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Capítulo 4

La evasión fiscal de las GAFAM

La actitud actual de Google respecto de los paraísos fiscales no es ilegal, es inmoral, cuando no amoral.

La evasión fiscal explicaría en parte (el 40 %, según los especialistas) la riqueza actual de las Big Five1. Las empresas digitales practican la evasión fiscal, y eso no es una novedad, ¡es un secreto a voces! Y así lo hacen todas las multinacionales en la era de la financiarización de la economía… Pero las GAFAM y sus filiales son particularmente privilegiadas, pues, como sus materias primas son de naturaleza virtual, no son precisamente las fronteras materiales las que las detienen; ellas pueden viajar fácilmente a cielo abierto y desviar sus beneficios a los paraísos fiscales. Además, los Estados tienen usualmente regulaciones obsoletas, que datan del tiempo en que el comercio se efectuaba con productos materiales.

Hoy es una banalidad demostrar que la revolución digital solo beneficia a un muy pequeño número de empresarios y de corporaciones, es decir, al 1 % de los más ricos. Los grandes ecosistemas no pagan una proporción justa a la sociedad que les proporcionó ambientes propicios para sus negocios; esa sociedad forma trabajadores competentes y disponibles, desarrolla servicios públicos, asegura a los ciudadanos la justicia, la educación, la salud, el bienestar social y la cultura, las reglas de convivencia en sociedad, etcétera. No obstante, las GAFAM prácticamente no pagan impuestos, y desvían sus actividades financieras hacia Estados más complacientes; además, rehúsan a menudo pagar las tasas sobre los productos y servicios que venden a precios módicos mediante el cibercomercio.

No es nuestro objetivo describir las estratagemas de los contadores de las GAFAM para evitar pagar sus tasas e impuestos. Ello ya ha sido hecho por otros (Lafrance, 2013).

Apple logró pagar solo el 1,9 % de los impuestos sobre sus colosales beneficios obtenidos fuera de Estados Unidos, una linda “optimización” comparada con el 2,5 % pagado el año anterior y con los pagos de Google (2,5 %). Esto permitió a la empresa recoger un botín de guerra de más de 120 000 millones de dólares, cuya mayor parte está bien resguardada en paraísos fiscales. (párr. 30)

A Estados Unidos le gustaría mucho que los fondos de Apple fueran devueltos a Cupertino, en California, la casa matriz del grupo, lo que significaría 30 000 millones de dólares de ingresos fiscales de un golpe, ¡el sueño de cualquier gobierno! Pero los más perjudicados son los europeos, puesto que gran parte de los 232 000 millones de dólares del volumen de negocios de la compañía (de los cuales 215 000 se obtienen en el extranjero) es efectuada en Europa, el tercer mercado en importancia después de Estados Unidos y China. Y con el montaje financiero de Apple y las facilidades fiscales irlandesas, sobre los 36 800 millones de lucro obtenidos fuera de Estados Unidos, Apple solo pagó 713 millones de impuestos, o sea, el 1,9 %. Demos un ejemplo un poco caricaturesco: en la primavera boreal del 2016, todos nos enteramos de que la Comisión Europea reclamaba 13 000 millones a Apple por impuestos no pagados. Esta suma debía ser entregada al tesoro irlandés, y Apple impugnó, como corresponde. ¡Lo increíble es que Apple e Irlanda querían recurrir juntos la decisión! Es bien sabido que Irlanda atrae las grandes empresas TI; como contrapartida, se reducen al mínimo los impuestos sobre el lucro de las empresas como Apple. “Nos encontramos en una posición extraña que nos fuerza a pagar impuestos a un gobierno que no los quiere”, explicó Tim Cook, presidente de Apple.

Cada país protege sus intereses. El presidente Trump redujo drásticamente los impuestos a las sociedades de 35 % a 19 %, para forzar a las empresas a declarar sus beneficios en Estados Unidos. Pero las cosas cambian poco a poco, en Europa y también en Estados Unidos. La prueba de ello es que incluso Trump quiere ahora que Amazon pague sus impuestos en Estados Unidos, como había prometido —según parece— en su campaña electoral (convengamos en que Jeff Bezos de Amazon es un enemigo mortal del presidente, en su calidad de propietario de The Washington Post, muy crítico de Trump). Apple tendrá que pagar 31 000 millones de euros al fisco americano. Conforme a la reforma fiscal votada a fines del 2017 por el Congreso, la empresa de la manzana deberá abonar un impuesto excepcional sobre sus efectivos depositados actualmente en el extranjero. En tal ocasión, debería repatriar una parte de sus activos líquidos a Estados Unidos, en donde promete, además, invertir 30 000 millones de dólares y crear 20 000 empleos en los próximos cinco años.

Canadá acaba de recibir un regalo de 500 millones de dólares de Netflix, como contrapartida de una exención de impuestos, lo que fue denunciado por todo el sector de creación y producción canadiense, que paga tasas e impuestos como es debido. Pero las autoridades políticas de ese país están revisando actualmente sus directrices relativas a los grandes ecosistemas2. Y, por el lado europeo, hay una firme voluntad de gravar el valor procedente de los datos recogidos y utilizados con fines publicitarios, lo que se refiere a los ingresos por publicidad en línea y empleados con esos fines. En Canadá nos encontramos con la situación absurda de que toda publicidad es gravada (sea en los periódicos, televisión, radio o cartelería), salvo la que se realiza en internet, que hoy acapara casi la mitad del total. La provincia de Quebec quiere obligar a las empresas a pagar tasas que provienen del extranjero vía el cibercomercio, pero esa no es la postura, a nivel federal, de Ottawa, capital de Canadá.

Estratagema de Apple para optimizar sus ganancias

Analicemos en detalle cómo procede Apple para ahorrarse el impuesto en Francia. La primera etapa es el “doble irlandés”, es decir que cualquier ingreso internacional de la empresa se factura a la filial del grupo en Irlanda; gracias a un precio específico con el que la empresa puede transferir sus haberes (todos sus bienes tangibles, sus activos intangibles e incluso servicios) de un Estado a otro, puede transferir directamente sus ganancias a paraísos fiscales más amigables, por ejemplo, las Islas Vírgenes Británicas, en el caso de Apple, sin tener que pagar nunca impuestos sobre sus sociedades. Apple goza, igualmente, de la virtualización del dinero y aprovecha el hecho de que las legislaciones fiscales no están adaptadas: cualquier compra realizada en iTunes en Europa va directamente a Luxemburgo sin detenerse en la casilla de impuestos del país en donde se realizó la compra. iTunes S. A. R. L. en Luxemburgo tiene muy pocos empleados, pero genera más de mil millones de dólares por año. Y el gobierno francés no recibe ni un euro por las ganancias obtenidas en su propio territorio. Algunos dirán que esta práctica es el privilegio de la mayoría de las sociedades con vocación internacional... Pero notemos que las empresas digitales son las que se benefician por la naturaleza virtual de sus operaciones. La contabilidad creativa que utiliza los paraísos fiscales es la enfermedad del capitalismo informacional del siglo XXI, porque permite a las empresas de las TIC evadir sus obligaciones sociales. Algunos cínicos pretenden que todas las grandes corporaciones y las grandes fortunas tienen los mismos comportamientos antisociales.

Google: la misma forma de proceder

La estrategia de evasión fiscal de Apple es similar a la de Google, cuyo propietario Eric Schmidt se sentía “muy orgulloso de la estructura que desarrollamos. La hicimos sobre la base de las regulaciones decididas por los gobiernos” (Pontiroli, 31 de octubre del 2012). Y agregaba: “Es lo que se llama el capitalismo. Estamos orgullosos de ser capitalistas. No estoy avergonzado de ello” (Womack, 12 de diciembre del 2012). La actitud actual de Google no es ilegal, es inmoral, cuando no amoral; Google es un mal ciudadano corporativo, puesto que no paga lo que es debido al desarrollo de la sociedad que lo alimenta.

Gravar en forma diferencial a Google3, pero también a Microsoft, Apple y Amazon (las Big Five) que proceden de la misma manera, sobre sus ingresos obtenidos, por ejemplo, en Francia, pero facturados en Irlanda o en Luxemburgo, es lo que intentan hacer Francia, Italia, Gran Bretaña, la Unión Europea y la OCDE. Pero estamos muy lejos de ello, pues se necesita un acuerdo supranacional (o un gobierno mundial) para poner orden en las finanzas internacionales. En un informe publicado con ocasión de un G20 financiero el 16 de marzo del 2018, la OCDE llegó a la conclusión de que por el momento no existe consenso sobre las medidas que podrían tomar los países a largo o a corto plazo, a la espera de un acuerdo mundial. Señalemos que las GAFAM (y las otras plataformas de servicios informatizados como Netflix, Uber, Airbnb, Expedia y otras) enfrentan con cinismo los países unos contra otros, favoreciendo a las islas pequeñas (como la isla de Jersey, la isla de Man o las Bermudas) contra las grandes, prometiéndoles empleo.

Gracias a sus prácticas antisociales, la empresa Apple acumuló tanto dinero que hoy se siente obligada a comenzar a pagar dividendos a sus accionistas, por presión de estos (2500 millones de dólares de dividendos en el último trimestre del 2012 para Apple, que obtuvo un botín de 100 billones). Debemos recordar que las empresas de la web 2.0 no habían pagado prácticamente dividendos a sus accionistas, y estos se contentaban aprovechando la plusvalía de los precios de sus acciones; preferían invertir sus ganancias en investigación y desarrollo o en la adquisición de nuevas empresas, privilegiando su crecimiento. Pero esta situación corre el riesgo de cambiar cuando los pioneros (Eric Schmidt, Steve Jobs, Bill Gates, Travis Kalanick, presidente de UBER) se retiran para administrar una colosal fortuna o su fundación con gran generosidad…

No obstante, no hay que desesperar en lo concerniente a la contabilidad creativa de las personas y las corporaciones ricas y célebres; todas las semanas asistimos a algunos progresos, gracias a la acción de los denunciantes de irregularidades, que nos alertan sobre secretos profundamente enterrados en las cajas fuertes de los bancos (SwissLeaks, Panama Papers, Paradise Papers, Luxleaks): Edward Snowden, Julian Assange, Chelsea Manning, Hervé Falciani, Camille Bauer y muchos otros que denuncian toda clase de fraudes fiscales, de acciones nefastas y de revelaciones escandalosas. Hay que agradecer a esas personas con gran potencial ético, pues han arriesgado su vida y la tranquilidad de su existencia, preocupados por la justicia.

Europa contraataca frente a los avances liberales de los gigantes

Europa es el tercer mercado de las GAFAM para los productos y servicios digitales. Desde el inicio de la existencia de la web, se sabe que las grandes empresas utilizaron toda suerte de estratagemas para hacer dinero: abuso de posiciones de poder para favorecer el grupo, deslocalización de las ganancias para evadir el impuesto sobre los beneficios, ausencia de regulación de las plataformas, ausencia de transparencia en las prácticas, etcétera. Con el trasfondo de la guerra comercial entre Europa y la América de Donald Trump, y cumpliendo con las recomendaciones de las investigaciones de la comisaria de competencia Margrethe Vestager, las llamadas al orden y las multas llueven sobre Google, Apple, Microsoft, Intel y otras. Parodiando las fábulas, no todos pagaron, pero todos fueron objeto de severas reprimendas. Veamos algunos de los mejores ejemplos.

1. Bruselas acentúa su presión sobre Google, que hace la promoción (obligatoria) de su propio servicio de comparación de precios, Google Shopping, y de los productos segmentados por su división de publicidad, AdSense, a aquellos que utilizan su motor de búsqueda. Peores aún son las prácticas de Android, que impone su sistema de explotación, ¡un software libre!, para los teléfonos inteligentes, mientras que domina el 80 % del mercado (Ducourtieux, 11 de noviembre del 2016). El gigante americano se vio condenado a una multa récord, por abuso de posición dominante, de un monto de 2,42 billones de euros, a partir del martes 27 de junio del 2017. Evidentemente, Google recurre la misiva de Bruselas, bajo el pretexto de que ella misma es objeto de prácticas similares por parte de sus competidores. Se aplica así la siguiente lógica: “Como todos lo hacen, yo también tengo el derecho de hacerlo”.

2. La última multa europea récord para ese tipo de pesquisas (1,06 billones de euros) fue anunciada en el 2009 y apuntaba a Intel, el gigante americano de los semiconductores. El peso pesado del sector era acusado de haber abusado de su posición dominante entre los años 2002 y 2007 al implementar una estrategia destinada a excluir del mercado a su único competidor serio: AMD. El abuso consistía particularmente en rebajas otorgadas a los fabricantes de computadoras para que compraran a Intel la casi totalidad de sus procesadores. Posteriormente, la empresa apeló esta multa ante la justicia europea, pero su apelación fue denegada.

3. Microsoft fue declarado culpable de sesgar la competencia, y esta le reprochaba que incorporara sistemáticamente su software Internet Explorer a los sistemas de explotación de sus aparatos. Microsoft es la empresa que ha sido más fuertemente sancionada por la Unión Europea hasta el día de hoy por un monto total de aproximadamente dos billones de euros en menos de una década. En el 2004, había sido condenada a pagar 497 millones de euros por no respetar las reglas de la competencia, y luego 899 millones en el 2008, que se redujeron después a 860 millones.

4. En cuanto a Amazon en Luxemburgo, se sospecha que goza de un régimen fiscal favorable. En concreto, la Comisión tiene la presunción de que el gigante de la distribución en internet se benefició de ganancias indebidas en el territorio luxemburgués. El Gran Ducado (pequeño en términos de superficie) fue o es aún el centro de la evasión fiscal en Europa (recordemos el affaire Lux), y hace poco fue severamente llamado al orden por la Comisión Europea (CE). La ONG Oxfam informa el caso de Amazon en el Gran Ducado, a quien la CE solicita reembolsar 250 millones de euros al fisco luxemburgués por un acomodo fiscal “ilegal”, uno de los famosos tax ruling revelados por el escándalo LuxLeaks.

5. Apple siempre tiene algún expediente de denuncia por “ventajas fiscales” indebidas. El 30 de agosto del 2016, la Comisión Europea estimó que Apple se había beneficiado de “ventajas fiscales” otorgadas por Irlanda a cambio de empleos, y conminó al gigante americano a que reembolsara a Dublín un monto récord de más de 13 billones de euros. Dublín, “en profundo desacuerdo con esta decisión”, y la empresa informática impugnaron inmediatamente esta orden (ver más adelante). Según el presidente de Apple, es extraño que una empresa sea obligada a reembolsar miles de millones a un país que no los quiere.

6. De acuerdo con el ministro de Finanzas del gobierno, Francia grava a las GAFAM con 500 millones de euros a partir de enero del 2019. No va a esperar que la Unión Europea actúe para imponer lo que denomina “la tasa GAFAM”. Por su parte, la Unión Europea proponía “gravar a los Estados miembros con el 3 % del volumen de negocios (y no sobre las ganancias, como en el sistema clásico) generado por algunas actividades digitales”.

7. En su sitio de internet, la Comisión Nacional de Informática y Libertades (CNIL) francesa indica que es la primera vez que aplica nuevos límites de sanciones previstas por el Reglamento General de la Protección de Datos (RGPD). De esta forma, acaba de imponer a Google una multa de 50 millones de euros (publicado el 21 de enero del 2019). Obviamente, Google apela dicha sentencia.

8. El 19 de enero del 2019, las autoridades federales americanas se plantearon imponer una pesada multa a Facebook por no haber respetado sus compromisos en materia de protección de los datos personales de sus usuarios, según The Washington Post, que cita tres fuentes cercanas a las discusiones. La Comisión Federal del Comercio americana (FTC), principal autoridad en materia de competencia y protección del consumidor, investiga desde el año pasado esa red social. Es muy pronto para saber si el grupo podría concluir con un acuerdo extrajudicial con la FTC y aceptar el pago de una importante penalidad financiera, que debería ser muy superior a la multa de 22,5 millones de dólares impuesta a Google por la FTC en el 2012. Recordemos que las fotos de 6,8 millones de usuarios de Facebook fueron expuestas públicamente y una falla de seguridad reveló el contenido de 50 millones de cuentas.

9. Finalmente, Bruselas pretende resolver la regulación del conjunto de las plataformas de la web de este mundo digital (Google, App Store, Facebook, Airbnb, Uber y Booking), convertidas en las verdaderas puertas de entrada de la web (o del universo de los smartphones). El objetivo de ese texto de intención consiste en introducir obligaciones de transparencia para las plataformas e implementar vías de recursos eficaces para sus clientes, si ellos se sienten lesionados. El proyecto de regulación obliga a las plataformas a presentar sus condiciones de utilización de la manera más clara posible y les prohíbe cambiarlas sin prevenir a sus usuarios. Estos deben disponer al menos de 15 días para adaptarse en caso de modificación. Además, una plataforma jurídica que decidiera privar a un usuario de utilizarla es la que debe justificar esa decisión, lo que constituye una importante disposición referida a las aplicaciones (Ducourtieux, 23 de abril del 2018). En nuestros países existen leyes que protegen eficazmente a los consumidores contra el abuso de las empresas que emplean toda clase de estratagemas para engañar al ciudadano que no tiene abogados en su familia; pero en lo que respecta a las nuevas tecnologías, muchos países le dan largas a la modernización de sus sistemas de regulación.

No obstante, Europa está a la vanguardia. Según Gardner de Béville (2 de mayo del 2018), codirector de HR Consulting Group y abogado en Madrid, el RGPD, que entró en vigencia el 25 de mayo del 2018, creará un verdadero Big Bang en el universo de protección de los datos personales en el seno de la Unión Europea, tanto para los individuos como para las empresas. Las disposiciones del RGPD serán obligatorias y aplicables a los 511,8 millones de ciudadanos en la Unión Europea.

Sea para el individuo o el empleado, es larga la lista de sus derechos: derecho a la vida privada, derecho a la protección, derecho al olvido, derecho al acceso, derecho a la rectificación, derecho a la desaparición, derecho al error, derecho a la transparencia, derecho a conocer, derecho a que se le comunique, derecho al referenciamiento, derecho a la portabilidad de los datos, derecho de hacer rectificar, derecho de oposición, derecho a la conservación, derecho a la transferencia. Además, el preámbulo del RGPD precisa que la protección de datos personales es un “derecho fundamental”, y por ello la coloca sobre un pedestal todavía más alto, aun si el texto señala que no se trata de un “derecho absoluto”. (Gardner de Béville, 2 de mayo del 2018)

El empleador, por su parte, tiene derechos y obligaciones: el derecho a la no evaluación, la obligación de no discriminar, el deber de tratamiento justo y transparente, la obligación de adoptar reglas internas e implementar medidas que respeten la protección, la obligación de designar un representante responsable del tratamiento, la obligación de establecer un contrato u otro acto jurídico, la obligación de mantener registros, la obligación de realizar un análisis de impacto, el deber de notificar a la autoridad de control a la mayor brevedad y con un máximo de 72 horas.

Habrá que esperar aún algún tiempo para conocer las repercusiones de esta reglamentación sobre la práctica de las grandes empresas, pero es interesante saber que las penalidades son pesadas para las empresas de TI, las cuales, en caso de acatarlas, pueden ser del 4 % del volumen de negocios de la entidad condenada o de 20 millones de euros. Por ejemplo, para Apple una multa del 4 % del volumen de negocios representaría 8,6 billones de dólares. A fines de diciembre del 2018, Francia decidió pasar a la acción, sin esperar la decisión de la Unión Europea, gravando con el 3 % las ganancias de Amazon, de Apple, de Microsoft, de Facebook y de Google.

El departamento de asuntos jurídicos de las megaempresas digitales necesitará más abogados para moderar las ambiciones de sus cibermotivadores jurídicos y de sus psicocreativos hiperactivos, que encuentran la falla en los comportamientos humanos. Pero, en tono optimista, digamos que las cosas avanzan y que el escándalo duró bastante… y las autoridades políticas se van despertando lentamente.

En conclusión, según Pierre Trudel (8 de enero del 2018)4, “lo digital cambia las condiciones de vida y modifica los modos de proceder de las empresas de servicios. Torna obsoletos ciertos modos de funcionamiento y hace emerger otros. Las leyes deben acompañar las transformaciones inducidas por las evoluciones tecnológicas”. Veamos los avances realizados en la reglamentación digital en el 2018:

• Las autoridades europeas implementaron reglas modernizadas sobre el derecho de autor y el sector audiovisual. También Canadá emprendió la modernización de sus leyes sobre radiodifusión, telecomunicaciones, derecho de autor e impuestos a los productos culturales en línea. Francia y Alemania se dotaron de leyes sobre las falsas noticias (fake news) que circulan en las redes sociales.

• En Francia se introdujo un impuesto a fin de reinvertir una parte de los ingresos de las plataformas de producción de obras culturales originales. La provincia de Quebec aplica leyes generales sobre el régimen impositivo de los productos consumidos en plataformas como Netflix o Spotify. En una palabra, Quebec obliga a las compañías extranjeras a recaudar impuestos sobre el sector audiovisual y la música, como lo hace con las empresas de producción audiovisual en el propio país. Varios países reglamentan también las plataformas como Airbnb o Uber, exigiendo tasas locales. Canadá y la provincia de Quebec también estudian la posibilidad de imponer tasas a los productos de cibercomercio provenientes de Estados Unidos vía Amazon, de acuerdo con el régimen impositivo nacional. Canadá intenta también recuperar los ingresos procedentes de la publicidad, de los que se benefician Google o Facebook, que acaparan del 70 % al 80 % del mercado actual de la televisión, la radio y otros medios.

• En varios Estados, surgen reflexiones sobre un marco jurídico acorde con la creación de valor por datos masivos, la riqueza del nuevo capitalismo. Finalmente, la Unión Europea ha dado a conocer el reglamento general que asegura la protección de datos personales (como se ha expuesto líneas arriba).

• Por último, la declaración de Montreal sobre inteligencia artificial ha afirmado la obligación de subordinar el desarrollo de los nuevos dispositivos técnicos, llamados inteligentes, al control democrático (como el uso de los drones “asesinos”).

• Para terminar, una buena noticia: según Le Monde del 29 de enero del 2019, desde el 2020 se aplicarán nuevas reglas fiscales mundiales para gravar a los gigantes digitales, las famosas GAFAM, reinas de la optimización fiscal, cuyo modelo económico trastoca todos los códigos. Es el objetivo concreto que se fijó la OCDE, basado en un nuevo acuerdo de principio con 127 países, revelado el 29 de enero, algunos días después de concluido en el seno del Marco Inclusivo, organismo dependiente de la institución donde se deciden las reglas fiscales internacionales.

Como podemos constatar, estamos cada vez más lejos de la utopía de internet que encomiaba John Perry en su celebérrima “Declaración de independencia del ciberespacio”, que resultó ser un espejismo o, más precisamente, una trampa para introducir el caballo de Troya del neocapitalismo. A mediados del 2018, el creador de la web, el investigador Tim Berners-Lee, expresaba su preocupación respecto de aquello en lo que devino internet: “En la web, la dominación de los grandes jugadores engendra desequilibrios cada vez más fuertes” (Trudel, 21 de agosto del 2018).

Malestar en la civilización digital

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