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PSICOANÁLISIS DEL DISEÑADOR

Nos adentramos ahora en la pregunta ¿dónde estamos?

En la medida que el diseño es, ante todo, una actitud, el diseñador se encuentra ante un campo de libertad en el que adopta la elección tomada conforme a su intuición, su vocación y su visión particular del tema.

En psicología es difícil clasificar las actitudes separándolas tajantemente unas de otras. En la realidad no hay fronteras y no es realista ponerlas para clasificar el comportamiento. Sin embargo, a grandes rasgos podemos hablar de tipologías, de las cuales identificamos cuatro, relacionadas entre sí por el criterio del más especializado al más integral o global.

La sucesión gradual de una tipología a otra en el esquema indica el sentido convencional de izquierda a derecha que se ha impuesto por la escritura-lectura alfabética. El trazo más fino marca de modo indicativo la «dimensión estadística» o cuantitativa de los diferentes tipos.


1. EL ESPECIALISTA

Es el profesional que sigue el método industrial de la división de las tareas: a cada tarea su especialista. Es la lógica de la fragmentación cartesiana y esta decisión está motivada por una inclinación particular de las preferencias del profesional en su voluntad de centrarse en un aspecto concreto de la disciplina. Ese campo de elección constituye finalmente su especialización. En principio, el especialista (el ilustrador o el calígrafo, por ejemplo) conserva ese espíritu amoroso por el trabajo propio del artesano.

El especialista conoce en profundidad todos los recursos de su especialización, y en algunos casos tiende a predominar el aspecto técnico de su trabajo.

Pero este microcosmos, aparentemente restringido, le ofrece posibilidades indefinidas, lo que supone múltiples formas de creatividad. El problema sucede a menudo cuando el especialista aborda un proyecto diferente cuya práctica no domina: lo hemos comprobado en el caso de proyectos señaléticos, que es una disciplina compleja, con muchos condicionantes ajenos al diseño gráfico.

Cuantitativamente, los especialistas no son muy numerosos en relación al conjunto de los profesionales, y su característica es la calidad y la perfección. La cuestión cualitativa y creativa está en toda clase de trabajo, incluido el más modesto o menos brillante (rechazo juicios de valor y criterios subjetivos). Una disciplina debe ser al mismo tiempo abierta y cerrada para mantenerse en su línea, para ser fecundada por otras disciplinas y fecundar a su vez a otras disciplinas. Sin necesidad de dar datos concretos, todos tenemos en mente los nombres de grandes especialistas, desde ilustradores a calígrafos, tipógrafos y creadores de fuentes, célebres nombres del diseño editorial, o señalético, cartelistas famosos, etcétera.

2. EL GENERALISTA

En la medida que el diseñador gráfico se abre a las dimensiones de la disciplina, aparece ante él un mundo diverso de posibilidades. Cada problema requiere su solución más eficaz y eso implica utilizar los diferentes lenguajes y estrategias de comunicación. El diseñador generalista es un creador polifacético, con gran capacidad de adaptación. Su catálogo de trabajos convence por la versatilidad creativa y por su incursión en los más diversos problemas. El despliegue de soluciones que ofrece a sus clientes, pues, define el amplio campo de registros profesionales: desde el diseño de programas de identidad visual, publicitario, editorial, marcario, embalajes y packaging, hasta el diseño de información, señalético, audiovisual, motion graphics, web pages y todo el ámbito del diseño digital.

La gran mayoría de los diseñadores generalistas es la que ocupa ese espacio central en el conjunto de la oferta. Desde el punto de vista económico, la amplitud de los servicios que ofrece el generalista tiene su repercusión en un mercado más numeroso, con lo cual accede a una mayor probabilidad de encargos. Pero, comparado con el especialista, este puede ser mejor retribuido, pues la especialidad se asocia a un más alto nivel de calidad.

3. EL GENERALISTA POLIVALENTE

Esta tipología profesional se diferencia de la anterior porque el polivalente desborda el marco del generalista. Mientras este permanece dentro de la disciplina exclusivamente gráfica: para decirlo brevemente el de la imagen y el texto sobre el soporte bidimensional (la hoja de papel, la pantalla), el polivalente desborda este cuadro tradicional y se interesa por abordar otras aplicaciones o mejor otras disciplinas de diseño e incluso de comunicación.

El polivalente se mueve con comodidad en el espacio tridimensional, colabora con la arquitectura, el interiorismo y el escenarismo. Diseña exposiciones, combina espacios y objetos con el juego lúdico de la luz, el happening y la intervención en eventos. Maneja la forma tridimensional y táctil, los volúmenes y las texturas. Incluso incursiona en el diseño estratégico de servicios, que requiere el estudio de procesos, los proyectos de comunicación por medios no convencionales, las soluciones audiovisuales, el diseño tecnológico (videojuegos, si es el caso), e incluso aborda a veces facetas de la comunicación visual, como el naming, la creación de marcas verbales y nomenclaturas.

El generalista polivalente presenta un perfil más innovador comparándolo con el especialista y el generalista.

4. EL DISEÑADOR GLOBAL

Primero se utilizó el término «holístico», que viene de las ciencias de la naturaleza y significa completo, integral (aquel que no olvida ninguno de los aspectos que inciden en un problema, incluso los efectos secundarios, no deseados). Pero la teoría general de sistemas o sistémica aportó el instrumento más avanzado para gestionar la complejidad. La sistémica considera toda realidad como un sistema donde todos los elementos que lo constituyen son especializados y diferentes; fuera del sistema no tienen valor y solo lo adquieren cuando son ensamblados y forman parte del sistema. El sistema es una estructura de relaciones entre las partes, y son esas relaciones las que activan la dinámica del sistema. Todas las partes coordinadas actúan hacia un mismo fin, que es la autonomía y la eficacia del sistema.

La ventaja de la sistémica sobre el pensamiento holístico es que la primera opera individualmente sobre las partes que conviene corregir, mientras el resto de las partes las sustituyen hasta que las disfunciones han sido reparadas, por lo cual no se interrumpe el funcionamiento del sistema.

Para el diseñador integral o global, la señalética, por ejemplo, es un «sistema en el espacio construido» cuya finalidad es guiar las decisiones de acción de quienes se mueven en ese espacio; y los guía de modo unívoco mediante el sistema de señales universales que todos entienden. Aquí intervienen no solo los condicionantes relativos a la propia arquitectura del lugar, a los trayectos (obligados y optativos del público) y a sus señales de orientación, sino también los distintos ángulos y distancias de visión, así como la importancia de la iluminación y los servicios informativos complementados por personas. Todo un sistema.

El diseñador global aprovecha y combina todos los recursos de las distintas disciplinas de diseño, y es más un consultor conceptista y director de proyectos que un realizador. El concepto de diseño toma aquí todo el sentido de proyecto. Este profesional ve «procesos de comunicación y de acciones» en lugar de «mensajes». Y ve las «interacciones» entre todos los elementos del sistema, así como las incidencias «contextuales». Puede decirse que no solo ha pasado del espacio gráfico al espacio físico tridimensional donde la base de la relación mensaje-público es la percepción, sino que lo supera y opera en la relación percepción-acción. Ha entrado así en una sociología del diseño.

Cara a cara con el diseño

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