana: mientras el cortejo de vehículos pasaba, los primeros dos asesinos, Čubrilović y Mehmedbašić, no fueron capaces de actuar. Luego el cortejo llegó a Čabrinović, que decidió actuar y lanzó una granada al coche del archiduque. La bomba rebotó y explotó bajo el siguiente vehículo, hiriendo a numerosos espectadores, pero sin dañar al objetivo. Čabrinović trató de suicidarse ingiriendo cianuro y saltando al río. Ambos intentos fracasaron: el veneno no estaba en buen estado y solo le indujo al vómito, mientras que el río llevaba menos agua que nunca. Mojado y con náuseas, fue rápidamente detenido por la policía después de recibir una seria paliza de la multitud.
Entonces el coche del archiduque trató de dirigirse al ayuntamiento, siguiendo el plan de dar allí un discurso. Aunque visiblemente nervioso y afectado, Francisco Fernando acabó dando el discurso a la multitud allí reunida, aprovechando la oportunidad para mencionar el intento de asesinato mientras se dirigía al pueblo de Sarajevo: «Veo en vosotros una expresión de alegría por el fracaso del intento de asesinato…» A esto le siguió una discusión entre él y los miembros del cortejo sobre qué hacer a continuación. Mientras algunos miembros del séquito del archiduque temían más intentos de asesinato, el gobernador general de Bosnia, Oskar Potiorek, insistía en no era posible que hubiera más asesinos en la ciudad y que el intento había terminado. Así que el cortejo se dirigió hacia el hospital de la ciudad, para visitar a los heridos menos de una hora antes.
Aunque la intención era evitar el centro de la ciudad y seguir por un espacio más abierto, hubo una incomunicación entre los conductores que hizo que el cortejo se desviara por error y se dirigiera hacia el centro. Después de dar ese indeseable giro, el cortejo se encontró de frente con la posición de Gavrilo Princip, uno de los conspiradores, que se había trasladado allí después del primer intento fallido. Por casualidad, se encontraba en una posición perfecta de espera y vio el tercer coche del archiduque y su esposa aproximándose directamente a él, así que disparó dos balas a quemarropa. La primera dio en la vena yugular del archiduque Francisco Fernando, mientras la otra daba en el abdomen de su esposa. Ambos murieron a las 11:30 de esa misma mañana.
Las implicaciones políticas y la consiguiente agitación tras el asesinato fueron importantes. Austria-Hungría quedó enormemente consternada y al mes siguiente se produjo el inicio de la llamada Crisis de Julio, un periodo de intensas tensiones diplomáticas entre las grandes potencias de Europa, que fueron conduciendo rápidamente a la guerra. La crisis culminó con la presentación de Austria del Ultimátum de Julio a Serbia: una serie de reclamaciones que resultaban absurdas a propósito. El papel de ultimátum era servir como provocación para una guerra con Serbia, a quien Austria suponía implicada en el asesinato y entrometida en los asuntos de Bosnia. Después de recibir el ultimátum y rechazar todas las reclamaciones de la lista, Serbia ordenó una movilización completa de su ejército. Al no ser aceptado el ultimátum en su totalidad, Austria ordenó una movilización parcial, rompió todas las relaciones diplomáticas y acabó declarando la guerra a Serbia el 28 de julio de 1914, embarcando al mundo en una guerra global.