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PSICOLOGÍA DE LOS CREADORES

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Veamos ahora los rasgos caracterológicos de los innovadores. Es posible deducir una psicología del investigador según sea el empleo de los métodos. Se han identificado doce tipologías bien diferenciables.

A. El espíritu crítico y el espíritu conformista

El espíritu crítico no acepta una idea sin haberla sometido a análisis. El crítico tiene una mentalidad exigente, a veces acerada, influida por su propia personalidad. Tiene relaciones casuísticas con el mundo cultural y es una mina de información. Es un eterno insatisfecho y curioso. Se obstina en pequeños detalles que acaban resultando ricos en consecuencias.

El conformista sigue la senda del universo reconocido: «Si lo dicen todos, será verdad» suele ser la expresión del conformista, que no cuestiona sino que acepta. El espíritu conformista es rutinario y se siente cómodo así.

B. El imaginativo y el tradicionalista

En realidad, el imaginativo es próximo al anarquista. Le gusta la subversión, provocar, crear desorden, transgredir, hacer algo escandaloso que nadie entiende. Los imaginativos no son nunca cómodos.

El tradicionalista no es un conformista, sino alguien que toma una fórmula o una experiencia ajena o propia, ya bien probada, la aplica con empeño y la exprime hasta que obtiene un resultado sólido.

C. El individualista y el social

El primero se mantiene al margen. De los problemas, extrae lo que él mismo puede tratar, de manera que circunscribe su terreno y, antes de devanarse la cabeza con problemas complejos, trata de valorizar como sea el fruto de su esfuerzo estrictamente personal.

El social es el que trata de hacer el trabajo en colaboración con los demás, lo cual no deja de ser menos pesado para él y más provechoso para todos. El social se opone al individualista, quien opina que el trabajo en equipo genera confusión y pérdida de tiempo. El social trabaja mejor en equipo y eso a la vez enriquece su trabajo.

D. El que tiende “contra” y el acomodaticio

En último término siempre está sistemáticamente contra… los colegas, la competencia, los clientes, el mundo. De hecho, está en contra en general sin estar en contra de algo particular. Hay en él una tendencia a la agresividad. Por principio, todo parece imposible o equivocado, si bien poco a poco acaba por entrar en la vía de la cooperación.

El acomodaticio lo acepta todo con buena voluntad. «Acabaremos por encontrar un resultado», dice, y aunque halle objeciones que hacer, siempre se adapta y está dispuesto a cooperar, incluso si tiene que modificar su parte de trabajo.

E. El teórico y el experimental

Se trata de dos sistemas caracterológicos fundamentales que suelen darse en cualquier problema, ya sea teórico o práctico. El teórico es el que pone por delante lo que dicen los libros, las teorías y los métodos, pues confía en la autoridad del texto y esa confianza le da una seguridad subjetiva que antepone a lo que sería su propio juicio, a lo que no se atreve, pues es poco imaginativo.

El experimental, en cambio, es de un orden muy distinto. Y se inicia poniendo en evidencia ciertos elementos que son corroborados por una serie de experiencias. El experimental gusta de la prueba y error, del juego de las combinaciones en la búsqueda de soluciones diferentes.

F. El abstracto y el concreto

El abstracto es el que razona a partir de símbolos y figuras. Se siente cómodo en el simbolismo, la metáfora, la analogía y la lingüística.

El concreto se pregunta cómo hablar sencillamente, plasmar las ideas claramente, simplificar. El concreto rechaza los símbolos y los rodeos. Lo único que le interesa es lo real y concreto, lo tangible y verificable, por su espíritu práctico y directo.

G. El esquemático y el meticuloso

El esquemático cuantifica y recorta en lo real unos contornos rígidos, nítidos, esforzándose por no olvidar demasiados. Se sitúa en una perspectiva que intenta reducir la complejidad de lo real a cierto número de líneas y formas geométricas elementales con las que logra visualizar las ideas.

El meticuloso, a diferencia del anterior, sigue los contornos con cierto detalle procurando no omitir el más mínimo de ellos. Puede decirse que el meticuloso, que es un perfeccionista y se recrea en el detalle y el acabado, ocupa una posición cercana al crítico, con la salvedad de se trata de una crítica positiva.

H. El superficial y el exhaustivo

El primero se contenta con generalidades, contrariamente al exhaustivo que recoge todos los factores de un problema, siempre temeroso de olvidarse de alguno. El superficial no es exigente ni riguroso. El exhaustivo es meticuloso, pero más insatisfecho, siempre quiere profundizar, mejorar, asegurarse de que todos los detalles se han tenido en cuenta.

I. El seguro y el arriesgado

El seguro desea ante todo su comodidad intelectual. Ni compromiso ni aventura, ni tan siquiera una idea fundamentada, por muy brillante que parezca, que pueda hacerle quedar mal. Avanza a pequeños pasos cautelosos y se asegura de cada etapa recorrida.

El arriesgado, en cambio, tiene espíritu aventurero. Capaz de hacer brillantes generalizaciones, aunque a veces se equivoca, queda mal, se compromete… provisionalmente. A veces, obtiene buenos resultados y demuestra que atreverse no siempre lleva al fracaso.

J. El matemático y el verbal

Es esta una importante oposición con el pensamiento teórico que no está necesariamente relacionado con la formulación matemática, por muy importante que esta sea, pero el individuo gusta de las métricas, las estadísticas, y trabaja con símbolos matemáticos y diagramas.

El segundo queda encuadrado en la filosofía, le gusta razonar, explicarse con las palabras precisas y elabora perfectas estructuras lógicas, a veces aderezadas con citas.

K. El analítico y el sintético

Dentro del pensamiento analítico se trata de descomponer el problema o el fenómeno en elementos simples con el fin de examinarlos por separado y evaluar su importancia dentro del problema.

El pensamiento sintético trata de reunir los elementos antes analizados y relacionarlos de nuevo de tal modo que, valorizando los que son esenciales y los que les son subordinados, se incluyan los complementarios y se anulen los secundarios. La reconstrucción sintética obtiene un modelo operativo que clarifica el problema o que ofrece la solución.

L. El intuitivo y el lógico

El sentido de las asociaciones de ideas se hace de modo distinto en cada etapa del proceso creativo según la personalidad del individuo. El intuitivo se fía de sus sensaciones, lo que es bueno para el descubrimiento. Hay quien procede por saltos, dejando para más tarde la justificación o la validez de los mismos.

El pensamiento lógico no acepta nada por bueno sin haber analizado racionalmente y dejado bien claro lo que se va a hacer.

Lo concreto es proceder como en el caso analítico: coordinar el análisis y la síntesis para obtener el resultado. Creativamente articularíamos la intuición y el razonamiento lógico y deliberativo para la toma de decisión.

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