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Sorbos

Pasión, creatividad y conciencia medioambiental

Si pudiera concederme un deseo, no pediría riqueza ni poder, sino el sentido del apasionamiento hacia lo que puede llegar a ser, por el ojo que, siempre joven y ardiente, ve lo posible. El placer defrauda, la posibilidad no lo hace nunca. ¿Qué vino es más aromático, más incitante, más embriagador que la excitante posibilidad?

Soren Kierkegaard, Estudios estéticos

La patria del hombre son sus ilusiones.

Enrique Rojas, La conquista de la voluntad

No queramos dominar la mente solo a fuerza de voluntad, antes bien aprendamos a manejar la mente haciendo ir primero delante al sentimiento, la emoción. La mente sigue de un modo general a la emoción. El interés es lo que permite que la persona registre con claridad las cosas.

Antonio Blay, La personalidad creadora

Inconsciencia planetaria

Informes como el de la Comisión Lancet de la Fundación Rockefeller sobre la salud del planeta1, elaborado por prestigiosos científicos especialistas en la materia, nos hacen ver la gravedad del problema al que nos enfrentamos. Al parecer, estamos hipotecando la salud de las futuras generaciones a cambio de nuestro bienestar económico presente. Un sentido mínimo de justicia y generosidad hacia las generaciones venideras nos enfrenta a la obligación moral de cuidar de la salud del planeta, especialmente si pensamos en los más desfavorecidos. Salud y deterioro medioambiental están íntimamente relacionados y van a tener en los próximos años manifestaciones muy perjudiciales: cambio climático, acidificación de los océanos, degradación de la tierra, escasez de agua, sobreexplotación pesquera y pérdida de biodiversidad. Estos problemas son agravados por tres factores colindantes: un consumo excesivo, ineficiente, insostenible y falto de equidad de los recursos, un desarrollo tecnológico desequilibrado y un crecimiento excesivo de la población mundial.

Cierto es que la humanidad ha tenido grandes avances en los últimos años. La salud de la población mundial ha mejorado considerablemente (como la elevación de la esperanza de vida de 47 años a 69 en los últimos 50 años). La pobreza extrema se ha reducido (700 millones menos de pobres en los últimos 30 años). Ha habido grandes avances en sanidad pública, educación, derechos humanos y desarrollo tecnológico. Pero todo ello no habría sido posible sin un importante equilibrio de todos los ecosistemas terrestres. Sin embargo, diversas instituciones y estudios (Global Environment Outlook, MEA-Millennium Ecosystem Assessment, IPCC-Intergovernmental Panel on Climate Change) advierten de que el rápido deterioro de estos equilibrios naturales supone ya una seria amenaza para la salud del planeta. El cambio climático se encuentra en niveles que superan ya los límites de seguridad y está afectando negativamente a variables tales como los índices de extinción de las especies, la destrucción de la masa forestal, el grado de acidificación de los océanos o la calidad del agua.

Varias son las medidas a tomar que contribuyen a un mejor estado del planeta. Entre ellas destacan la reducción de residuos a través de la elaboración de productos de más larga duración, que requieran menor cantidad de materiales y de energía para ser fabricados. El reciclaje, la reutilización y la reparación de materiales usados, unido a la sustitución de sustancias peligrosas por alternativas más seguras, son otras medidas favorecedoras del mayor equilibrio medioambiental. Estos cambios requieren de nuevos diseños y soluciones innovadoras, además de la reducción de la demanda y el consumo de recursos que dañan la calidad del medioambiente durante su proceso de extracción, producción o utilización.

Un reciente informe del IPCC-Intergovernmental Panel on Climate Change, Global warming of 1.5°C, analiza las consecuencias de un posible incremento de la temperatura global de 1,5°C desde la era pre-industrial. Según este estudio, la actividad humana ha causado un calentamiento global desde la era pre-industrial que estaría entre 0,8°C y 1,2°C. Si seguimos la misma tendencia que hasta ahora, el calentamiento global alcanzaría los 1,5°C entre 2030 y 20522. Esto tendría consecuencias muy negativas para la salud, la expectativa de vida, la calidad de los alimentos, la disponibilidad de agua, la seguridad en general y el crecimiento económico. La solución pasaría, entre otras medidas, por reducir las emisiones de CO2 un 45% hasta 2030, llegando a emisiones netas cero en 2050.

En el ámbito del plástico, hay muchas iniciativas (Straw Wars, Lonely Whale, Ocean Conservancy, entre otras)3 que tratan de contribuir a la drástica reducción de su consumo, dado su impacto tan negativo en la flora y fauna marinas. Los científicos estiman que más de ocho millones de toneladas métricas de plástico entran en nuestros océanos cada año afectando muy negativamente a la vida en el mar, ya que muchas especies consumen y se enredan en esta ingente cantidad de plástico. En los próximos diez años podríamos acabar con medio kilo de plástico en el mar por cada 1,5 kg de pescado. El plástico no se biodegrada, dura para siempre, se descompone en pequeños fragmentos e inunda paisajes y océanos, entrando en la cadena de alimentación, y por tanto formando parte de nuestra dieta.

Las bolsas de plástico son malas para el medioambiente porque acaban en los océanos. Las pajitas de plástico están entre los diez objetos más comunes encontrados como residuos en las playas. Las pajitas son una gran amenaza para las especies marinas (aves, tortugas, peces) porque se las comen. El plástico es basura en el agua que los animales confunden con comida o que les atrapa con fatales consecuencias. El plástico además atrae y concentra otros contaminantes, con lo que su efecto es doblemente nocivo. Desde el plancton hasta las ballenas, los animales oceánicos se contaminan con él. El plástico ha sido encontrado en el 59% de las aves marinas, el 100% de las tortugas, y en más del 25% de los peces que se han investigado en diferentes lugares alrededor de todo el mundo.

La solución al problema del plástico comienza en tierra, empezando por una reducción de su uso, especialmente de aquellos artículos que solo se utilizan una vez, como por ejemplo las pajitas. También pueden ayudar su recogida y reciclaje. La educación y la toma de conciencia de la gente son muy importantes. Cada vez son más los bares y restaurantes que han erradicado el uso de millones de pajitas entre sus clientes.

En definitiva, se trata de darnos cuenta del poder que tenemos entre todos y cada uno de nosotros para mejorar el medioambiente. Cuanta más gente se preocupe por la salud de la Tierra, y sea capaz de poner esa preocupación en acción, más cerca estaremos de conseguir el objetivo común de vivir en un planeta más sano. Es hora de pasar de una inconsciencia temeraria e irresponsable a una toma de consciencia global, personal y activa. El movimiento se demuestra andando.

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En Sorbos cuidan el medioambiente sustituyendo el plástico por pajitas biodegradables y comestibles. Sorbos ofrece un valor añadido convirtiendo el continente en contenido mediante la elaboración de productos exclusivos y personalizados 100% (color, aroma, sabor y tamaño). Las pajitas Sorbos son productos biodegradables 100% y representan una apuesta por un mundo sin plástico. Sorbos se define como una empresa consciente e implicada con el desarrollo sostenible del planeta, y por ello le da un gran valor al medioambiente y a los productos biodegradables. No utiliza ningún tipo de plástico en todo el proceso de fabricación.

Los productos biodegradables son capaces de descomponerse de manera natural en otros componentes químicos en un período breve, y de esta manera pueden reintegrarse en la tierra y son mucho menos perjudiciales para el medioambiente. Algunos datos que desde Sorbos quieren compartir:

 En los últimos trece años se han producido más de 4.000 millones de toneladas de plástico y la producción sigue creciendo a una increíble velocidad.

 Solo el 9% de este plástico ha sido reciclado.

 En el mundo se consumen más de mil millones de pajitas al día y en España más de 5.000 millones al año. Al no ser biodegradables, la gran mayoría terminan en los mares y océanos contaminando y dañando gravemente el medioambiente, la flora y la fauna.

Entrevista a ViCTOR SaNCHEZ, presidente y fundador de Sorbos

IAM ¿Qué valor personal domina en tu vida y en qué medida Sorbos es la expresión de ese valor?

VS La pasión. Cuando doy charlas a los chavales, siempre les digo que la idea de Sorbos nació de la cabeza pero creció desde el corazón, la pasión y la persistencia. Creo que la gran diferencia entre un emprendedor normal y un emprendedor social es que este último busca conseguir algo importante. Si finalmente lo consigue, seguramente el dinero vendrá detrás. A toda la gente con la que trabajo le pregunto cuál es su objetivo, cuál es su misión a la hora de colaborar conmigo. Ninguno de ellos me habla nunca de dinero; me hablan de desarrollo, de hacer algo bonito, de cambiar las cosas. Para mí eso es fundamental.

IAM Tu relación con los demás, con tus colaboradores especialmente, ¿siempre ha sido así?

VS Al inicio predominaba la incredulidad. Ahora nos conocen más, pero antes no. «¡Este chaval ¿a dónde cree que va?!». Este chaval era yo y ese podía ser el pensamiento de la gente con la que yo me reunía hace dos años. Recuerdo una anécdota con una profesora, decana de Dietética y Nutrición de la Universidad de Barcelona. Ella me tenía que presentar a los ingenieros que iban a facilitar el desarrollo de nuestro producto, y lo primero que me dijo al escuchar mi idea fue: «Esto va a ser una moda. Estás loco; además, va a ser muy caro». Mi contestación fue: «Si esto va a ser una moda, en dos años te planto un edificio con mi nombre, una biblioteca. A nivel de costes, te aseguro que lo tengo medido y me va a costar una quinta parte de lo que tú me dices. Y por último, y para mí lo más importante, es que solo vengo a preguntarte si lo quieres hacer. Si no lo quieres hacer, tranquila que ya encontraré la manera». Ahora me llaman de esa universidad para que vaya a dar charlas y siempre les pongo el ejemplo de su decana.

IAM Creo que una frase tuya fue: «Por gente como tú, la gente deja de hacer las cosas». ¿Es así?

VS Tal cual. En mis charlas les digo a los chavales que cuando quieran hacer algo, los primeros que lo tienen que tener claro son ellos. Los demás no lo van a ver, porque cada uno tiene su vida. Un emprendedor ve algo avanzado a su tiempo. También hay que tener suerte. Yo anticipé el tema de las pajitas comestibles, pero a la vez hemos llegado en un buen momento con toda la concienciación respecto al problema del plástico. En el emprendedor con éxito se junta el ser visionario, disruptivo, pero también el tener suerte. En la vida, para tener éxito hay que echarle mucha cara y romper reglas escritas y tabúes que no sirven para nada.

IAM Sorbos, tu organización, ha recibido un premio de la prestigiosa empresa Pascual, de manos de su presidente, Tomás Pascual. Para ti fue un momento muy especial.

VS Así es. Nosotros tardamos dos años en desarrollar nuestra patente y en tener nuestro propio proceso de producción. Hacía tres años nos habíamos apuntado al Concurso de Calidad Pascual para start-ups de Jóvenes Emprendedores Sociales. Presentamos nuestro proyecto y ganamos de entre más de 170 empresas participantes. Era el verano de 2016; me acordaré toda mi vida. Hicieron un acto muy solemne al que asistieron grandes autoridades: la ministra de Medioambiente, el presidente de Telefónica, etc. Tomás Pascual tenía que mencionar el nombre del ganador. Dijo «Sorbos», y ahí ya se me puso la piel de gallina. Pero a continuación comentó: «Sorbos reinventa la manera de consumir las bebidas». Ahí me eché a llorar. Es una frase que creo que me tengo que tatuar. Es indescriptible la sensación que tiene uno después de estar luchando durante tres años por algo en lo que crees firmemente y que alguien como Tomás Pascual, con su experiencia y su responsabilidad, te diga algo así. Era la primera vez que yo escuchaba de alguien externo a Sorbos decir algo así. No pude hablar al recoger el premio, lo hizo mi compañero Quique, yo me desmoronaba. Una vez recogido el premio y finiquitado el acto, me encontré llorando en los pasillos, media hora rompiendo a llorar, llamando a mi padre, a mi abuela, a toda la familia que había estado pendiente de mí y de Sorbos. Tenía la cara hinchada de tanto llorar; no estaba para salir en fotos. Era un llanto de felicidad.

IAM Y ese llanto, ¿de dónde venía?

VS Cuando empecé con Sorbos, yo tenía una mano delante y otra detrás, que es lo que nos pasa a la mayoría de los emprendedores. La gente de mi entorno, amigos como Quique o Carlos, me daban sus ahorros y los invertían en esto. Yo los había embaucado con mi idea. Tomando un café en una terraza, al lado de donde nos entregaron el premio, con mis amigos, yo seguía llorando. Les dije que ellos no sabían la presión que yo había soportado hasta ese momento, de tener su dinero, sus ahorros, su carga. A partir de aquel día empecé a disfrutar realmente de mi proyecto.

IAM Hasta hace nada, según creo, habéis estado cobrando sueldos mileuristas.

VS Nosotros siempre hemos tenido muy claro que nuestro proyecto no puede dejar de crecer, porque estamos haciendo algo bueno y muy necesario para el mundo. Así que eso supone tener que reinvertir todo una y otra vez. Eso conlleva enormes sacrificios para poder llegar a fin de mes, pagar a los empleados. Hemos pedido ayuda a familiares, sin ser ellos ricos ni mucho menos. Hasta hace cuatro meses, que las cifras de ventas han empezado a subir, no hemos tenido financiación de bancos. Ahora tenemos la sensación de que hacemos lo que nos gusta; seguimos siendo mileuristas, pero somos más felices que nunca. Si hubiéramos orientado Sorbos como un negocio sin más, sin tanta ambición por crecer, yo podría estar ganando bastante dinero ya. Pero no es nuestro fin ni nuestro sentido. Nosotros queremos contribuir a erradicar el consumo de plástico en el mundo. Por eso nuestro gran objetivo es no parar de crecer. Tampoco queremos ampliar capital con nuevos socios que nos hagan perder el control de lo que hacemos.

IAM Volviendo a ese valor tan importante para ti en tu vida, la pasión. ¿Cómo detectas y mides la pasión en los demás, en la gente que te rodea?

VS El primer día que conoces a alguien no detectas esto. Yo les pregunto a mis empleados por qué quieren trabajar aquí y una de las razones más comunes, lógicamente, es el dinero. En esta industria se paga mejor que en otras y eso es una motivación para mucha gente. Yo lo que les digo es que traten de que al menos un 10% de su motivación venga de su corazón. Les digo que necesito que ellos crean en lo que aquí hacemos y que si eso no es posible, les invito a que busquen cubrir su necesidad económica en otro lado. Yo no quiero tener a gente que trabaja por trabajar en mi empresa, quiero gente que crea en lo que hacemos. También eso conlleva explicarles en lo que estamos, lo que queremos, proyectos, planes de expansión… Para motivar a la gente hay que mantenerla informada e implicada. En una cadena de producción cada uno tiene su posición. Por otro lado, nosotros no dejamos de innovar y de crecer. Para mí, por ejemplo, el tipo que tengo en empaquetado es la persona más experta de Sorbos, porque en Sorbos no dejamos de innovar en esas máquinas. Siempre les pido ideas de cómo podemos producir más y mejor, ser más eficientes, más ágiles. De esta forma se van involucrando más en el proyecto.

IAM ¿Cuándo sabes si alguien encaja o no?

VS A los ocho días. Un sueco que se ha incorporado como nuestro último socio se iba a venir por un año. Al poco tiempo compró un piso en Barcelona y ahora lo tenemos aquí cada dos semanas porque le encanta el proyecto. Este es un sueco que no se hace el sueco.

IAM ¿Cómo le conociste?

VS En una gira por Asia, presentando nuestro proyecto. Se acercó una persona y me dijo que se le había puesto la piel de gallina al escuchar mi presentación. Me puso en contacto con un amigo suyo que quería invertir en temas de salud y medioambiente; era el sueco.

IAM ¿La pasión se contagia?

VS Tal cual. Yo no soy de etiquetar, ni de entrevistar a la gente durante largo tiempo. A las personas se las conoce en lo que valen una vez que están desempeñando su función en su puesto de trabajo. Yo les digo que somos emprendedores y que yo necesito guerreros. Trabajamos al límite, echamos muchas horas extras y además necesitamos innovar. Pedimos mucho a nuestros empleados pero también se lo pagamos. Están encantados; aquí ganan más y además se sienten muy involucrados.

IAM En los comienzos todo es más difícil, y es cuando más se aprecia conectar con gente que te entiende y que te apoya, aliados. ¿Tuviste tú esos aliados?

VS Sí, claro. Recuerdo especialmente el caso de David Ventura. Cuando yo conocí a David, estábamos en un momento en el que no sabíamos cómo producir nuestras pajitas. Fue viendo la tele que supe de él y decidí contactarle. Él es presidente de una empresa que se dedica a desarrollar aromas para otras empresas del sector de alimentación. Llamé directamente a su secretaria y al poco hablé directamente con él y quedamos en vernos. Una vez reunidos, él se mostró bastante impresionado por dónde estábamos y lo que estábamos haciendo, lo primero que hicimos es mostrarle a David un pliego de condiciones de confidencialidad y derechos de propiedad sobre nuestro producto. No queríamos que nadie nos copiara y robara nuestra idea. David lo leyó y me dijo que no podía firmar nada de todo eso. En ese momento, mis socios y yo nos miramos y decidimos confiar. Así que sacamos nuestra pajita y se la enseñamos a David. Nos tiramos a la piscina. Al día siguiente ya estábamos reunidos con el responsable de producción de la empresa y ocho personas más con batas blancas. A día de hoy, considero a David un amigo. Nunca tienes que olvidar de dónde vienes y quién te ha ayudado. Cuesta mucho encontrar gente y organizaciones que te ayuden de manera filantrópica.

IAM ¿Cómo influye cómo eres en lo que has conseguido?

VS Mucho. Yo soy mucho de dar abrazos, soy efusivo. Yo conecto con las personas de primeras, con una sonrisa, un apretón de manos. Mi nivel de inglés es muy bajo y a veces me veo interactúando con gente en ese idioma. A pesar de no hablarlo bien, sigo teniendo el mismo nivel de conexión. Cuando tú rompes barreras, la gente se muestra más cercana. El inglés de turno es raro que no me salude con un «hola amigo». La parte humana nunca hay que perderla, no podemos dejar de ser personas. Por cierto, ese inglés es el responsable de sostenibilidad de una de las empresas alimentarias más grandes del mundo.

IAM Me imagino pues que valoras mucho la comunicación dentro de tu organización.

VS Así es. Me gusta el contacto con las personas, cara a cara, transparente, de forma abierta, con todos. Al menos una vez al mes, por si hay algo que no funciona, nos reunimos con todos los empleados y hablamos de cualquier tema pendiente directamente; así evitamos la rumorología, los chismes y los malentendidos.

IAM ¿De dónde te viene a ti la pasión?

VS Para mí, ser emprendedor no es montar una fábrica, sino que tienes que creer en aquello que haces. Yo empecé en todo esto hace cinco años como brand ambassador, embajador de una marca. Era un comercial con gracia que tenía que promover la marca que me estaba pagando. Yo quería vender el producto, la ginebra, de otra forma, con algún toque diferente. Mis clientes me comentaron que el coste extra de hacerlo así no entraba en su presupuesto, así que decidí cubrir los costes yo mismo. Yo ganaba unos 120 euros en cada una de esas acciones y me tocó poner unos 60 de mi parte para darle el toque especial que yo quería. Perdía dinero haciendo eso, pero ganaba el sentirme realizado en lo que hacía, sabiendo que se podía hacer mucho mejor. Empecé a transmitir una experiencia a través del gintonic, haciendo las escenificaciones en la cara de la gente, que se quedaba embobada. ¿Problema? Que la gente le ponía la pajita de plástico. Aquello no podía ser, no pegaba. Entonces se me ocurrió hacer una pajita de pomelo que se pudiera comer, a base de caramelo, y se lo comenté a un amigo mío. Lo probamos y la gente solo hablaba de la pajita de pomelo. En ese momento se me encendió la bombilla. Le dije a mi amigo que teníamos que producir un millón de pajitas. Su respuesta, «tú estás loco». Miré en Internet y me di cuenta de que no había nada sobre pajitas comestibles. Al mismo tiempo, en aquel momento ya existían movimientos en contra del plástico, tipo Straw Wars. Luego vino la imagen de la tortuga con una pajita de plástico trabada en la nariz que dio la vuelta al mundo, otros movimientos como Lonely Whale, el Horizonte 2020 en la Unión Europea… Por cierto, un miembro de la Comisión Europea que está en este Horizonte 2020 nos ha contactado interesándose por nuestro proyecto. Hoy tengo claro que quiero que Sorbos sea una marca de referencia en la defensa del medioambiente y en la lucha contra el plástico.

IAM Así que, de alguna manera, tu pasión nace de tu creatividad y de la necesidad de aportar valor añadido y estético en lo que haces. Y es así como llegas, casi sin querer, a la preocupación por el consumo excesivo de plásticos, la lucha por el medioambiente y la sostenibilidad. ¿Estoy en lo cierto?

VS Así es, así empezó todo. Todo comienza en el espíritu constante de intentar hacer las cosas de manera diferente y lo mejor posible. Aún hoy me gusta apartarme de los stands en las ferias y ver la expresión de ilusión e impacto en la gente que ve las pajitas. Todavía sigo llorando cuando compruebo esas reacciones de la gente. Ahora tengo embajadores de mi producto por todo el mundo, como por ejemplo dos azafatas de las líneas aéreas Emirates que llevan un muestrario de mis pajitas y se las enseñan a quien pueda estar interesado. El otro día me comentaban la cara de ilusión de los niños cuando descubrían mis pajitas. Ahora voy por todo el mundo mostrando mis pajitas a los niños. Cuando seamos una empresa más grande y tengamos mayores ingresos, tengo claro que parte de los beneficios los dedicaremos a obras sociales. Para mí esa es la esencia de un emprendedor social: emprender para aportar a la sociedad, ir más allá del puro negocio.

IAM ¿Qué pasará cuando otros os copien y produzcan pajitas como las vuestras a gran escala?

VS Por mi parte encantado. Necesitamos copias, entre otras cosas para abrir mercado. Es muy difícil abrir mercado. Nosotros solos no podemos acometer todo el consumo potencial de pajitas en el mundo. Hay que conseguir que la gente se acostumbre a consumir pajitas comestibles. Solo en España se consumen 5.000 millones de pajitas al año; son más de 13 millones al día. A nivel mundial, son más de 1000 millones de pajitas diarias; es imposible abarcar todo eso nosotros solos. Mi orgullo siempre será haber sido los primeros y haber abierto los ojos a otros. Mi gran ilusión es que acabe convirtiéndose en un movimiento.

IAM ¿Qué consejo les darías a jóvenes que están empezando su carrera profesional con inquietudes similares a las tuyas?

VS Todos somos mecánicos. Durante nuestra vida nos dan herramientas y nos enseñan a utilizarlas. Yo creo que no hay que etiquetar a la gente, sino conectar con cada persona, con su esencia, con aquello que está preparada para hacer mejor. Hay que conectar con aquello que cada persona está predestinada a hacer. Por otro lado, lo más importante en esta vida es ser buena persona. Mi padre me decía: «Ojalá, cuando tengas setenta años, te mires en frente de un espejo y ese sigas siendo tú».

1 Safeguarding human health in the Anthropocene epoch. Report of The Rockefeller Foundation-Lancet Commission on planetary health

www.thelancet.com. Vol 386 November 14, 2015.

2 Global warming of 1.5°C. Summary for Policymakers, IPCC-Intergovernmental Panel on Climate Change. www.ipcc.ch, October 2018, Switzerland.

3 http://strawwars.org

https://www.strawlessocean.org/lonelywhale

https://oceanconservancy.org/blog/2018/06/06/know-plastic-goes

4 https://wearesorbos.com

El trabajo de tu vida

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