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Factores que determinan la velocidad

Jay Dawes

Jeremy Sheppard

La capacidad de identificar las claves relevantes y ejecutar los movimientos correctos sin dilación determina, en gran medida, el éxito de los deportistas.9 Si un deportista interpreta incorrectamente estas claves o actúa a destiempo, puede encajar un tanto perder un partido o incluso un campeonato. Hay múltiples factores perceptuales en la toma de decisiones que influyen en la capacidad y la rapidez de los jugadores, lo cual también afecta a la agilidad.

PROCESAMIENTO DE LA INFORMACIÓN

Antes de moverse, primero hay que identificar la necesidad de responder a una situación, lo cual se consigue descifrando las claves del entorno a través de diversos sistemas de aferencia sensorial, como los sistemas auditivo, visual y somatosensitivo.18 Por ejemplo, un running back espera a que el quarterback le dé una orden auditiva para señalar el comienzo de la jugada. Mientras se prepara para recibir el pase del quarterback, recaba información visual sobre la posición del defensa para buscar un hueco por el que escapar. Y cuando los posibles placadores intentan detenerle, su sistema somatosensitivo retroalimenta al sistema nervioso central sobre la presión manual que los oponentes ejercen en sus hombreras y su cuerpo. Con esta información, el jugador debería saber zafarse del ataque. Este escenario ilustra una situación en la que las claves ambientales aportan información muy valiosa respecto al entorno competitivo.


Running backs como Adrian Peterson responden a variedad de claves ambientales, lo que les permite esquivar a los contrarios.

Los sentidos también recaban información sobre patrones específicos que revelan un tipo concreto de juego o la posición de un oponente. El deportista debe interpretar esta información mediante destrezas perceptuales con el fin de determinar la respuesta apropiada. Diversas variables afectan a la velocidad a la que esta información se procesa, incluyendo la claridad, la intensidad, el modo y experiencia del estímulo.17

Claridad de estímulo se refiere al grado en el que un estímulo se define correctamente y queda claro (es decir, en el centro de atención); intensidad de estímulo se refiere a la fuerza o magnitud del estímulo (sonoridad, claridad, etc.). Cuanto mayor sea la claridad o la intensidad de un estímulo ambiental, más rápido podrá el deportista procesar la información.17

El modo o tipo de estímulo recibido también afecta a la velocidad a la que se detecta. El tiempo necesario para responder a un estímulo visual (aproximadamente entre 180 y 200 milisegundos) es superior al que se requiere para responder a un estímulo auditivo (aproximadamente entre 140 y 160 milisegundos). El tiempo de reacción cinestésico es el más rápido (un promedio de entre 120 y 140 milisegundos).22

Por último, el nivel de experiencia de los deportistas tiene un profundo efec- to sobre la velocidad general. Por ejemplo, los deportistas capaces de leer o anticiparse a la siguiente jugada basándose en la formación de sus contrarios tienen una clara ventaja sobre aquellos que son incapaces de ello. La capacidad de interpretar las acciones del oponente se basa, en gran medida, en la repetición y la experiencia competitiva.

Los entrenadores deben tener en cuenta esta información cuando propongan habilidades abiertas, porque ayudan a comprender por qué algunos deportistas tardan más que otros en responder a ciertas propuestas. (Las habilidades abiertas o de reacción, exigen que los deportistas respondan a un estímulo para completar el ejercicio.) Por ejemplo, esta información muestra que, en la mayoría de los casos, un deportista sabrá responder antes a un sonido que a un estímulo visual. Por lo demás, el tipo de estímulo que elija el entrenador debe estar directamente relacionado con situaciones de juego a las que el deportista pueda enfrentarse. Un velocista, por ejemplo, debe responder a un estímulo sonoro, ya que éste es el tipo de señal que se usa para iniciar las pruebas de atletismo. En cambio, el estímulo específico para un liniero defensivo de fútbol americano implica movimiento, ya que los jugadores buscan estímulos visuales durante la competición.

CONOCIMIENTO DE LAS SITUACIONES

El conocimiento de las situaciones específicas de un deporte sirve para que los jugadores reaccionen con mayor rapidez según las claves ambientales. Los estudios sobre cognición muestran diferencias evidentes entre expertos e inexpertos en las estrategias de búsqueda visual.1, 14, 16, 20, 21 Este estudio revela que los deportistas expertos emplean claves distintas. Por ejemplo, un corredor de base experto quizás se centre en un movimiento específico del lanzador (bajar la pierna retrasada, levantar el pie retrasado de la placa de lanzador o levantar el pie adelantado del suelo) para determinar cuándo va a practicar un lanzamiento a la base o un intento de sacar al corredor. Adicionalmente, los jugadores expertos encuentran y se centran en claves relevantes con mayor rapidez que los menos experimentados.1, 23

Estas diferencias entre expertos e inexpertos subrayan, aún más si cabe, la necesidad de un estímulo de entrenamiento muy específico con el fin de mejorar las habilidades de reacción. Un estímulo genérico, como una luz, es poco probable que sea una medición válida para calibrar una actuación. Si los jugadores expertos emplean claves específicas de las tareas propias de una disciplina concreta, parece poco probable que un estímulo genérico sirva para mejorar el reconocimiento de una situación. Dicho de otro modo, es poco probable que una exigencia de reacción general mejore el rendimiento en una tarea específica de un deporte. Además, muy posiblemente que no sea un método válido para evaluar las diferencias de respuesta en el tiempo entre jugadores de distinto nivel de rendimiento en el terreno específico de su disciplina deportiva.1, 14, 23

El empleo de un modelo humano para procesar la información (véase la figura 2.1), de un estímulo concreto, antes de iniciar una respuesta, genera operaciones mentales específicas basadas en la recuperación de información almacenada en la memoria. La precisión y la velocidad de esta respuesta dependen de la información previamente almacenada y específica de esa situación.8 Si el estímulo usado en el entrenamiento carece de especificidad en el marco deportivo, los métodos de entrenamiento para reducir el tiempo de respuesta serán menos válidos, y es menos probable que mejoren el rendimiento deportivo.

Al recabar y procesar información durante la práctica de un deporte, el atleta comienza a reconocer tipos específicos de patrones que revelan ciertas situaciones. Por ejemplo, la trayectoria de rotación de una pelota, la dirección y velocidad de un oponente o la posición del contrario son posibles patrones que un deportista experto usará para sacar ventaja a los menos expertos. En muchos deportes, cuanto mejor sea un deportista reconociendo e interpretando estos patrones, mayor será su potencial para reaccionar con rapidez y precisión ante un estímulo dado.17, 18 En un deporte como el fútbol americano, claves específicas alertan al defensa sobre el tipo específico de jugada. Si el defensa es capaz de interpretar estas claves con rapidez, es más probable que se sitúe en la posición correcta para la jugada apropiada.

Esta capacidad de reconocer patrones específicos es una destreza que los deportistas desarrollan mediante el aprendizaje y la experiencia. Por eso, la cantidad y el tipo de práctica son importantes. A medida que aumenta el conocimiento de un jugador sobre una situación concreta y se familiariza más con la respuesta correcta al movimiento respecto al estímulo desplegado, también mejora su tiempo o rapidez de reacción. Por este motivo, durante las fases iniciales del aprendizaje, los deportistas deben practicar ejercicios preprogramados y cerrados de agilidad para dominar la técnica. Sin embargo, a medida que perfeccionan la técnica y adquieren experiencia en sus respectivas disciplinas, los ejercicios abiertos de velocidad y sin planificación previa son claves apropiadas para mejorar su rendimiento deportivo, debido a la mayor especificidad del entrenamiento.


Figura 2.1 Modelo de procesamiento de información.

Adaptada de R.H. Cox, 2002, Sport psychology: Concepts and applications, 5.ª ed. (Nueva York, McGraw-Hill), 133.


El conocimiento de las situaciones deportivas permite a una jugadora experta como Caroline Wozniacki leer la jugada para dar una respuesta exitosa.

DESTREZAS PARA LA TOMA DE DECISIONES

Una vez que el deportista haya recabado información sobre el entorno y la situación, decidirá las acciones o respuestas que más éxito le reporten. El éxito de la toma de decisiones reside en los movimientos precisos y rápidos. Cuando el deportista decide realizar un movimiento específico, basándose en la información recabada del entorno, el córtex motor recibe un mensaje para recuperar de la memoria el patrón de movimiento deseado. Al recibirlo, el encéfalo envía un mensaje a la musculatura esquelética activa a través de la médula espinal para generar el movimiento deseado.22 Si los deportistas eligen la respuesta correcta, sus oportunidades de éxito aumentan exponencialmente, pero si llevan a cabo un movimiento incorrecto, el resultado puede ser nocivo.

La finta es un recurso común en muchos deportes. En este tipo de recorte, el deportista amaga las fases iniciales de un movimiento y, de repente, practica otro hasta su finalización. Los jugadores utilizan este recurso para ofrecer claves erróneas a sus contrincantes y que éstos reaccionen de forma equivocada, o lenta, para defender el movimiento con eficacia. Si los adversarios responden al primer movimiento (finta), se quedarán atrás cuando intenten responder al segundo (verdadero). En el ejemplo anterior, si el lanzador parece estar a punto de lanzar a la base pero en lugar de eso intenta eliminar al corredor, esto puede hacer que el corredor de base se retrase un instante y quede apartado de la base. Si el corredor intenta robar una base, puede que se le pille en un corre-corre entre bases.

En gran medida, la cantidad de estímulos presentes en el entorno y de acciones posibles determina la capacidad del atleta para seleccionar una respuesta apropiada.17, 18 Por lo general, las reacciones se clasifican en simples o de elección.17 Un tiempo de reacción simple se refiere a la presentación de un estímulo que sólo tiene una respuesta correcta, como el pistoletazo de salida en una carrera. Las reacciones de elección exigen la selección de una respuesta apropiada ante uno de varios estímulos inesperados.18 El tiempo de reacción de elección es importante en aquellas disciplinas en las que se exige una respuesta apropiada por parte de los jugadores basada en los movimientos de sus rivales. Estos tipos de deporte tienden a ser caóticos e impredecibles.5 En fútbol, por ejemplo, a medida que los defensas siguen a un oponente que avanza por el campo contrario driblando, los jugadores deben observar la posición corporal del oponente, los patrones defensivos de la oposición y la localización de sus propios compañeros para iniciar la acción más adecuada y la mejor defensa posible contra esa acción ofensiva.

Según la ley de Hick, el tiempo que requiere una persona para preparar una respuesta a un estímulo depende del número de respuestas disponibles.17 Los deportistas pueden desarrollar tareas de reacción simple con mayor rapidez que tareas de reacción de elección, porque, en tales casos, solamente hay un estímulo y una respuesta posible. A medida que aumenta el número de estímulos en el entorno, el deportista dispone de un mayor número de respuestas posibles que debe seleccionar con el fin de desarrollar la tarea o habilidad motora correcta. Por consiguiente, incrementa el tiempo necesario para ejecutar un movimiento concreto.17

Muchos expertos creen que el tiempo de reacción simple es mucho más difícil, si no imposible, de alterar con el entrenamiento porque está básicamente relacionado con la genética y la velocidad del sistema nervioso central.


Deportes como el lacrosse generan un entorno caótico en que los jugadores deben reaccionar a múltiples estímulos.

No obstante, el entrenamiento y la experiencia pueden mejorar significativamente el tiempo de reacción de elección.18 Por eso, los deportistas deben incorporar alguna forma de entrenamiento de la agilidad de reacción específica en sus programas de preparación física y fuerza general, con el fin de mejorar su capacidad para responder rápidamente a múltiples estímulos en un ámbito deportivo caótico.

ANTICIPACIÓN

Cuando los deportistas predicen con exactitud una acción y organizan sus movimientos con antelación, pueden iniciar con mayor rapidez una respuesta adecuada que si hubieran tenido que reaccionar a un estímulo. Con la experiencia, adquieren un mayor conocimiento del tiempo que requiere la coordinación de sus propios movimientos (conocido como anticipación efectiva) con ciertas regularidades ambientales y tendencias opuestas en una situación dada (anticipación perceptiva). Además, si los deportistas predicen la jugada (anticipación espacial) y cuándo se usará (anticipación temporal), podrán establecer una respuesta apropiada antes de que se presente el estímulo.

Los deportistas que se anticipan con precisión adquieren una gran ventaja competitiva sobre sus adversarios. La anticipación es posible en casi todos los deportes. Por ejemplo, un jugador de rugby puede hacerse una idea de la dirección que va a tomar un oponente o qué movimiento va a intentar ejecutar fijándose en cómo gira o baja las caderas. Cuando un pitcher lanza una pelota al suelo, un corredor de base roba una base debido a la trayectoria del lanzamiento mientras suelta la pelota.

Los primeros estudios sobre la anticipación y el tiempo de reacción se basaron en estímulos genéricos y en respuestas deportivas genéticas.7, 13 Algunos científicos han subrayado que para evaluar realmente y entrenar las habilidades visuales y de reconocimiento necesarias en un deporte, los futuros estudios de investigación sobre la anticipación y el tiempo de reacción requieren una presentación específica del deporte en cuestión.3 La evidencia experimental demostró que los métodos de entrenamiento visual genético para el aprendizaje motor resultan menos eficaces, porque trabajan factores perceptivos que no influyen en el rendimiento deportivo ni en situaciones propias del deporte. A partir de estos hallazgos, los autores sugieren que, quizás, los protocolos específicos para el deporte que emplean habilidades perceptivas (como el reconocimiento de patrones y la anticipación) resulten más adecuados para establecer el contexto apropiado o el vínculo con las competencias que requiere un deporte concreto.3 Los deportistas de alto rendimiento se centran en claves anticipatorias que están directamente relacionadas con señales específicas emitidas por los oponentes.1, 3, 11 Por lo tanto, en este momento, los estudios de investigación aportan datos convincentes sobre el empleo de escenarios y estímulos específicos en los programas de entrenamiento de cada deporte.

Como componente de los factores de la percepción y la toma de decisiones, la anticipación parece ser una cualidad que puede entrenarse, ya que los deportistas mejoran estas capacidades cuando adquieren más experiencia competitiva.2, 3, 10, 11, 19 Por consiguiente, vale la pena prestar atención a esta área de entrenamiento. Cuando se entrena la anticipación, el objetivo principal consiste en mejorar tanto la precisión como la velocidad de las respuestas.

En cuanto a los entrenadores, los hallazgos previos sobre la investigación de los factores de la percepción y la toma de decisiones respaldan el empleo de escenarios específicos de cada deporte. Los escenarios que ofrecen un estímulo relevante para el entorno deportivo sirven para que los deportistas desarrollen mejores habilidades anticipatorias mediante el perfeccionamiento de las estrategias referentes a la observación, a la velocidad y la precisión de las respuestas, al reconocimiento de patrones y a las capacidades para tomar decisiones.


Mediante claves de anticipación un jugador de hockey experto, como Sydney Crosby, adquiere ventaja sobre sus oponentes.

NIVEL DE ESTADO DE ALERTA

El estado de alerta, o nivel general de activación y excitación del sistema nervioso central de un deportista, desempeña un papel fundamental en la capacidad para actuar con rapidez y precisión. El principio de la U invertida explica la relación entre estado de alerta y rendimiento.4, 18 La figura 2.2 muestra la hipótesis de la U invertida, que afirma que el estado de alerta facilita la actuación, hasta cierto punto. Tanto si el nivel de alerta es muy bajo como muy alto, el deportista no conseguirá rendir a un elevado nivel.18 La zona de funcionamiento óptimo, o simplemente la zona, es el nivel de estado de alerta más adecuado para la integración de los procesos mentales y físicos asociados con el rendimiento máximo.12, 15 Está tipificado por varios factores, como la mejora de la automaticidad (piloto automático) y el aumento de la capacidad, bien para identificar pistas relevantes para la tareas en cuestión, bien para ignorar señales ambientales irrelevantes para la actuación deportiva.18


Figura 2.2 Principio de la U invertida.

Reproducida, con autorización, de B.D. Hatfield y G.A. Walford, 1987, “Understanding anxiety: Implications for sport performance”, National Strength & Conditioning Association Journal, 9(2):60-61.

Generalmente, si el nivel de alerta del deportista es muy bajo, es probable que se centre excesivamente en señales ambientales irrelevantes. Si su centro de atención es demasiado amplio, puede que estas distracciones perceptivas le impidan centrarse en los estímulos ambientales relevantes. El estrechamiento perceptivo, o visión en túnel, se produce a medida que los niveles de alerta siguen aumentando, y dificulta la capacidad para identificar las claves relevantes para realizar una tarea, por lo que el tiempo de reacción se incrementa.

Idealmente, los deportistas pueden identificar el nivel óptimo de alerta necesario para estrechar el foco de atención. Por ejemplo, cuando los tenistas van a sacar, inicialmente tienen un centro de atención amplio mientras estudian la pista para determinar adónde quieren mandar la pelota. A continuación, estrechan su foco de atención mientras sacan. Una vez completado el servicio, lo amplían de nuevo para seguir al contrario y anticipar adónde devolverá la pelota. Tal vez, el sacador obtenga claves anticipatorias a través de la posición del cuerpo del oponente o de la posición de su raqueta al devolver la pelota. Si el servidor ve salir la pelota de la raqueta de su oponente, adopta la visión en túnel para concentrarse en ver venir la pelota hasta su raqueta y ejecutar un golpe eficaz;

Por esta razón, durante la práctica, los deportistas se benefician del uso de actividades abiertas, o reactivas, que reproducen situaciones que pueden percibirse como una amenaza; por ejemplo, cuando un contrario intenta marcar un tanto, o el reto que supone realizar una tarea antes que el rival. Los ejercicios que obligan a los jugadores a enfrentarse a una situación competitiva mejoran su confianza y destreza para adaptar sus habilidades y controlar mejor los niveles emocionales bajo la presión de la competición.

En conclusión, la capacidad de un deportista para ganar agilidad y velocidad, y por consiguiente obtener un rendimiento óptimo, depende en gran medida de sus habilidades perceptivas y sus aptitudes para tomar decisiones. Con el fin de desarrollar por completo esas capacidades, los deportistas deben seguir adquiriendo experiencia para identificar las claves relevantes en sus deportes respectivos mediante el entrenamiento de situaciones de juego específicas jun- to con métodos destinados a mejorar las capacidades cognitivas y las aptitudes para la toma de decisiones.

Desarrollo de la agilidad y la velocidad

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