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Las fuerzas armadas canadienses en un mundo cambiante al 2030

Athanasios Hristoulas


Las Fuerzas Armadas Canadienses (FAC) se encuentran en una encrucijada. Mal financiadas, mal equipadas, cansadas de la guerra, las FAC están en un proceso de revaluación de misiones, roles, e incluso del propósito fundamental de su existencia. Las Fuerzas Armadas siempre se han quejado de tener que hacer mucho con poco presupuesto. Pero lo que resulta diferente hoy es que la situación geopolítica se está imponiendo sobre los debates presupuestarios. Una Rusia renaciente y más beligerante ha complicado el papel de las FAC en Europa y en el Ártico.

Por consiguiente, los tomadores de decisiones canadienses deben equilibrar la capacidad de combate de las FAC con las misiones de mantenimiento de paz y de apoyo en desastres humanitarios. Además, las FAC desesperadamente necesitan realizar inversiones de capital significativas; la más importante de ellas es para avanzar en la adquisición de un nuevo interceptor que reemplace al viejo F-18. Este artículo trata sobre todo lo que esto significa para que las FAC puedan seguir adelante.

Sin embargo, antes de subrayar lo que se espera de las Fuerzas Armadas Canadienses en términos de política y de capacidad, este capítulo examina la evolución e historia de las Fuerzas Armadas y de cómo estas han impactado en su capacidad de defender la seguridad nacional canadiense.

El artículo también explica los cambios geopolíticos recientes que están impactando en la política militar. Con la naturaleza cambiante de las amenazas y con el presupuesto limitado, las Fuerzas Armadas pareciera que se están transformando en dos unidades separadas. Una de ellas (la más pequeña de las dos) está enfocada en la capacidad de despliegue rápido para el combate, y la otra, orientada al mantenimiento de la paz y a la atención de los desastres humanitarios.

Las Fuerzas Armadas Canadienses y su seguridad nacional

Canadá cuenta con un pequeño Ejército profesional especializado en misiones de combate conjuntas (con aliados) en el extranjero y ayuda en casos de desastres. Durante la Guerra Fría, el mantenimiento de la paz se consideró una prioridad en la política de defensa y seguridad canadiense. Sin embargo, los recortes presupuestarios y el cambio del tipo de misión —especialmente desde el 11 de septiembre de 2001 y la guerra en Afganistán— han llevado a Canadá a frenar este tipo de tareas. El fallido despliegue de mantenimiento de paz canadiense en Somalia (que se discutirá más adelante) también contribuyó a la reducción dramática en el número de tales misiones.

Todos los países priorizan la defensa de la soberanía en sus doctrinas militares y Canadá no es la excepción. No obstante, la forma en que el país opera la defensa de su soberanía es única. La naturaleza singular de la política exterior y defensa canadiense es el resultado de un vínculo con el Imperio británico. La historia moderna de las Fuerzas Armadas de Canadá está vinculada con su participación en la Primera Guerra Mundial, ya que se vio obligada a hacerlo dada su naturaleza servil con Gran Bretaña en el momento en que estalló la Primera Guerra Mundial en 19141.

Por otra parte, el gobierno canadiense tenía la libertad de determinar el grado de participación del país en la guerra. La milicia canadiense no fue movilizada y en su lugar se formó una fuerza expedicionaria canadiense independiente. Los puntos culminantes del logro militar canadiense durante la Primera Guerra Mundial se produjeron durante las batallas de Somme, Vimy y Passchendaele, lo que más tarde se conocería como los “Cien días de Canadá”2.

Para una nación de entonces ocho millones de personas, el esfuerzo de guerra fue considerado ampliamente notable3. Un total de 619.636 hombres y mujeres sirvieron en las fuerzas canadienses en la Primera Guerra Mundial, y de estos, 59.544 murieron y otros 154.361 resultaron heridos4. De hecho, fue el cuerpo canadiense el que finalmente logró atravesar el frente alemán en 1918 conduciendo al colapso al Ejército alemán y, posteriormente, al armisticio. Los sacrificios canadienses se conmemoraron en ocho monumentos, localizados en Francia y Bélgica. Dos de los ocho son únicos en diseño: el gigantesco Memorial de Vimy y el distintivo Soldado Melancólico en el Memorial de Saint Julien. El Memorial de Vimy es especialmente único, porque toda el área que rodea el cenotafio fue regalada por Francia a Canadá. Ahora se considera territorio canadiense y es administrado por Parks Canada.

Además, la torre central en el edificio del Parlamento de Canadá fue construida para conmemorar su participación en la Primera Guerra Mundial. Por lo tanto, no hace falta mencionar que la guerra fue fundamental para crear la identidad y fomentar el nacionalismo canadiense.

Más allá de alcanzar una gran experiencia en combate, las Fuerzas Armadas canadienses comenzaron desde entonces a desarrollar su interoperabilidad —una característica de defensa significativa que se mantiene hasta nuestros días—. Durante la guerra, el Ejército de Canadá estaba bajo el mando británico. Trabajar codo a codo con otras naciones se hizo realidad, lo que también sirvió a los intereses canadienses. Además, como es un país que tiene un enorme gasto territorial con una población mínima, requiere la asistencia militar de otros países. La contribución de Canadá en la Primera Guerra Mundial tuvo mucho que ver con el rey y el imperio, pero también porque implicaba la suposición de que si Canadá luchaba por Gran Bretaña, Gran Bretaña lucharía por nosotros. Trabajar en estrecha colaboración con otros países —incluso en misiones de combate— se convirtió en la característica definitoria de las Fuerzas Armadas de Canadá.

La Primera Guerra Mundial también fue catalizadora para la creación de la Fuerza Aérea Canadiense como una rama del Ejército y también ayudó a expandir la Armada canadiense que se había creado en 1910. Después de la guerra, Canadá insistió en un mayor grado de independencia de Estados Unidos y en 1931, el Estatuto de Westminster —aprobado por el Parlamento británico— otorgó total independencia en los asuntos internos y externos a Canadá5.

Canadá le declaró la guerra a la Alemania nazi el 10 de septiembre de 1939, una semana después que los británicos y los franceses. Inicialmente, la contribución de Canadá a la guerra estaba centrada en la Batalla del Atlántico, donde la Armada canadiense cumplió con el deber de escoltar a los buques de suministro británicos procedentes de Canadá y Estados Unidos. Canadá realmente no vio combate terrestre hasta la invasión de Sicilia, en julio de 1943. La 1.a División de Infantería canadiense y sus tanques de la 1.a Brigada Blindada Independiente tomaron parte en los desembarcos y la posterior invasión de Italia en septiembre. Las fuerzas canadienses eventualmente acabaron bajo el cuartel general de su propio cuerpo a principios de 1944, que era parte del 8.o Ejército del general Bernard Montgomery.

Sin embargo, el momento de mayor orgullo del Ejército canadiense durante la Segunda Guerra Mundial vendría cuando se asignó una de las cinco playas de desembarco de Normandía a la 3.a División Canadiense. Al final del día, los canadienses habían hecho las penetraciones en tierra más profundas que cualquiera de las cinco fuerzas de invasión marítima, pero fueron detenidas por el Ejército blindado de Alemania6. Canadá pasó a desempeñar un papel importante en los combates posteriores en Normandía, con la 2.a División de Infantería canadiense en tierra para julio y la 4.a División Blindada canadiense en agosto7. Se activaron tanto el Cuartel General del II Cuerpo (II Cuerpo Canadiense) como un Cuartel General del Ejército, que sería el primero en la historia militar canadiense. El ahora Primer Ejército canadiense luchó en dos grandes campañas más, en Renania, un camino para posteriormente cruzar el río Rin a principios de 1945.

Una vez más, Canadá reforzó los conceptos duales de defensa común e interoperabilidad. En este sentido, la creación de la primera fuerza de servicio especial —también conocida como la Brigada Devils— enseñó a los canadienses y estadounidenses a cómo luchar juntos. La Brigada Devils era una unidad de élite de las fuerzas especiales estadounidense-canadienses que peleó la mayor parte de sus combates en la campaña italiana durante 1943. Los canadienses y los estadounidenses tuvieron que luchar literalmente lado a lado. Al principio, ni los estadounidenses ni los canadienses se tenían confianza entre sí, pero las fuerzas operativas especiales modernas estadounidenses y canadienses rastrean su linaje hasta esta unidad de nivel de brigada de lucha conjunta. De hecho, la relación bilateral se había consolidado con la firma del Acuerdo de Ogdensburg, en agosto de 1940, mucho antes de que Estados Unidos entrara en la Segunda Guerra Mundial8. El acuerdo estableció un plan permanente para la defensa mutua en América del Norte y en el extranjero, así como el establecimiento de la Junta de Defensa Permanente (The Permanent Joint Board of Defense). Sin precedentes para ese momento, el acuerdo recopilaba una relación militar permanente entre Canadá y Estados Unidos, independientemente de si hubo o no hostilidades militares en los dos países. La Junta de Defensa sirve hoy como el órgano más importante en la defensa militar continental. Esta está compuesta por personal militar y civil, tanto canadiense como estadounidense. Su propósito consiste en proporcionar consultas a nivel político sobre asuntos de defensa bilateral y se reúne semestralmente, alternando entre ambos países.9

La Guerra Fría comenzó poco después del final de la Segunda Guerra Mundial, donde Canadá se insertó claramente en el sistema de alianzas occidentales, al convertirse en miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y en el Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD, por sus siglas en inglés). La defensa común y la interoperabilidad se habían convertido en piezas centrales de la política de seguridad canadiense10. Con Gran Bretaña significativamente debilitada, tanto por la Primera Guerra Mundial como por la Segunda Guerra Mundial, Canadá buscó a Estados Unidos como socio para la defensa de la soberanía canadiense11. Mirar hacia el sur no era solo una respuesta al debilitamiento del Reino Unido, sino también un reconocimiento de que el país enfrentaba una amenaza geopolítica significativa sobre el Ártico y que solo Estados Unidos estaba en condiciones de ayudar en la defensa del país.

Unirse a la OTAN era una prioridad para Canadá; incluso algunos países europeos argumentaron que, en el mejor de los casos, la contribución de Canadá a la alianza sería mínima y, por lo tanto, probablemente irrelevante. Sin embargo, con la ayuda de la insistencia de Estados Unidos, Canadá fue invitado a participar en la alianza. La motivación de Canadá fue doble. En primer lugar, Canadá quería demostrarle a la opinión pública, pero también a las naciones europeas, que el país tenía un interés en la defensa de Europa Occidental. Canadá creía que, al hacer esto, podría ampliar sus relaciones económicas12. Al final de la Segunda Guerra Mundial, casi todo el comercio de Canadá era con Estados Unidos. La OTAN debía ayudar a Canadá a mantener una presencia en Europa, y esto a su vez podría resultar en un beneficio económico. En segundo lugar, de acuerdo con la idea de una defensa común, los responsables de la toma de decisiones canadienses creían que, si Canadá ayudaba a defender a Europa Occidental, entonces Europa Occidental acudiría en ayuda de Canadá si fuera necesario13.

En su mejor momento, Canadá mantuvo una brigada de infantería mecanizada en Alemania Occidental a partir de la década de 1950, así como la Primera División Aérea, que constaba de 12 escuadrones de combate, cada uno con aproximadamente 12 interceptores de ataque totalmente modernizados; algunos contaban con capacidad de ataque nuclear. Sin embargo, en 1993, Canadá había retirado casi todos sus activos militares de Europa a medida que los recortes presupuestarios comenzaron a afectar las Fuerzas Armadas Canadienses. De hecho, ese año las capacidades militares de Canadá sufrieron enormemente por las restricciones fiscales. Se cancelaron los proyectos de modernización y se redujo el número de personal activo. El compromiso de Canadá con el mantenimiento de la paz, que había sido un sello distintivo de la política de defensa y seguridad canadiense, se redujo drásticamente. El prestigio de Canadá, como pacificador y combatiente, sufrió significativamente en la década de 1990 y se la conoce como la “década oscura”14. La década de 1990 fue particularmente difícil para las Fuerzas Armadas de Canadá debido al fracaso en dos despliegues. El primero ocurrió en 1993, en Somalia, donde se descubrió que varios paracaidistas canadienses habían torturado y posteriormente asesinado a un joven somalí bajo su custodia. Los investigadores determinaron que el entrenamiento y la mentalidad de la unidad contribuyeron al comportamiento del personal directamente involucrado. No solamente los soldados estaban directamente involucrados, sino que fueron encontrados culpables de delitos graves, y por otro lado, el oficial al mando también fue acusado de mala conducta, lo que llevó al regimiento a ser desmantelado permanentemente. Finalmente, el jefe de Gabinete y el ministro de Defensa renunciaron. A este episodio se le conoce como “La vergüenza de Canadá” y es, sin duda, el momento más oscuro de la historia militar canadiense.

El segundo despliegue que evidenció una falta de preparación se produjo con la contribución de Canadá a la guerra en Kosovo y Serbia, en 1999. La Fuerza Aérea desplegó un escuadrón de F-18 para la misión, el cual estuvo involucrado en varias campañas de ataque terrestre durante la guerra. Sin embargo, el problema con los F-18 de Canadá era que no tenían la aviónica adecuada para las misiones nocturnas. Por lo tanto, los F-18 de Canadá fueron relegados a misiones diarias con condiciones de vuelo casi perfectas. La misión en Kosovo demostró de forma muy clara y públicamente cómo una década de negligencia había impactado dramáticamente las capacidades de lucha de guerra de Canadá.

Canadá recuperó su reputación de tener un Ejército moderno y capaz con la guerra de Afganistán (2001-2013). Canadá envió de manera secreta a su primer grupo de soldados en octubre de 2001 desde la Joint Task Force 2, las fuerzas especiales de Canadá, mejor conocidas por su acrónimo JTF-2. El público canadiense no fue informado del despliegue. Los primeros contingentes regulares de tropas canadienses llegaron a Afganistán en enero-febrero de 2002. En agosto de 2003, las fuerzas canadienses se mudaron a la ciudad norteña de Kabul, donde se convirtió en la nación dominante de la recién formada Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad. Y en febrero de 2005, el ministro de Defensa canadiense anunció que Canadá duplicaría el número de tropas en Afganistán para el próximo verano, de 600 tropas en Kabul a 1.20015.

En la primavera boreal de 2005, los oficiales anunciaron que las fuerzas canadienses regresarían a la volátil provincia de Kandahar a medida que las fuerzas estadounidenses entregaran el comando a los canadienses en la región16. Justo un año después, Canadá tenía un papel importante en la región sur de Afganistán, con el Cuerpo Especial de Afganistán, que formaba un grupo de 2.300 soldados con base en Kandahar. Canadá también comandó la Brigada Multinacional para el Comando Sur, una fuerza militar principal en la región. En mayo de 2006, el gobierno canadiense extendió sus compromisos militares en Afganistán por dos años, reemplazando los planes originales de retirar soldados. En febrero de ese año, el control del Comando Regional Sur fue transferido desde el teniente general de Estados Unidos, general Karl Eikenberry, al general de brigada canadiense David Fraser, en una ceremonia en el aeródromo de Kandahar. En septiembre de 2006, el gobierno canadiense envió un escuadrón de tanques Leopard C2 y entre 200 y 500 soldados adicionales a Afganistán.

El gobierno del entonces primer ministro Stephen Harper extendió la misión militar nuevamente de febrero de 2009 hasta 2011. La extensión de otros casi tres años se centró en la reconstrucción y el entrenamiento de las tropas afganas, y estableció una fecha de retirada.

En diciembre de 2009, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció que enviaría otras 30.000 tropas a Afganistán17, lo que representó un aumento importante. Las tropas canadienses permanecieron principalmente activas en los distritos de Panjwaii y Kandahar, donde estaban ubicadas a fines de 2009. Canadá retiró la mayor parte de sus tropas de Afganistán en 2011, incluyendo al Grupo de Batalla de Infantería a fines de julio y a todo el personal y equipo de Kandahar a fines de diciembre de 2011.

La misión de Canadá no terminó completamente allí. Después del final de las operaciones de combate, las fuerzas canadienses (cerca de 950 del personal especializado recién enviado) fueron reubicadas en la Misión de Entrenamiento de la OTAN-Afganistán para continuar el entrenamiento del Ejército Nacional Afgano y la Policía Nacional Afgana. A finales de 2013, Canadá comenzó a retirar a sus últimos soldados de la misión de entrenamiento. En octubre, la fuerza se redujo a 650 de más de 800 personas y estaba previsto que la retirada de Afganistán se completara en marzo de 2014. El 12 de marzo, el gobierno anunció que el despliegue de Canadá en Afganistán finalmente había terminado. Fue la guerra más larga de Canadá, con una duración de más de 12 años.

Entre el 2001 y el 2014, 159 soldados canadienses murieron durante una misión en Afganistán18. De estos, 123 debido a circunstancias hostiles; 95, por dispositivos explosivos improvisados (IED) o minas terrestres; 21, por granadas propulsadas por cohetes, armas pequeñas o fuego de mortero; 11, debido a ataques suicidas con bombas, y finalmente, uno murió al caer de una posición elevada en un acantilado durante una operación de combate que involucró un tiroteo. Otros 22 soldados fallecieron en accidentes u otras circunstancias no relacionadas con el combate, incluidos siete debido a “fuego amistoso”. Canadá sufrió el tercer número más alto de muertes de cualquier nación entre los participantes militares extranjeros y una de las bajas más altas per cápita de los miembros de la coalición desde el comienzo de la guerra19.

Más de 2.000 soldados resultaron heridos durante la guerra entre abril de 2002 y diciembre de 2011. De ellos, 635 soldados fueron heridos en acción, mientras que 1.412 resultaron heridos en una patrulla o en una situación de no combate. Lo que es particularmente notable sobre la misión de Canadá en Afganistán es que los tomadores de decisión insistieron en que su personal sirviera en una de las áreas más peligrosas de Afganistán: Kandahar. Este fue el resultado del deseo del gobierno de demostrar a la opinión pública y a los aliados por igual que, a pesar de ser una fuerza pequeña, el Ejército de Canadá está abastecido con el equipo más moderno y capaz, y sus soldados están entre los mejores entrenados en el mundo.

La opinión pública tuvo opiniones mixtas sobre la guerra durante los primeros años. Sin embargo, a medida que las bajas comenzaron a aumentar después de 2005, se produjo un efecto de recuperación. El orgullo en las Fuerzas Armadas aumentó dramáticamente. De hecho, el coronel Jamie Cade (hoy retirado), quien fuera el subcomandante de las fuerzas canadienses en Afganistán (2005-2006), argumentó en una entrevista realizada por el autor que la misión fue un éxito rotundo para Canadá y sus Fuerzas Armadas, principalmente porque demostró que el país se había recuperado de los recortes presupuestarios de la década de 1990, pero también porque demostró a sus ciudadanos y al mundo que Canadá podía hacer mucho más que solo mantener la paz.

Otra misión que vale la pena mencionar es la intervención militar en Libia, en 2011, por parte de las naciones de la OTAN. Canadá no solo contribuyó con activos aéreos y navales a la misión, sino que el oficial al mando de todas las fuerzas de la OTAN fue un teniente general canadiense.

Estructura

Un libro blanco de defensa de marzo de 1964 trazó una importante reestructuración de los tres servicios armados separados, describiendo una reorganización que incluiría la integración de operaciones, apoyo logístico, personal y administración de las ramas separadas bajo un sistema de comando funcional. La unificación lograría ahorros de costos y proporcionaría una mejora en comando, control e integración de las fuerzas militares. Sin embargo, el ministro de Defensa fue acusado de no preocuparse por las tradiciones detrás de cada servicio, especialmente por las antiguas identidades de la Armada, el Ejército y la Fuerza Aérea. En lugar de la lealtad a cada servicio —que como lo expresó el historiador militar Jack Granatstein, era “vital para los marinos, soldados y aviadores y mujeres” que “arriesgan sus vidas para servir”— el ministro quería lealtad a las nuevas “Fuerzas Armadas Canadienses”20.

Como parte de la unificación, la Marina Real Canadiense, el Ejército Canadiense y la Real Fuerza Aérea Canadiense se fusionaron y perdieron su condición de entidades legales separadas. La mayoría de los comandos de los servicios anteriores se eliminaron y se crearon nuevos comandos unificados. El personal y el equipo del Ejército se colocaron bajo una entidad conocida como Comando Móvil (más tarde renombrado Comando de la Fuerza Terrestre). El personal de la Marina y los buques fueron puestos bajo el Comando Marítimo. El personal y los aviones de la antigua Real Fuerza Aérea Canadiense se dividieron entre Comando Móvil, Comando Marítimo, Comando de Defensa Aérea, Comando de Transporte Aéreo y Comando de Entrenamiento.

Sin embargo, en agosto de 2011, los tres comandos de combate de las Fuerzas Armadas Canadienses fueron renombrados para reflejar los nombres históricos de los servicios armados originales. El comando aéreo fue cambiado a la Real Fuerza Aérea Canadiense; el Comando Marítimo fue cambiado a la Marina Real Canadiense, y el Comando de la Fuerza Terrestre fue cambiado al Ejército Canadiense. El gobierno realizó los cambios para alinear a Canadá con otros países clave de la Commonwealth cuyos ejércitos usan la designación real. El cambio también fue consistente con los intentos del gobierno de Stephen Harper de modificar la imagen de las Fuerzas Armadas de Canadá como una fuerza de combate moderna y bien entrenada en lugar de simplemente las fuerzas de paz del mundo.

La estructura de comando unificada de las Fuerzas Armadas de Canadá no fue alterada por este cambio. A diferencia de la situación anterior a 1968, donde los servicios existían como entidades jurídicas separadas, la Marina Real Canadiense, el Ejército Canadiense y la Fuerza Aérea Real Canadiense actuales no tienen un estatus legal separado y, según los términos de las enmiendas hechas a la Ley de Defensa Nacional en 2014, existen como comandos dentro de las Fuerzas Armadas Canadienses unificadas. Además, el jefe de Estado Mayor Conjunto, un oficial de tres estrellas de cualquiera de los servicios, se mantuvo junto con tres subjefes que comandaban las ramas individuales, respectivamente.

Hoy las Fuerzas Armadas están financiadas por, aproximadamente, C$ 20,1 mil millones anuales (USD$ 15,5 mil millones), pero esta cifra también incluye fondos para asuntos de veteranos y otras agencias relacionadas21. Las Fuerzas Armadas de Canadá están actualmente posicionadas en el puesto 74 en comparación con otras del mundo por su número total de personal y en el puesto 50 en términos de personal activo, con una fuerza de, aproximadamente, 68.000, más 27.000 reservistas primarios (es decir, listos para desplegar si es necesario), llevando la fuerza total a, aproximadamente, 95.000 efectivos22.

El Ejército canadiense está encabezado por el comandante del Ejército Canadiense y administrado a través de cuatro divisiones: la 2.a División canadiense, la 3.a División canadiense, la 4.a División canadiense y la 5.a División canadiense. Actualmente, el componente de la Fuerza Regular del Ejército consiste en tres grupos de brigadas mecanizadas listas para desplegarse. Cada una contiene un regimiento o batallón de artillería, blindado, ingenieros de combate y tres de infantería, así como unidades de apoyo para logística, cuartel general y otras unidades de apoyo (en Canadá, como regla general, un batallón es equivalente a un regimiento y puede abarcar en tamaño de 500 a 1.300 soldados con unidades de infantería, que tienden a ser las más grandes). Un escuadrón táctico de helicópteros y una ambulancia de campo se ubican conjuntamente con cada brigada, pero no forman parte de la estructura de mando de la brigada. En general, cada división tiene un grupo de brigada de la Fuerza Regular y dos o tres brigadas de la Fuerza de Reserva (en total, hay diez grupos de brigada de la Fuerza de Reserva). Aproximadamente, dos tercios de la Fuerza Regular están compuestos por unidades anglófonas, mientras que un tercio es francófono.

Reserva principal

La Reserva principal es el componente más grande del Ejército canadiense. La Reserva del Ejército está organizada en regimientos ligeros a lo largo de líneas geográficas. La Reserva del Ejército es muy activa y ha participado, en gran medida, en todos los despliegues del Ejército regular en la última década, contribuyendo en algunos casos hasta el 40% de cada despliegue en el aumento individual, así como en subunidades formadas ocasionalmente (compañías). Los regimientos de reserva tienen la capacidad administrativa teórica para apoyar a un batallón completo, pero generalmente tienen la mano de obra desplegable de solo uno o dos pelotones. Se mantienen como tales para la absorción de reclutas en tiempos de guerra. La fuerza actual de la Reserva del Ejército es de, aproximadamente, 18.000 efectivos.

Canadá es una nación industrial con un sector de ciencia y tecnología altamente desarrollado hace décadas. Desde la Primera Guerra Mundial, ha producido sus propios vehículos de combate de infantería, misiles guiados antitanque y armas pequeñas para el Ejército. A pesar de los extensos recortes financieros al presupuesto de Defensa entre las décadas de 1960 y 2000, el Ejército está relativamente bien equipado. Actualmente, el Ejército opera, aproximadamente, 2.700 vehículos blindados de combate, incluido el LAV-III (conocido como Stryker y ampliamente utilizado en los Estados Unidos23) y el tanque Leopard 2. El Ejército también opera, aproximadamente, 150 piezas de artillería de campo, incluido el obús M777 y el LG1 Mark II24.

La Flota Atlántica de la Marina Real Canadiense, conocida como Flota Canadiense Atlántica, está ubicada junto a las Fuerzas Marítimas Atlánticas (MARLANT), con sede en CFB Halifax, en Halifax, Nueva Escocia. Adjunto a MARLANT está el ala 12a de la Fuerza Aérea con base en el Helipuerto de Shearwater, que proporciona apoyo aéreo a bordo de la Flota Atlántica. El 14 Wing Greenwood de la Fuerza Aérea proporciona soporte aéreo de ala fija para MARLANT. La Flota Atlántica, con 18 buques de guerra y varios buques auxiliares, es responsable de la zona económica exclusiva de Canadá en la costa este, así como del área de responsabilidad de Canadá en el océano Atlántico y el océano Ártico oriental.

La Flota del Pacífico de la Marina Real Canadiense, conocida como Flota Canadiense Pacífica, está ubicada junto a las Fuerzas Marítimas del Pacífico (MARPAC), con sede en CFB Esquimalt, en Columbia Británica. MARPAC consta con un personal naval de más de 4.000 y 2.000 civiles. Con 15 buques de guerra y varios buques auxiliares, la Flota del Pacífico es responsable de la zona económica exclusiva de Canadá en la costa oeste y el área de responsabilidad de Canadá en el océano Pacífico y el océano Ártico occidental. El Escuadrón 443 de Helicópteros Marítimos de la Fuerza Aérea, con sede en el Helipuerto de Patricia Bay, brinda apoyo de helicópteros a bordo de la Flota del Pacífico, mientras que el 19 Wing brinda apoyo aéreo marítimo de ala fija.

La Reserva Naval de las Fuerzas Armadas Canadienses es el componente de Reserva Primaria de la marina. Su propósito principal es administrativo, generalmente solo sirve en estaciones terrestres. Finalmente, el Grupo de Operaciones Tácticas Navales (NTOG) es una unidad de entre 85 o 100 miembros de las fuerzas especiales de la marina. El entrenamiento incluye disparos de precisión, combate cuerpo a cuerpo, técnicas de interrogación, habilidades médicas avanzadas, planificación de misiones, e identificación de dispositivos explosivos improvisados.

La Armada opera doce fragatas, cuatro submarinos de patrulla, doce buques de defensa costera y ocho buques de patrulla/entrenamiento desarmados25. Las naves de superficie consisten en 12 fragatas de patrulla de múltiples funciones de clase Halifax y doce naves de defensa costera clase Kingston. Aparte de los buques de superficie, la RCN opera cuatro submarinos de clase Victoria que fueron adquiridos a la Armada británica en 1998. Las fragatas de clase Halifax fueron sometidas a un programa de extensión de vida útil que comenzó en 2010 y se completó en noviembre de 201626. Dados los problemas presupuestarios, especialmente en el contexto de los miles de millones que el gobierno canadiense ha gastado en la pandemia de covid-19, el plan anterior para reemplazar la clase Halifax, probablemente se demorará más de lo previsto. Aunque ya se escogió el modelo T26 de fragata como reemplazo.

Desde 1975, todos los aviones que apoyan a la marina son operados por la Real Fuerza Aérea Canadiense a través de la 1.a División Aérea Canadiense. El CP-140 Aurora y CP-140 Arcturus (modelos basados en el avión estadounidense P-3 Orion modificado para uso canadiense) se emplean para misiones antisubmarinas y de vigilancia de buques. El patrullaje marítimo costero lo lleva a cabo el CP-140A Arcturus, todos aviones de ala fija con base en tierra. A partir de febrero de 2019, la Armada empezó a reemplazar su antigua flota de helicópteros Sea King con el CH 148 Cyclone (una versión militarizada del Sikorsky S-92). Hasta la fecha, Canadá ha recibido 17 de estos nuevos helicópteros. Finalmente, existe un programa para construir de cuatro a seis buques patrulleros árticos clase 5 Polar (Harry DeWolf), capaces de operar entre los hielos y desde la instalación Naval Nanisivik, una estación naval de aguas profundas. Hasta la fecha, dos de los buques se han construido y están diseñados para proyectar soberanía en el Ártico27.

En la actualidad, Canadá no tiene capacidad de reaprovisionamiento en el mar, lo cual es bastante extraño para una Armada que se considera oceánica. Por el momento, y hasta que Canadá complete la construcción de dos nuevos buques de reabastecimiento, su Armada depende de los aliados de la OTAN para sus capacidades de reabastecimiento y de un petrolero comercial reconvertido. Esto demuestra qué tan lejos ha ido Canadá en términos de interoperabilidad. De hecho, las fragatas canadienses pueden incorporarse fácilmente en cualquier fuerza de tarea naval aliada y en numerosas ocasiones, incluso, han servido como buque de comando para una fuerza de tarea naval estadounidense. Esto simplemente resalta el nivel de confianza que existe entre las Fuerzas Armadas de las dos naciones.

La Real Fuerza Aérea Canadiense (RCAF) está encabezada por el comandante de la Real Fuerza Aérea Canadiense. El comandante de 1.a División Aérea Canadiense y la Región NORAD de Canadá, con sede en Winnipeg, es responsable del comando operativo y el control de las actividades de la Fuerza Aérea en todo Canadá y en todo el mundo. Las operaciones de la 1.a División Aérea Canadiense se llevan a cabo a través de once escuadrones ubicados en todo Canadá. La 2.a División Aérea Canadiense es responsable de las funciones de capacitación y apoyo. Un componente canadiense de la fuerza de alerta temprana aerotransportada de la OTAN también se ubica en la base aérea aliada Geilenkirchen en Alemania.

El desafío más importante que enfrenta la Fuerza Aérea hoy es qué hacer con su antigua flota de F-18 comprada en la década de 198028. Originalmente, Canadá tenía programado reemplazarlos con el nuevo F-35, al menos esa era la intención del gobierno conservador de Stephen Harper. Sin embargo, las acusaciones del partido de oposición, respecto de que el gobierno estaba ocultando el verdadero costo del programa, llevaron a su cancelación cuando Justin Trudeau y los liberales asumieron el poder en 201529. Sin una decisión sobre qué reemplazará al F-18, el gobierno de Trudeau decidió, entre otras cosas, comprar a Australia una serie de F-18 usados, pero aún totalmente funcionales, como una solución provisional30. No está claro cómo avanzará el gobierno en este tema: los posibles reemplazos incluyen el Super Hornet, el Eurofighter, el Gripen sueco e incluso el F-35, pero por el momento el gobierno simplemente ha decidido ignorar el problema. Además, dado el costo de la gestión de la pandemia, parece extremadamente probable que a corto e incluso mediano plazo (10-15 años) la Fuerza Aérea continúe asumiendo el envejecimiento de los F-18.

El tema se ha convertido en un punto de controversia entre Canadá y Estados Unidos. Primero, porque el gobierno canceló el programa F-35, pero lo que es más importante, continuar indefinidamente con los F-18 pone en tela de juicio la contribución de Canadá al NORAD. A medida que los interceptores canadienses continúen fallando, Canadá tendrá que depender cada vez más de los Estados Unidos, incluso para la patrulla de los sectores canadienses del NORAD. Canadá necesita desesperadamente adquirir lo antes posible nuevos interceptores para poder continuar haciendo una contribución proporcional a la defensa del espacio aéreo de América del Norte debido a su compromiso con NORAD.

Desafíos actuales de seguridad y defensa

En 2008, el impacto del calentamiento global en Canadá se convirtió en un factor importante en la política exterior y defensa del país. El primer ministro en ese momento, Stephen Harper, dijo, refiriéndose al Ártico como una prioridad nacional, “o lo ganamos o lo perdemos”31. La capa de hielo del Ártico, como muchos científicos habían advertido durante años, se redujo en una medida sin precedentes, lo que sugiere que una nueva ruta comercial marítima de este a oeste podría abrirse de forma permanente en un futuro próximo32. Lo más importante de este enlace comercial este-oeste es que sería significativamente más corto que emplear el Canal de Panamá, lo que puede significar que el pasaje ártico eventualmente se convertirá en la ruta preferida de los cargueros de todo el mundo que son conscientes de los costos y del tiempo. Igualmente, importante es la especulación de los geólogos con respecto a que el área podría tener importantes reservas de petróleo y gas natural. Se dice que el Ártico posee el 13% del petróleo y el 30% del gas natural no descubiertos del mundo33.

Es fácil ver, por lo tanto, cómo no menos de cinco países podrían verse envueltos en una disputa sobre un territorio escasamente poblado. Canadá, Rusia, Estados Unidos, Dinamarca (debido a Groenlandia) e incluso Noruega se han involucrado directamente en la disputa sobre quién es el propietario del Ártico. Rusia, por ejemplo, anunció en 2009 su intención de desarrollar fuerzas árticas para proteger su territorio continental. Rusia ha invertido en buques de carga y rompehielos con capacidad para cruzar las aguas del Ártico.

De hecho, “bajo el Presidente Vladimir Putin, Rusia lanzó el mayor despliegue militar en el Ártico desde la caída de la URSS, reforzando su flota de rompehielos de combustible nuclear, reabriendo bases militares soviéticas abandonadas y construyendo nuevas”34.

El rompehielos más nuevo de Rusia puede transportar misiles de cruceros, mientras que la costumbre es que estos buques solo deberían llevar armamento ligero en el mejor de los casos35. El propósito de estos barcos es mantener y desarrollar la Ruta del Mar del Norte como una alternativa más barata que dar la vuelta a la India y a través del Canal de Suez, viniendo del oeste, o del Canal de Panamá, viniendo desde el este. Esto es muy importante, ya que le da a Rusia el control sobre una importante ruta marítima que se está volviendo más accesible como resultado del cambio climático. El problema es referente a la superposición de reclamos, con los canadienses y los rusos disputando la mayor parte del Ártico.

Canadá ha invertido C$ 100 millones (USD$ 78,2 millones) para la construcción de una base naval en Nanisivik, en la isla de Baffin, que tiene como objetivo proporcionar una instalación de atraque para los activos navales. Además, hay una pequeña base militar ubicada en la isla de Ellesmere, Nunavut, en el extremo norte de Canadá. En 2007, con el propósito de mejorar el entrenamiento militar y el reconocimiento de la región, se estableció una base especial de entrenamiento en el Ártico en Resolute Bay, Nunavut. Y desde el 1 de julio de 2010, el gobierno exige que las embarcaciones extranjeras y nacionales de cierto tamaño se reporten a la Guardia Costera canadiense si viajan por las aguas árticas de Canadá.

El problema para Canadá es que simplemente no tiene los recursos para competir con Rusia. Bajo el gobierno de Stephen Harper, Canadá se comprometió a construir hasta ocho rompehielos pensados para patrullar la región. Más tarde, esto se redujo de seis a cuatro buques significativamente más pequeños y con una reducida capacidad para romper el hielo, llamada Clase Harry DeWolf. Canadá es superado tanto en clase de naves como en armas en el Ártico. Por lo tanto, su único recurso real es tratar de manejar la disputa a través del Consejo del Ártico.

El Consejo del Ártico es un foro intergubernamental establecido en 1996 que fue diseñado para gestionar las reclamaciones superpuestas. Los países miembro incluyen Canadá, Estados Unidos, Dinamarca, Finlandia, Noruega, Rusia, Suecia e Islandia. El propósito del foro es coordinar acciones entre los Estados del Ártico con respecto a los temas del desarrollo sostenible, las comunidades indígenas árticas y la protección del medio ambiente. Sorprendentemente, el Consejo del Ártico ha trabajado extremadamente bien en la gestión de los reclamos por competencia. De hecho, Rusia y Canadá han podido llegar a acuerdos mutuamente favorables sobre el tema de la soberanía del Ártico36. Por lo tanto, por el momento, el statu quo es más que satisfactorio para el gobierno canadiense. Lo que sigue siendo un problema son los sobrevuelos rusos del Ártico, ya que sus bombarderos recuerdan la Guerra Fría. Sin embargo, este problema es manejado por separado por NORAD.

Terrorismo y América del Norte

NORAD monitorea y rastrea objetos en el espacio aéreo de Canadá y Estados Unidos. También tiene la tarea de prevenir ataques a norteamericanos por aviones, misiles o vehículos espaciales. El comandante de NORAD es elegido tanto por el Primer Ministro canadiense como por el Presidente de Estados Unidos y es responsable ante ambos. NORAD está ubicado en la Base Aérea Peterson en Colorado Springs, Colorado.

Los ataques del 11 de septiembre produjeron un cambio estructural en la organización de NORAD. Los ataques terroristas desembocaron en la incorporación de NORAD al Comando Norte de los Estados Unidos (NORTHCOM). La misión de NORTHCOM es disuadir, prevenir y enfrentar las amenazas dirigidas contra Estados Unidos, sus territorios e intereses dentro de su área de responsabilidad. Esto incluye el espacio aéreo, los activos terrestres y marítimos, así como en Estados Unidos continental, Alaska, Canadá, México y aguas que se extienden hasta 500 millas náuticas, como el Golfo de México. El papel de Canadá dentro de NORTHCOM es ayudar en la defensa del espacio aéreo, según lo estipulado en el NORAD. Es importante tener en cuenta que NORTHCOM no se considera una amenaza para la soberanía canadiense. De hecho, debido a que NORAD ahora es parte de NORTHCOM, la mayoría de los analistas están de acuerdo en que cualquier renegociación del tratado eventualmente resultará en una cooperación militar más estrecha entre ambos países no solo con respecto al espacio aéreo, sino también a la defensa costera y territorial. Según el sitio web del Departamento de Asuntos Exteriores de Canadá, “… el gobierno (canadiense) seguirá desarrollando la cooperación entre Canadá y Estados Unidos en otras áreas, involucrando a otros departamentos, incluida la cooperación en seguridad marítima (...) y con respecto a los asuntos fronterizos”.

Canadá y Estados Unidos también habían implementado el Programa de Equipo Integrado del Control de Fronteras (IBETS) en 23 puntos a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y Canadá. Este programa binacional permite que cinco agencias de seguridad intercambien información y trabajen juntas diariamente con las autoridades locales, estatales y provinciales. Estas agencias cooperan en asuntos como la seguridad nacional, el crimen organizado y otros delitos cometidos a lo largo de la frontera entre Canadá y Estados Unidos. Las agencias involucradas en el IBETS incluyen a la Real Policía Montada de Canadá (RCMP), la Agencia Canadiense del Servicio Fronterizo (CBSA), la Aduana y Protección Fronteriza de los Estados Unidos, la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos y la Guardia Costera de los Estados Unidos.

Canadá prefirió una respuesta bilateral de dos vías de manejo fronterizo a un acercamiento trilateral, porque los problemas que Canadá y Estados Unidos enfrentan son solo el flujo eficiente de bienes legítimos y viajeros dentro del contexto de las mayores preocupaciones de seguridad de los Estados Unidos. Por otro lado, la frontera Estados Unidos-México es mucho más compleja, está caracterizada no solo por un alto nivel de comercio, sino también por la existencia de migración ilegal, tráfico de drogas y corrupción. La negociación de un mecanismo de seguridad trilateral requeriría mucho más tiempo y la introducción de un tercer actor —desde la perspectiva canadiense— retrasaría innecesariamente el proceso entero o posiblemente la detección por completo. Además, la tecnología Frontera Inteligente (Smart Border) ha estado disponible por un tiempo en la frontera Canadá-Estados Unidos, precediendo a los ataques terroristas por varios años. No es el mismo caso en la frontera mexicana-estadounidense.

De hecho, al momento de escribir este documento, Canadá todavía no tenía una agenda trilateral de seguridad para América del Norte. En lo que respecta a América del Norte, la agenda ahora se ve más hacia el Ártico y los casquetes de hielo que se derriten hacia el sur, hasta la frontera compartida con los Estados Unidos (aún menos con México).

Diferentes gobiernos canadienses reconocen que, a pesar de los altibajos que el país ha experimentado con los diferentes presidentes estadounidenses, el arduo trabajo de mantener la relación es realizado casi exclusivamente por funcionarios públicos. De hecho, es improbable que un cambio radical en la Casa Blanca afecte la relación bilateral de forma significativa. Es un proyecto que cambió durante la Segunda Guerra Mundial y que improbablemente pierda su impulso.

Rusia y la OTAN

La sorprendente buena relación de Canadá con Rusia sobre la soberanía ártica no se repite cuando se trata de Europa y la OTAN. Tras la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014 y debido a su participación continua en los levantamientos armados en el este de Ucrania, Canadá desplegó su Ejército y sus activos aéreos en Europa como parte de la operación Reassurance. En primer lugar, Canadá lidera la presencia de grupos de batalla en Letonia con 540 soldados37. El grupo de batalla está diseñado para defender a Letonia de cualquier posible intento ruso de fomentar el descontento civil en el país, como lo hizo en el caso de Ucrania. Canadá también ha desplegado una fragata en grupos de tareas navales de la OTAN. Además, Canadá ha empleado alrededor de 135 personas y cinco F-18 en la región38. Finalmente, existen rumores de que las fuerzas especiales JTF-2 de Canadá están ayudando al gobierno de Ucrania en sus esfuerzos por gestionar los levantamientos a lo largo de su frontera con Rusia39.

El gobierno canadiense considera el amedrentamiento que representa Rusia contra la OTAN como la amenaza de seguridad nacional más importante en la actualidad40. Los jefes de Estado Mayor canadienses usan abiertamente términos como la “Nueva Guerra Fría” o incluso una “Paz Caliente” en referencia a Rusia. En una entrevista con un ex jefe de Estado Mayor canadiense, quien desea permanecer en el anonimato, admitió que la guerra con Rusia ya ha comenzado; hay literalmente miles de ataques cibernéticos o “sondas” cibernéticas contra los sistemas de la OTAN41. Los rusos también están probablemente una década por delante de los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN en lo que respecta a la tecnología de misiles hipersónicos. La tensión en Europa entre la OTAN y Rusia es significativamente mayor y generalmente reportada. Además, se está produciendo una importante carrera armamentista en Europa. Sin embargo, la OTAN en su conjunto y Canadá en particular se enfrentan a un futuro incierto con respecto a la modernización de sus capacidades militares para poder afrontar eficazmente el desafío que plantea Rusia, principalmente por los miles de millones de dólares que ya se han gastado en la gestión de la pandemia. Es poco probable que la abrumadora mayoría de los países miembro alcance pronto la regla de gasto del 2% del PIB establecida por la OTAN. Este no es solo un tema político para satisfacer la retórica anti-OTAN del Presidente estadounidense Donald Trump, pues los expertos y funcionarios de defensa de la OTAN admiten que se debe aumentar el gasto.

Asia

Recientemente, Canadá mantuvo una relación cautelosamente cordial y constructiva con China. Participó y sigue haciéndolo en los ejercicios navales RIMPAC. Sin embargo, Canadá considera que China es un cliente potencialmente importante del petróleo canadiense y, por lo tanto, mantuvo relaciones relativamente buenas con ese país, a diferencia de sus aliados más importantes en la región.

Las relaciones entre Canadá y China comenzaron a deteriorarse hace aproximadamente dos años, luego de que el gobierno canadiense detuviera a un ejecutivo de Huawei buscado en los Estados Unidos, en cumplimiento de una orden de arresto estadounidense42. En respuesta, China detuvo a dos canadienses por cargos falsos. También impuso aranceles a otro número de productos canadienses, lo que agravó aún más el asunto. Por lo tanto, la relación bilateral cautelosamente cordial se ha convertido ahora en una disputa diplomática abierta y pública. Sin embargo, dado el hecho de que las Fuerzas Armadas Canadienses ya están sobrecargadas en otras áreas, es extremadamente improbable que esta disputa se intensifique más allá del ámbito diplomático, al menos en lo que respecta a Canadá. De hecho, la última vez que Canadá desplegó algún tipo de activos militares en la región fue durante la Guerra de Corea (1950-1953). El foco de la estrategia militar de Canadá en el Pacífico es la patrulla costera.

Desastres naturales

Las Fuerzas Armadas Canadienses han aumentado dramáticamente su participación en casos de desastres naturales. En los últimos dos años, por ejemplo, las Fuerzas Armadas han enviado personal a 10 despliegues nacionales de socorro en casos de desastre, los que van desde operaciones que involucran inundaciones o incendios forestales hasta ventiscas de invierno. En su operación más reciente, el personal médico de las fuerzas canadienses se desplegó en la provincia de Quebec para ayudar en el manejo de un brote masivo de covid-19 en casas de retiro. Se enviaron a cientos de militares para reemplazar a los empleados civiles de estas instituciones debido a su incapacidad para controlar la propagación del virus. Este último despliegue en caso de “desastre humanitario” duró más de dos meses y finalizó en julio de 2020, cuando las autoridades provinciales pudieron capacitar adecuadamente a sus propios trabajadores civiles en el uso de la gestión y atención correcta de los residentes y pacientes contagiosos de estas instituciones.

Por esto, no es de extrañar que cuando los canadienses piensan hoy en su Ejército lo vinculan a la ayuda que brinda en casos de desastres naturales. En una encuesta de opinión pública realizada en julio de 2018, la mayoría de los canadienses parecían vagamente conscientes de que tienen un Ejército y están confundidos o inseguros sobre lo que hace. Solo el 26% dice que tenía conocimiento de lo que habían estado haciendo los militares en el último año y menos de la mitad, el 42%, se describió a sí mismo como “algo familiarizado” con las Fuerzas Armadas. La encuesta encontró que el 90% de los encuestados cree que las tropas canadienses deberían estar prestando asistencia en casos de desastre, seguidos de cerca por el 85% que cree en la realización de misiones de paz43.

Rob Huebert, profesor de ciencia política en la Universidad de Calgary e investigador principal del Centro de Estudios Militares y Estratégicos, afirmó que es preocupante Canadá ya no pueda depender más de Estados Unidos para defender un mundo que se ha vuelto más inestable —algo que admitió el propio gobierno liberal del primer ministro Justin Trudeau—. Huebert explicó que los resultados de la encuesta muestran una falta fundamental de comprensión sobre el papel de los militares en el mundo, “y eso no es un buen augurio para el reclutamiento y para la sociedad en general”44.

Huebert continuó argumentando que el gobierno de Trudeau ha “desmilitarizado exitosamente a los militares”45, enfocándose en aspectos más “ligeros”, como el alivio de desastres y el mantenimiento de la paz, a pesar del hecho de que Canadá prácticamente no tiene fuerzas de paz desplegadas en ningún lugar del mundo en este momento. De hecho, “tenemos hombres y mujeres en peligro en Ucrania y Letonia, y si la situación explota, creo que habrá una gran cantidad de canadienses conmocionados, porque dirían: ‘pensé que nuestro Ejército estaba concentrado en el medio ambiente y el mantenimiento de la paz’”.

Stéphane Roussel, un especialista en defensa canadiense de la École Nationale d’Administration Publique (ENAP), predice que las Fuerzas Armadas Canadienses seguirán dos caminos distintos mirando hacia el futuro. El primero se centrará en su capacidad de combate en guerra, que será significativamente más pequeña en tamaño y se utilizará en el extranjero para apoyar las operaciones aliadas. Mientras que el segundo, más grande y público, se centrará en el desarrollo de capacidades de asistencia en casos de desastre y mantenimiento de la paz. El principal culpable de este cambio son las necesidades internas (como en el caso de la crisis de covid-19 en las residencias de ancianos de Quebec), así como las limitaciones presupuestarias. La forma en que esto afectará la capacidad de despliegue y combate de Canadá a largo plazo no está clara, pero lo que se argumenta con certeza es que esto tendrá un impacto en las relaciones de defensa del país con sus aliados.

América Latina

Los intereses político-económicos de Canadá en América Latina son escasos. Con excepción de algunas partes del Caribe, donde empresas canadienses tienen intereses mineros, y México, que forma parte del Tratado de Libre Comercio de América del Norte con Estados Unidos (T-MEC), Canadá ha tenido como política no involucrarse en asuntos de América Latina. Incluso en el caso de México, la voluntad canadiense de trabajar con el país ha sido casi inexistente en materia de defensa. En resumen, América Latina no es estratégicamente importante para los tomadores de decisiones canadienses.

Históricamente, Canadá ha seguido un enfoque de no involucrarse con América Latina en temas de seguridad, prefiriendo en cambio ver a la región como el “patio trasero” de Estados Unidos. Incluso durante la Guerra Fría, cuando los Estados Unidos se encontraba apoyando en repetidas ocasiones a regímenes dictatoriales brutales, Canadá evitó involucrarse. Desde una perspectiva canadiense, enfrentarse con los Estados Unidos sobre estos asuntos no merecía el riesgo de dañar la relación. Para Canadá, nada estaba en juego: no había nada que ganar y nada que perder. Por lo tanto, América Latina permaneció como una de las regiones del mundo donde los intereses canadienses eran extremadamente limitados. La postura de defensa de Canadá vis-à-vis con América Latina continuará siguiendo el modelo actual, en donde existe esporádica y mínima participación en ejercicios navales conjuntos.

Comentarios finales

La política de seguridad y defensa canadiense se encuentra ante una encrucijada. Las amenazas a la seguridad nacional de Canadá están en constante crecimiento, como se ha demostrado con el resurgimiento de Rusia. Sin embargo, desde una perspectiva financiera, los retos probablemente seguirán aumentando en un futuro. La solución, por ahora, es concentrarse en la modernización y en las capacidades de combate de un número limitado de unidades. El resto de las Fuerzas Armadas Canadienses sufrirá una falta de equipamiento, así como de entrenamiento. Parece que las FAC han elegido una misión de tipo “gendarmería”, con un pequeño contingente de personal altamente entrenado y capaz para cualquier tipo de misión de combate en el mundo.

La manera en que los aliados de Canadá vean este cambio en su política de defensa es poco claro, aunque lo más probable es que sea negativa. Desde principios de la Guerra Fría, los tomadores de decisiones canadienses han estado orgullosos al referirse a Canadá como una potencia media con una política exterior activa y constructiva combinada con una capacidad militar mucho mayor de lo que uno esperaría de un país de su tamaño. Después de todo, durante el Día D, Canadá fue el único país no considerado como gran potencia al cual le fue asignada una de las playas para la invasión con una división entera apoyada por elementos navales canadienses (Juno Beach, 3.a División).

La capacidad militar siempre se ha relacionado con el poder de un país. La falta de compromiso con las Fuerzas Armadas del gobierno de Trudeau tiene consecuencias no deseadas y trascendentales. Es probable que Canadá descienda de su estatus hacia una potencia menor, similar a pequeños países europeos. Con fuerzas militares muy parecidas a una “gendarmería” relativamente bien equipada.

1 Patmore, Greg (2016). Worker Voice: Employee Representation in the Workplace in Australia, Canada, Germany, the UK and the US 1914-1939. Liverpool: Liverpool University Press. Recuperado el 19 de agosto de 2020, desde www.jstor.org/stable/j.ctt1gn6brb.13

2 Fue una serie de ofensivas masivas aliadas que pusieron fin a la Primera Guerra Mundial.

3 Chartrand, René (2000). Canadian Military Heritage. Montreal: Art Global.

4 Ibidem.

5 Bercuson, David J. y Granatstein, Jack L. (1992). Dictionary of Canadian Military History. Don Mills: Oxford University Press Canada.

6 Granatstein, Jask (2002). Canada’s Army: Waging War and Keeping the Peace. Toronto: University of Toronto Press.

7 Bercuson, David J. (1995). Maple Leaf Against the Axis: Canada’s Second World War. Stoddart.

8 Stacey, Charles P. (1948). The Canadian Army 1939–1945: An Official Historical Summary. Ottawa: King’s Printer.

9 Ibidem.

10 Milberry, Larry (1984). Sixty Years - The RCAF and CF Air Command 1924 - 1984. Toronto: Canav Books.

11 Ibidem.

12 Morton, Desmond (1999). A Military History of Canada. Toronto: M&S.

13 Ibidem.

14 Granatstein, Jack (2002). Canada’s Army: Waging War and Keeping the Peace. Toronto: University of Toronto Press.

15 Granatstein, Jack (2004). Battle lines: Eyewitness Accounts from Canada’s Military History.

16 Ibidem.

17 CNN. “Obama Afghanistan strategy: More troops in quickly”. Recuperado el 17 de noviembre de 2020 desde: https://edition.cnn.com/2009/POLITICS/12/01/obama.afghanistan/index.html

18 Granatstein, Jack (2004). Battle lines: Eyewitness Accounts from Canada’s Military History.

19 Ibidem.

20 Millberry, Larry (1984). Sixty Years - The RCAF and CF Air Command 1924 - 1984. Toronto: Canav Books.

21 (2020). Canadian Security Department. 25 de 06. https://www.canada.ca/en/services/defence/caf.html.

22 Ibidem.

23 (2020). Canada Security Department. 06 de 07. https://www.canada.ca/en/services/defence/caf/equipment.html.

24 Ibidem.

25 (2020). Canada Security Department. 06 de 07. https://www.canada.ca/en/services/defence/caf/equipment.html.

26 Ibidem.

27 Kafanov, Lucy (2017). NBC News. 2017 de 04. https://www.nbcnews.com/news/world/russia-s-military-buildup-arctic-has-u-s-watching-closely-n753041.

28 (2018). El Radar. 27 de 03. https://www.elradar.es/canada-volara-los-aviones-hornet-f-18-50-anos/.

29 Ibidem.

30 (2019). Galaxia Militar Información de Defensa y Actualidad Militar. 9 de 01. http://galaxiamilitar.es/canada-podria-volar-este-verano-los-cazas-hornet-f-18-usados-de-australia/.

31 (2007). BBC Mundo. 10 de 08. http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_6938000/6938951.stm.

32 Roach, John. (2013). Contributing Writer, NBC News. 04 de 03. https://www.nbcnews.com/news/all/global-warming-open-crazy-shipping-routes-across-arctic-flna1C8678881.

33 Ibidem.

34 Kafanov, Lucy. (2017). NBC News. 2017 de 04. https://www.nbcnews.com/news/world/russia-s-military-buildup-arctic-has-u-s-watching-closely-n753041.

35 Ames, Paul. (2015). GlobalPost. 18 de 10. https://www.pri.org/stories/2015-10-18/russias-military-muscling-arctic-where-melting-ice-freeing-resources.

36 (2010). NBC News. 18 de 10. http://www.nbcnews.com/id/39721725/ns/us_news-environment/t/us-russia-cold-war-over-warming-arctic/.

37 (2011). NBC News. 13 de 02. http://www.nbcnews.com/id/41560860/ns/world_news-south_and_central_asia/t/nato-trainers-still-needed-afghanistan/#.XzR-Ki3mFlA.

38 (2014). NBC News. 06 de 08. https://www.nbcnews.com/storyline/ukraine-crisis/nato-says-russia-has-20-000-troops-ukraines-border-n173781.

39 Ibidem.

40 (2015). NBC News. 04 de 03. https://www.nbcnews.com/news/world/could-joint-european-army-protect-nato-russia-isis-n322841.

41 Ibidem.

42 Murphy, Jessica. (2018). BBC News. 21 de 12. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-46640012.

43 Brewster, Murray. (2018). CBC News. 20 de 07. Último acceso: 2020. https://www.cbc.ca/news/politics/dnd-canadians-military-poll-1.4754083.

44 Ibidem.

45 Ibidem.

Desafíos para la seguridad y la defensa en el continente americano 2020-2030

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