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SOBRE CÓMO SALVAR LA SEPARACIÓN ENTRE EL YIN Y EL YANG


La suavidad y la firmeza (yin y yang) son dos fuerzas “interdependientes” y “complementarias” en el arte chino del gung fu, y el objetivo es la consecución y el mantenimiento de un equilibrio perfecto entre estas dos fuerzas.

Suavidad/firmeza es una fuerza inseparable de una interrelación incesante de movimiento. Si una persona que monta en bicicleta quiere ir a algún lugar, por ejemplo, no puede presionar los dos pedales al mismo tiempo ni presionar ninguno de ellos. Para avanzar presiona sobre un pedal y simultáneamente deja de hacerlo en el otro. Por tanto, el movimiento de ir hacia adelante requiere esta “unidad” de pedalear y soltar. Presionar es por tanto el resultado de soltar, y viceversa, siendo el uno la causa del otro.

Esta unidad de las cosas es una característica de la mente china. En la lengua china los acontecimientos se consideran como un todo porque su sentido deriva el uno del otro. Por ejemplo, los caracteres para bueno y malo son distintos. Sin embargo, cuando se combinan, se forma la palabra cualidad. Por tanto, para formar la palabra cualidad entera se necesita la mitad de lo positivo y la mitad de lo negativo. Los caracteres para largo y corto juntos (largo/corto) quieren decir la “longitud” de algo. El carácter para comprar y para vender, cuando se escriben juntos, forman la nueva palabra comercio.

Lo mismo es válido para los movimientos del gung fu, que es siempre la incesante interacción de las dos fuerzas de suavidad y firmeza. Están concebidas esencialmente como una, o como dos fuerzas coexistentes de un todo indivisible. Su significado (suavidad/firmeza) deriva el uno del otro, y su realización, el uno a través del otro.

Muchas veces he oído a instructores de diferentes escuelas afirmar que sus sistemas de suavidad (yin) no requieren en absoluto ninguna fuerza (la fuerza para ellos se ha convertido en una palabra fea) y que con sólo un golpecito de su dedo meñique pueden hacer volar por el aire a su indefenso oponente de 120 kilogramos de peso. Debemos aceptar el hecho de que la fuerza, aunque usada de un modo mucho más refinado, es necesaria en combate, y que un oponente medio no carga ciegamente con la cabeza baja hacia delante (ni siquiera un bloqueador de fútbol americano lo haría). También él puede poseer velocidad, energía y algunos conocimientos rudimentarios de lucha.

Por otro lado, algunos instructores aseguran que con su “su superpoderoso sistema” pueden atravesar y aplastar cualquier defensa. Nuevamente hemos de comprender que una persona no puede moverse y cambiar como un bambú que se mueve hacia delante y hacia atrás en una tormenta para “disolver” el viento fuerte. Por tanto, ni la suavidad (yin) ni la firmeza (yang) resisten más de la mitad de un todo roto que, si lo unimos, formará el verdadero camino del gung fu. Recuerda que para ir a algún lugar no se pueden apretar los dos pedales de la bicicleta simultáneamente, ni tampoco no apretar ninguno de los dos.

La suavidad sola no puede nunca disolver para siempre una gran fuerza, ni la fuerza bruta tampoco puede someter para siempre al enemigo. Para sobrevivir en combate se precisa la fusión armoniosa de la suavidad y la firmeza como un todo, a veces dominando una y a veces la otra, de forma parecida a como se suceden las olas. El movimiento, entonces, verdaderamente fluirá; porque la verdadera fluidez del movimiento se halla en su mutabilidad.

En lugar de oponer fuerza a la fuerza, un practicante de gung fu completa el movimiento de su oponente aceptando su flujo de energía tal como lo canaliza, y le derrota tomando prestada su propia fuerza. Esto en gung fu se conoce como “Ley de la adaptación”. A fin de reconciliarse uno mismo con los movimientos cambiantes del oponente, un practicante de gung fu debe antes que nada entender el verdadero sentido de la suavidad y de la firmeza.

No hay dislocación en el camino del movimiento gung fu. Se ejecutan con una continuidad fluida, como el movimiento de un río que está siempre fluyendo sin cesar ni un momento ni quedarse inmóvil. Tan pronto como un movimiento está aproximadamente acabado, fluye inmediatamente hacia otro sin detenerse. Así, la defensa y el ataque se producen alternativamente el uno respecto del otro.

La firmeza y la suavidad en el arte chino del gung fu no están aisladas, sino que crecen juntas, y lo mismo vale para los distintos movimientos, como el ataque, la defensa, la expansión y la contracción, el empuje y el arrastre, etcétera.

He aprendido mucho observando la naturaleza (ver “Un momento de comprensión” en la tercera sección de este libro). Tales teorías del movimiento y la utilización de la energía están inspiradas en la regularidad de las mareas y del efecto del viento sobre las ramas o la hierba. He establecido mi propio postulado sobre la utilización de la energía y el camino de movimientos de gung fu. El movimiento del gung fu es como el de un collar de perlas. Las perlas son las técnicas que se usan y el hilo del collar es el enlace de cada técnica. La utilización de energía y movimiento en gung fu debe fluir continuamente sin cesar. No hay ninguna acción rota o interrumpida. Tan pronto como se finaliza una técnica, comienza a fundirse y a mezclarse con otra. La expansión es interdependiente con la contracción, y viceversa.



El error común que comete la mayoría de la gente es dar un puñetazo con una mano mientras lleva la otra totalmente hacia atrás. He descrito este error como las “perlas sin el hilo”. Observa las siguientes ilustraciones.


UPPER CUT = CORTE SUPERIOR

Las perlas de este ejemplo son las técnicas individuales, y sin el hilo para enlazarlas se derrumbarían. Para conseguir la unidad de estos movimientos de negativo y positivo, hay que superar la separación entre puñetazo y retirada. Al lanzar un puñetazo, debe proseguirse inmediatamente con una pequeña retirada (por sí misma), y con la retirada ha de haber un pequeño avance disimulado. Los errores cometidos en los esquemas anteriores se basan en puro avance yang (puñetazo puro) y pura retirada yin (retirada pura).


PURE YIN = YIN PURO; PURE YANG = YANG PURO; YIN-YANG = YIN-YANG

Cualquier practicante de artes marciales debe, por consiguiente, considerar la suavidad y la firmeza como iguales en importancia e inevitablemente interdependientes la una de la otra. El rechazo de cualquiera de las dos, suavidad o firmeza, llevará a la separación, y ésta se precipita hacia el extremo. Hay que entender el hecho de que la firmeza y la suavidad no están aisladas, sino que se funden; son tan complementarias como contrapuestas, y en su fusión forman la unidad. La idea de oposición aparece cuando pensamos únicamente en la firmeza y la tratamos como algo distinto de la suavidad. Alto, por ejemplo, una vez distinguido, sugiere su contrario: bajo. Sin embargo, para distinguir la estatura de la pequeñez, ésta es necesaria para la comparación y la estatura no puede existir sin la pequeñez. La firmeza en realidad es suavidad, y la suavidad es firmeza; cada una es la causa y el resultado de la otra (se producen alternativamente la una respecto de la otra). Por tanto, no hay que favorecer demasiado ni la suavidad ni la firmeza solas, a fin de poder apreciar realmente lo “bueno/malo” de ellas. Recuerda: suavidad contra firmeza no es la situación, sino suavidad/firmeza, tal como la unidad es el tao.

Bruce Lee

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