Читать книгу Del umbral de la piel a la intimidad del ser - Ignasi Beltrán Ruiz - Страница 4
ОглавлениеA MODO DE PRÓLOGO
En los días de mi más remota antigüedad, cuando el temblor llegó a mis labios, subí a la montaña santa y hablé a Dios, diciéndole:
—Amo, soy tu esclavo. Tu oculta voluntad es mi ley, y te obedeceré por siempre jamás.
Pero Dios no contestó y pasó de largo como una potente borrasca.
Y mil años después volví a subir a la montaña santa, y volví a hablar a Dios, diciéndole:
—Creador mío, soy tu criatura. Me hiciste de barro y te debo todo cuanto soy.
Y Dios no contestó; pasó de largo como miles de alas en presuroso vuelo.
Y mil años después volví a escalar la montaña santa, y de nuevo hablé a Dios, diciéndole:
—Padre, soy tu hijo. Tu piedad y amor me dieron vida, y mediante el amor y la adoración a ti heredaré tu Reino.
Pero Dios no me contestó; pasó de largo como la niebla que tiende el vuelo sobre las distantes montañas.
Y mil años después volví a escalar la montaña santa, y hablé a Dios de nuevo, diciéndole:
—¡Dios mío!, mi supremo anhelo y mi plenitud, soy tu ayer y eres mi mañana. Soy tu raíz en la tierra y tú eres mi flor en el cielo; juntos creceremos ante la faz del sol.
Y Dios se inclinó hacia mí, y me susurró al oído dulces palabras. Y como el mar, que abraza el arroyo que corre hasta él, Dios me abrazó.
Y cuando bajé a los valles y a las llanuras, vi que Dios también estaba allí.
Khalil Gibrán