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MITRA KADIVAR, UNA MUJER FUERTE*
ОглавлениеEntrevista a Jacques-Alain Miller en Lepoint.fr
Usted lanza hoy en Le Point una campaña internacional a favor de la psicoanalista iraní Mitra Kadivar, quien se halla privada de libertad desde hace seis meses. ¿Qué sabe acerca de ella?
La conozco, sí. Durante los años noventa, vino a París a analizarse con uno de mis colegas de la Escuela de la Causa Freudiana, muy discretamente.
Pienso que él era el único que la conocía. Luego, a principios de siglo, ella puso fin a su análisis con el acuerdo de su analista, quien me habló entonces de ella por primera vez. Ella vino a verme, me mostró una gran cantidad de documentos que atestiguaban que había dictado numerosos ciclos de conferencias sobre Freud y sobre Lacan en Teherán desde hacía varios años. Y me dio algunos de sus textos traducidos al francés. Me contó que había creado la primera asociación psicoanalítica de Irán, registrada debidamente por las autoridades competentes. ¿Cómo decirlo?
Me dejó patitieso. Vi a una persona con una extremada determinación, muy instruida, muy rigurosa en su enseñanza y en su idea de la práctica, en suma, una purista, que leía los textos de Lacan, que se había procurado mis cursos de la Universidad de París 8, que seguía los trabajos de la ECF. Jamás hubiera sospechado que había en pleno Teherán una actividad tan intensa, animada por una mujer cuyo deseo era tan decidido.
¿Conoce usted Irán, ha estado allí?
No, y Laurent Fabius nos ha hecho saber, por una carta firmada de su puño y letra, que aplazáramos nuestro deseo de ir allí. ¡Un ministro de la República que se preocupa por los hechos y los gestos de algunos psicoanalistas mientras, al mismo tiempo, tiene que manejar la diplomacia tan compleja de la guerra de Mali! Sin embargo, no vamos a hacer caso omiso de sus consejos. Además, imagínese que Mitra misma no desea vernos acudir en su ayuda. Hace dos días me escribió y me dijo que pretendía organizar ella misma la visita de lacanianos extranjeros a Irán una vez liberada.
¿Cuáles fueron sus palabras?
Estas. Cito su mail del lunes a las 6.50 de París (son dos horas más tarde en Irán): «Permaneceré en el hospital psiquiátrico hasta el fin de mis días, pero no permitiré que la Universidad de Teherán y el Departamento de psicoanálisis de París 8 celebren sus bodas a mis expensas. ¿And what about mis alumnos que no son de la Universidad de Teherán ni del Departamento de psicoanálisis?». Yo negociaba, en efecto, por personas interpuestas, para que dos de los nuestros, los profesores Briole y Guéguen, pudiesen acceder a Mitra dictando en Teherán conferencias sobre Freud y Lacan. Ese parecía ser el deseo en la University of Medical Sciences, que engloba al hospital en el que ella está retenida. Puede imaginarse la delicadeza de la operación y las sutilezas de mis interlocutores para decir sin decir.
¿Y qué le respondió usted a Mitra?
Respondí inmediatamente: «¡La adoro!».
¿Cómo es eso?
Tengo debilidad por las mujeres fuertes, por decirlo así. ¡Ella hace lo que cree justo, solo cuenta consigo misma, y que el mundo perezca! ¡Pereat mundus!
Ella se arriesga mucho.
No, no está tan claro. Sus guardianes detuvieron las inyecciones forzadas, dejaron de amenazarla con electroshocks, y le han permitido una hora de Internet al día. Ellos retroceden, por lo tanto ella avanza. La táctica tiene sentido. Entonces, ¡nada de conferencias para Miss University! Otro día, quizás. Mitra tiene un sentido refinado, muy persa, de la relación de fuerzas. Vea como la élite clerical manipula al mundo entero con su programa atómico. No se dejan intimidar. Nosotros, formados en el deal americano o en la justa medida, herencia de Aristóteles y de santo Tomás de Aquino, ya no sabemos qué es lo Absoluto. El Vaticano hace como si, pero son italianos, el pueblo más civilizado del planeta. Hay la tesis y la hipótesis. La tesis es: «jamás, antes morir». La hipótesis es: «tener en cuenta las realidades, y primero sobrevivir». Entonces, hay que rebajar el vino puro de la Verdad.
La jerarquía de la Iglesia católica se muestra sin embargo muy a la cabeza del combate sobre el matrimonio para todos.
Ciertamente, mucho vigor. Pero vea ya el signo sutilísimo dado anteayer por el presidente del Consejo pontificio para la familia, el arzobispo Vincenzo Paglia. Aquí mismo, en LePoint.fr, los titulares decían: «El Vaticano reconoce el derecho de las parejas gais». ¡Eso no es la defensa de lo Absoluto! Es aggiornamento. O algo de give and take. El repliegue elástico. Es la gestión razonable de las contradicciones, la búsqueda de un punto de equilibrio. Es civilizado. El Papa truena contra el relativismo, pero la Iglesia se sostiene desde hace dos mil años porque el Vaticano sabe perfectamente poner en lo Absoluto lo que hace falta de relativo. La dosificación que hay que hacer es exquisita. Como la de los vinos de Burdeos. En eso, coincido con Sollers.
Volvamos a Mitra.
Mitra se dio cuenta perfectamente de que los proyectores están a punto de encenderse, y de que no les será fácil a sus psiquiatras retirarle Internet, volver a atarla a su cama, y blandir las jeringas. Por mi parte, pienso que el doctor Ghadiri es un hombre muy inteligente, que sabía perfectamente lo que hacía al darle la conexión. La correspondencia que ella mantiene conmigo desde la última semana prueba que no es para nada esquizofrénica, y muestra hasta qué punto es sutil. Como no podrán martirizarla de nuevo, deberán terminar dejándola ir. Lógicamente, el doctor Ghadiri debe de estar hasta la coronilla de esta clienta. Hay un riesgo. Mitra cuenta con nosotros para reducirlo. Para pincharla le escribí: «¿Acepta usted que nosotros militemos por su libertad? ¿O prefiere usted desgastar al desgraciado doctor Ghadiri y a los otros?». Respondió enseguida que contaba con mi capacidad de alertar a los psicoanalistas de todo el mundo. Continuará.