Читать книгу Argumentación y pragma-dialéctica - Jesús Zamora Bonilla - Страница 44

2.5 Investigación empírica asociada a la teoría pragma-dialéctica

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Durante las dos décadas pasadas los pragma-dialécticos han comenzado a llevar a cabo varios tipos de investigación empírica sobre el manejo de diferencias de opinión tanto en situaciones informales como en contextos más institucionalizados. Esta investigación está directamente relacionada con el marco teórico antes descrito y tiene por fin describir y explicar la manera en que las personas producen, identifican y evalúan el discurso argumentativo. Los temas que se investigan van desde los principios que organizan la práctica de argumentar hasta los procesos cognitivos y las estructuras discursivas que juegan un papel en producir e interpretar el discurso argumentativo así como los factores que dan cuenta de las diferencias individuales en la competencia argumentativa.

Como han mostrado van Eemeren, Grootendorst, Jackson y Jacobs (1993, 1997), es posible hacer aseveraciones empíricamente fundadas acerca de la función, estructura y contenido de intercambios argumentativos. Una fundamentación empírica primaria de semejantes aseveraciones proviene de evidencia etnográfica. Otras fuentes se hallan en la información comparada sobre el discurso en general y sus estructuras y estrategias convencionales. En casos de diálogo, otra fuente de fundamentación empírica puede provenir de varias pistas que indican cómo entienden los participantes mismos la función argumentativa del discurso. Pausas, interjecciones (“este…”, “bueno…”), interrupciones y vueltas a empezar son rasgos vocales característicos de turnos conversacionales que indican que no se está del todo de acuerdo con la otra parte. Ninguna de estas fuentes de evidencia empírica basta por sí sola y necesitamos usarlas todas junto con lo que sabemos del trasfondo cultural del acontecimiento de habla en cuestión y junto con una bien entrenada intuición acerca de cómo se conduce el discurso argumentativo.

El libro La reconstrucción del discurso argumentativo (Eemeren, Grootendorst, Jackson y Jacobs, 1993) proporciona, entre otras cosas, evidencia —tomada de conversaciones durante mediaciones de disputas entre terceros— según la cual discursos argumentativos que a primera vista parecen flagrantemente poco razonables pueden, en un segundo acercamiento, entenderse como tendientes a resolver una disputa, sobre todo cuando se toma en cuenta que ciertas condiciones de orden superior para discusiones críticas no se habían cumplido durante el intercambio. Enfocándose a discusiones para resolver problemas, van Rees (1994, 2002) trató de establecer si los propósitos de este tipo de discurso, tal como ellos se plantean en manuales normativos están lo suficientemente de acuerdo con los propósitos de la discusión crítica como para hacer plausible una reconstrucción pragma-dialéctica. Esta autora utilizó también modelos descriptivos para este tipo de discurso a fin de investigar hasta dónde las discusiones reales orientadas a resolver problemas se conforman a estos ideales. En otro trabajo, la misma van Rees (1995) mostró que cuando de hecho reconstruimos discusiones para resolver problemas, podemos explicar la reconstrucción lograda utilizando enseñanzas de la teoría de actos verbales, del análisis del discurso y del análisis conversacional, y al revés: que el marco pragma-dialéctico puede usarse para interpretar la función de un fenómeno tan ordinario del discurso como es la repetición.

Otro aporte cualitativo lo hace Snoeck Henkemans en su libro El análisis de la argumentación compleja (1992). Muestra esta autora que la argumentación múltiple y coordinada es un resultado de distintos tipos de intercambios dialógicos encaminados a resolver diferencias de opinión.58 La argumentación coordinativa se propone en un esfuerzo por eliminar la duda o crítica del oponente acerca de si la argumentación es suficiente. Si la argumentación coordinativa se utiliza en una defensa directa, es “acumulativa”; si en una defensa indirecta, es “complementaria”. En ambos casos, los argumentos son interdependientes. En cambio, en la argumentación múltiple los argumentos que se plantean para defender un punto de vista son intentos de defensa separados e independientes, uno de los cuales está motivado por la posibilidad de que el otro fracase. En un trabajo posterior, Snoeck Henkemans (1995) examinó la influencia que tienen las propiedades estilísticas del discurso argumentativo sobre su comprensibilidad y aceptabilidad.

Otro tipo de investigación empírica que la pragma-dialéctica trae a colación consiste de investigación experimental (cuantitativa). Una pregunta importante que ha sido investigada es hasta dónde las personas son capaces de reconocer la argumentación. Los resultados sugieren que los indicadores verbales de la argumentación significativamente facilitan tal reconocimiento, mientras que las presentaciones implícitas e indirectas plantean más problemas, especialmente en ausencia de suficientes claves contextuales (van Eemeren, Grootendorst y Meuffels, 1989). En la interpretación de argumentaciones indirectas (y en general de argumentaciones implícitas) los indicadores contextuales resultaron jugar una parte importante: ayudan a intepretar al hacer clara la función comunicativa de lo que se dice. Problemas serios de interpretación solamente surgen en contextos “indefinidos” y carentes de indicadores auxiliares.59 Van Eemeren, de Glopper, Grootendorst y Oostdam (1995) investigaron el desempeño de estudiantes a la hora de identificar premisas inexpresas y esquemas argumentales. Los resultados de sus pruebas claramente indican que, en ausencia de informaciones contextuales desambiguadores, las premisas “mayores” inexpresas de un silogismo y las premisas “no silogísticas” se identifican correctamente más a menudo que las premisas “menores” inexpresas de un silogismo. Asimismo, los experimentos de Garssen (2002) han mostrado que los esquemas argumentales de tipo causal son más a menudo identificados correctamente que la argumentación sintomática, pero no más que la comparativa.60

La perspectiva pragma-dialéctica también se usa para proporcionar guías para construir textos argumentativos (van Eemeren and Grootendorst, 1999). El procedimiento pragma-dialéctico para (re-)escribir, el cual recibe retroalimentación sistemática del texto primario, tiene por fin asegurar que el texto revisado es demostrablemente mejor que el texto original. Sobre la base de una sinopsis analítica [véase arriba 2.2(a)], la cual puede también diseñarse como plan para escribir un texto argumentativo, podemos escribir y re-escribir un texto de tal manera que su comprensibilidad y aceptabilidad no se vean afectadas negativamente por redundancia, falta de explicitud, un pobre ordenamiento de los materiales a tratar o poca claridad. En este esfuerzo, hay que ejecutar cuatro “transformaciones de la presentación” sobre la base de la sinopsis analítica, las cuales con imágenes “como en espejo” de las transformaciones de la reconstrucción. Corresponden grosso modo a las cuestiones de qué puede omitirse (“borrado”), qué habría que añadir (“adición”), qué reacomodos serán necesarios (“permutación”) y qué reformulaciones mejorarían la claridad del texto (“substitución”).

Argumentación y pragma-dialéctica

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