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No quiero que llegue el día/Carpeta: Borradores

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De: ivana.parraguez@hotmail.com

Para: luchoazul.cardenas@hotmail.com

30 de enero de 2006 a las 23:10

Asunto: No quiero que llegue el día.

Quisiera que este momento no hubiera llegado. Traté de aferrarme a la ilusión de que íbamos a estar juntos for ever.

No quiero caer en la actitud recriminadora tradicional, pero quizás la historia aún no se ha transformado por completo. Me he dado cuenta de que mi actitud de escribirte un correo a diario es un modo de compensar la añoranza que siento, producto de la distancia física. ¿Qué se puede hacer en el actual contexto?

Te quiero escribir de forma sincera. Por momentos siento que me sigues castigando por lo que hice y nunca en la vida me vas a perdonar, o yo no me voy a perdonar a mí misma, si tú no me perdonas.

Cuando comenzamos a juntarnos nuevamente, lo vivía como una compensación afectiva. ¿Una relación puede sostenerse en base a eso? Por un tiempo creí que sí, que había llegado el momento de que la vida me diera lo que me había quitado: me había ganado la beca, vivía sola en el centro de Santiago y estábamos juntos otra vez. No necesitaba nada más. Quería quererte y que todo el mundo lo supiera.

Me es difícil reconocer qué era exactamente lo que sentía por ti, tal vez, me dabas identidad y sentido de pertenencia con tu discurso crítico. Te quería por lo que siempre has representado para mí: rebeldía, coherencia, mi Lucho, mi lucha, la lucha social, una adolescencia de exclusión, compromiso y acción.

Ahora, a la luz del tiempo, quisiera congelar esos años de las colonias urbanas y quedarme en ellos. Quería que me nombraras la princesa de tu esquina, que nos amáramos en el sillón de tu casa y nos prometiéramos amor eterno, oyendo a Los Fiskales y tomando chela. Anhelo volver atrás y pasar la noche contigo en un carrete del 40, contarte lo que leo y que me hables de tu revolución popular o pasar la madrugada en un bar del Barrio Brasil y que no amanezca nunca esta nueva situación. Que no llegue el día de la partida de tu casa, de tu cama y de Colina.

Hoy he decidido mirarte de frente y ver qué es lo que representas para mí. Aunque idealice Colina, estoy en otra, quisiera seguir conectada con ese paraíso de barro y vino en caja, pero ya no soy la misma, debemos reconocer que ya cambiamos.

No puedo sostener esa idealización de la pobreza. Y es lo que más quisiera, créeme: volver a la población Las Águilas, a la educación pública, a la parroquia, a la precaria vida de universitaria becada, sentir que Bryce Echeñique escribió ese libro pensando en nuestra historia, como repetías. Convencerme de que ahí está nuestra receta, un manual de consulta en caso de vacilación.

¿Qué nos enamora hoy?

A la distancia se hace difícil que nos reconozcamos y nos veamos cómo estamos ahora. Te quiero porque eres una persona crucial en mi vida y porque eres necesario para el mundo. Pero eso no basta para enamorarse. ¿Qué nos pasó? ¿Me castigas por lo que hice?

Cafiche de mi corazón

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