Читать книгу El Peruca - Joel Singer - Страница 5
ОглавлениеSí. ¡Ay la vejez! La vejez es verbosa, parlanchina, gárrula. Incontinente, insomne, avara, flácida. Olvidadiza, memoriosa, arteriosclerótica, cegatona, artrítica, friolenta, arrugada, manchurrienta, necia, obstinada, cerril. Sorda, lenta, tarda, terca, lerda, edematosa, dispéptica, colagoga, ética, canosa, calva, horrible, constipada, flatulenta, pilosa, fétida. Senectus excretio est, diría ciceroniando: la vejez es mierda. Calzón sucio, calcetín roto, analgésicos, descongestivos, digestivos, antiflatulentos, antipiréticos, y el Quinidín Durules que me aliviana el corazón. Del terremoto, aparte de la matazón, lo que más me gustó fue el rescate de los perros: del Centro Médico, las ruinas del Centro Médico donde los tenían para experimentos dizque para salvar humanos. ¡Qué más quieren salvar con esta proliferación de sifilíticos que viven por la penicilina! El Refugio Franciscano (así llamado por San Francisco, mi santo) liberó y acogió a los pobres animalitos. Esa sola escena del terremoto me conmovió, ¿y saben por qué? Porque desde hace años rompí mi pasaporte humano y soy un perro: alzo la pata y me orino en la estatua de Bolívar, la Catedral Primada, el hemiciclo a Juárez... Psssss...
Entre Fantasmas, de Fernando Vallejo