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Los efectos de la reelección consecutiva como problema de investigación

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A una investigación le precede la detección de una anomalía, de algo problemático para el acontecer en el que se desenvuelve el investigador. El reconocimiento de un problema de investigación no es algo sencillo; a medida en que el investigador se va sumergiendo en un tema, su percepción se va agudizando para identificar anomalías en las regularidades.

Las regularidades son aquellas acciones o comportamientos constantes, que no cambian en el tiempo. En el ámbito legislativo, el comportamiento de los legisladores está influenciado por distintas variables como lo son el partido al que pertenencen, la edad, el género, entre otras. No obstante, una de las variables que puede tener mayor influencia en el comportamiento legislativo son las reglas, que no son estáticas porque cambian en el tiempo para adaptarse al cambio social y moldean la conducta de los individuos. De ellas derivan premios y castigos que impulsan determinadas acciones.

Entonces, ¿qué sucede cuando se modifica una regla? Los premios y los castigos cambian, por lo que es probable que la conducta de los individuos también lo haga. En el caso mexicano, con la modificación de los artículos 59 y 116 constitucionales, se espera que el comportamiento de los legisladores cambie debido a que están sometidos a nuevos incentivos para continuar con su carrera política y fortalecer su desempeño legislativo.

Para esta investigación, la anomalía no es la reelección consecutiva per se sino los efectos de su implementación en el actuar legislativo. Durante 81 años de prohibición en la reelección consecutiva, la regularidad fue la dependencia de los legisladores hacia su partido político para continuar con su carrera legislativa. Era común observar a un grupo de personajes fuertemente ligados a las dirigencias de los partidos políticos reelegirse, no consecutivamente, en un cargo legislativo. El fortalecimiento de las carreras parlamentarias era un asunto partidario y la dinámica era postularse a una legislatura diferente, federal o local. Estos personajes fueron conocidos con el mote de chapulines debido a que “saltaban” de una legislatura a otra.

Una vez que la ley electoral mexicana avala la reelección consecutiva, el fortalecimiento de las carreras parlamentarias ya no es de exclusividad partidaria, sino que la ciudadanía juega un papel relevante dado que también decidirá acerca de la reelección legislativa.

Es importante mencionar que la reforma constitucional a los artícu­los antes mencionados establece una cláusula en la que se determina que cualquier legislador que desee reelegirse deberá ser postulado por el mismo partido o coalición que lo nominó inicialmente, a menos que haya perdido o renunciado a su militancia a la mitad del cargo podrá ser postulado por un partido diferente o de manera independiente.

A raíz de esta cláusula se ha especulado que los legisladores siguen dependiendo de sus partidos para continuar con su carrera y fortalecerla. Es evidente que es así porque los partidos deciden respecto a las nominaciones. No obstante, el meollo no es si dependen o no del partido político, sino en qué medida lo hacen. Si bien los partidos se encargan de las nominaciones, los electores emiten el voto con el que ganará solo una opción de las candidaturas disponibles. Consideramos que los electores tienen la última palabra en cuanto a las carreras legislativas en un contexto de reelección consecutiva, y que la realidad para el ámbito parlamentario ha cambiado: legisladores ya no solo dependen de sus partidos políticos para permanecer en la arena parlamentaria sino también de la ciudadanía.

La reforma electoral implementada en 2014 estimula la conexión electoral entre representantes y representados en materia legislativa. El problema de investigación que representa este hecho es el cambio en el comportamiento de los legisladores que se prevé como efecto de ello. La literatura, que más adelante se detalla, vincula los efectos de la reelección consecutiva a la disciplina y cohesión partidarias porque los legisladores buscan el incremento de su reputación personal frente al electorado para obtener el voto de confianza necesario en el periodo consecutivo de elección. Entonces, la disciplina y cohesión pueden verse afectadas negativamente porque las decisiones del legislador estarían enfocadas a las preferencias del electorado y no a las del partido —sobre todo cuando dichas preferencias estén contrapuestas— como parte de sus estrategias para mejorar su reputación en el distrito electoral durante su mandato.

En ese sentido, se propone a la asistencia legislativa como otro factor que se vincula con los efectos de la reelección consecutiva debido a que aumenta la visibilidad del legislador frente a los votantes de su distrito. La asistencia constituye una variable que coadyuva a determinar el grado de aceptación que tienen los legisladores entre la ciudadanía. Los legisladores faltistas no tienen una buena aceptación entre los electores, por tanto, la reputación personal es sensible a los cambios que se produzcan en la asistencia. Si un legislador desea reelegirse, es probable que falte menos a las sesiones y votaciones en el Pleno para fomentar su reputación frente a los electores.

Estos cambios que la literatura señala como efectos de la reelección consecutiva son modulados por el sistema electoral. El caso mexicano insta a incorporar en el problema a la doble variación que se genera con el sistema electoral mixto que está señalado en su marco legal. En todos los congresos locales se eligen a representantes legislativos por dos tipos de elección: mayoría relativa y representación proporcional.

Los legisladores de mayoría se eligen mediante voto directo, personalizado, por lo que la realización de campaña territorial es importante para que los electores puedan identificarlos físicamente, además de sus propuestas. Este principio de elección implica mayor acercamiento entre representantes y representados en comparación con el principio de representación proporcional.

En la representación proporcional el voto no es personalizado porque se elige una lista de candidatos para ocupar los escaños. Existen dos tipos de listas: a) abiertas, donde los electores pueden decidir el orden de los candidatos, y b) cerrada, en la cual el partido decide el orden de la lista, los electores no. El voto se torna impersonal, sobre todo en la lista cerrada, por sus características. Los candidatos tienen poco contacto con los ciudadanos en el distrito electoral, ya que no necesitan realizar campaña territorial.

Cada principio de elección produce distintos comportamientos en los representantes y cuando esos interaccionan con la reelección consecutiva pueden modular el efecto que se produce en el comportamiento legislativo. Es necesario, entonces, reportar lo que la literatura actual refiere sobre el problema.

Los efectos de la reelección legislativa

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