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Prefacio

He tenido el gran placer de conocer y trabajar con Jo Ann durante, aproximadamente, diez años y profeso el mayor de los respetos por alguien que encarna la salud y la forma física en pensamientos, palabras y hechos. Como profesora e instructora, ha influido en muchas vidas y, como autora, se enfrenta a su segundo libro. Cuando me pidió que participara en este libro, me sentí humilde y honrado. Cuando me habló del tema del libro, me entusiasmé. Tras más de 24 años en la práctica clínica, tengo muchas «historias del psoas» propias y soy consciente de la gran importancia de este músculo ampliamente ignorado. Sin embargo, tras leer el libro, me volví a sentir humilde ante mis limitados conocimientos sobre todo lo que rodea a este músculo. Como médico en activo, me encantan los cursos y libros que tienen un profundo impacto en mi forma de pensar y que influyen en la forma en la que trato a mis pacientes el lunes por la mañana. El psoas, el músculo vital es, decididamente, uno de esos libros.

El psoas puede considerarse el sueño de todo agente inmobiliario y es que en eso consiste precisamente: ¡ubicación, ubicación, ubicación! Debido a su ubicación, el psoas se distingue por ser el único músculo que conecta la parte superior e inferior del cuerpo humano. Por lo tanto, sus ramificaciones funcionales son amplias y actúa como el principal agonista de la acción o el estabilizador fundamental en coordinación con otros agonistas principales. Así pues, ya se trate de un movimiento dirigido por el segmento inferior, como puede ser andar, o un movimiento más dirigido por el segmento superior, como lanzar una pelota o alcanzar un armario en alto, el psoas está ahí. Muchos médicos respetan la capacidad del psoas de funcionar como agonista principal en la flexión de cadera; sin embargo, a pesar de conocer sus fijaciones proximales en las caras anteriores de la columna lumbar y sus numerosas relaciones fasciales, suelen ignorar su función como estabilizador, así como su capacidad de afectar profundamente a la postura.

La ubicación del psoas también le confiere la capacidad de influir en la circulación, debido a su proximidad anatómica a las estructuras vasculares, sobre todo a la aorta y la arteria ilíaca externa y su continuación hacia la arteria femoral a través de la compleja área ilioinguinal. El psoas cuenta con conexiones fasciales cruciales para el soporte de numerosas estructuras viscerales y órganos. Estos mismos órganos, mediante la contracción muscular del psoas, pueden estimularse y “masajearse”, y por lo tanto el psoas puede influir en la digestión, excreción/eliminación, desintoxicación e, incluso, en los procesos de reproducción del cuerpo. El psoas afecta a la respiración a través de su relación anatómica con el diafragma, en el área del plexo solar, que también puede influir en el flujo de energía por todo el cuerpo gracias a su relación geográfica con los tres chakras inferiores de la filosofía yóguica. Jo Ann hace un gran trabajo al tratar la influencia del psoas en temas como el “masaje visceral” y la “memoria somática”, así como en el componente emocional asociado a nuestros “sentimientos estomacales”.

Jo Ann utiliza la palabra “rueda” para referirse a los chakras. No sería descabellado colocar al psoas en el centro de esa rueda, con unos cuantos radios alrededor, como la parte superior e inferior de nuestro cuerpo, el núcleo, las funciones metabólicas y fisiológicas, las emociones, el espíritu y la energía —por citar algunos—, dirigidos e influenciados por ese centro. También nos enseña que el significado histórico de chakra es “propiciar una nueva era”. Tras permitirnos digerir y asimilar los ejercicios y prácticas de reequilibrio factual, nuestra autora nos ofrece un valioso mapa de ruta para la restauración de la harmonía entre mente, cuerpo y espíritu a través de este tesoro bien escondido conocido como músculo psoas. Creo que la mayoría de los médicos, anatomistas, biomecánicos, especialistas del ejercicio, terapeutas manuales y demás profesionales respetarán esta capacidad profundamente centrada en el músculo de influir concomitantemente en mente, cuerpo y espíritu. Es una creencia ampliamente extendida que sólo a través del equilibrio de estos tres elementos se puede conseguir la salud óptima.

Mi reflexión final se centra en la indicación de Jo Ann de que “así como el universo está interconectado, nuestro cuerpo también; somos formas de vida en constante evolución”. Este libro me ha instruido y ayudado en mi propio proceso evolutivo personal y profesional, y creo que cualquiera que lo lea, una vez que inicie este viaje en compañía de la autora, podrá añadir una capa más de conocimiento y comprensión a su propio camino hacia el mejor entendimiento de lo que supone una salud y función óptimas.

Por una buena salud,

Dr. Gary Mascilak, médico quiropráctico, fisioterapeuta y entrenador personal

El psoas

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