Читать книгу El manual de supervivencia del SAS (Color) - John 'Lofty' Wiseman - Страница 232
VEHÍCULOS
ОглавлениеPara viajar por el desierto, prepara depósitos de combustible para largos recorridos y dispón lo necesario para almacenar agua potable. Pon más reservas de ambas cosas en Jerry Cans (latas planas de unos 20 litros de capacidad). Un gato para levantar el vehículo no sirve en zonas de arena blanda, y debe llevarse un airbag que se hinchará mediante los gases producidos por la combustión. Se necesitarán filtros extra para el conducto del combustible y para la toma de aire. Hay que poner neumáticos especiales para arena y llevar canales para ponerte nuevamente en marcha cuando quedes atascado en arena suelta.
Para grandes altitudes, es necesario ajustar el carburador. En áreas de maleza, las polainas para espinas reducirán el riesgo de pinchazos en los neumáticos. Es preciso llevar anticongelante y ruedas y cadenas adecuadas para la nieve y el hielo. El motor necesitará una puesta a punto especial para adaptarlo a las condiciones climáticas y piezas de recambio. Una rueda de repuesto y una buena caja de herramientas son requisitos evidentes.
CLIMAS CÁLIDOS Incluso después de haber efectuado modificaciones para preparar tu vehículo para condiciones climáticas cálidas, puedes encontrarte con problemas.Al cruzar algunos desiertos, la considerable diferencia de temperatura entre el día y la noche puede imponer una tensión excesiva a cualquier metal y agravar el riesgo de pérdida de líquidos. ADVERTENCIA. NO dejes NUNCA a ninguna persona o animal dormidos o lesionados en un automóvil cerrado en un clima caluroso –ni siquiera en un día soleado en una región templada–. Deja siempre ventanas abiertas para asegurar la ventilación (el agotamiento por el calor puede ser letal) aunque hayas aparcado a la sombra, puesto que el sol irá cambiando de posición. Sobrecalentamiento. Para y deja que se enfríe el motor. Si estás conduciendo por un tramo particularmente difícil y detenerse es imposible, abre la calefacción. Esto dará mayor volumen al agua refrigerante, y aunque el interior del vehículo todavía se calentará más, el motor se enfriará. Cuando puedas para y abre el capó. No desenrosques el tapón del radiador hasta que la temperatura se haya reducido. Comprueba que no hay fugas ni en el radiador ni en ningún tubo. Si el radiador tiene pérdidas, poniéndole la clara de un huevo sellarás los agujeros pequeños. Si hay un agujero grande, aprieta esa sección de tubería de cobre para sellarla. Esto reducirá el tamaño del área de enfriamiento, pero, si conduces a una velocidad muy constante, podrás seguir adelante. El metal se calienta. ¡Cuidado! Todas las partes metálicas de un automóvil pueden calentarse lo suficiente como para provocar ampollas. Cuidado cuando te encuentres en zonas arenosas. Al poner combustible puede entrar arena y polvo en el depósito. Coloca un filtro encima o justo dentro del tubo de entrada al depósito.
CLIMAS FRÍOS Las bajas temperaturas no sólo dificultan la conducción; pueden hacer que el arranque y el mantenimiento sean peligrosos. Arranque. Intenta aparcar siempre en una pendiente para, en caso necesario, utilizar el deslizamiento del vehículo por aquélla para ayudar al motor de arranque. Una vez hayas logrado poner el motor en funcionamiento, mantenlo en marcha, pero comprueba que el freno de mano esté colocado con firmeza y no dejes nunca a niños ni animales solos en un vehículo con el motor en marcha. Eliminación del vaho del parabrisas. No intentes conducir mirando a través de un pequeño trozo limpio de un parabrisas empañado. Si frotas el interior del parabrisas con cebollas o patatas crudas, evitarás que se empañe.
Cubre el exterior del parabrisas y de las ventanas con papel de periódico para impedir que se acumule escarcha sobre ellos. No obstante, si el papel está mojado se pegará al cristal. Mima el motor. Si envuelves el motor con una manta, puedes ayudar a detener su congelación –pero acuérdate de quitarla antes de poner el motor en marcha–. Cubre la parte inferior del radiador con un cartón o con madera para que no se congele mientras conduces. Si hace mucho frío, déjalo cubierto. De lo contrario, quítalo para prevenir el sobrecalentamiento. Cubiertas de metal. No toques NINGUNA parte metálica con las manos desnudas. Los dedos podrían congelarse y podrías arrancarte la piel. Cuando manipular componentes metálicos con guantes resulte difícil, envuélvete los dedos con cinta adhesiva. Toca el tapón del radiador y la varilla para comprobar el nivel del aceite de esta manera para hacer tus comprobaciones diarias. Motores diésel. El gasoleo contiene agua y con temperaturas bajas se congela. Cubre siempre la parte delantera del motor, pero vigila que no se caliente en exceso. Envuelve siempre el motor por la noche o cuando lo dejes parado. Algunos conductores de camiones encienden pequeñas hogueras debajo de los depósitos congelados. Tú eres el único que puede juzgar si merece la pena correr el riesgo.
AISLADO EN LA NIEVE Si te quedas atrapado por una ventisca, quédate en el coche. Si te encuentras en una ruta de tráfico regular, probablemente te rescatarán pronto. Ir en busca de ayuda puede ser demasiado peligroso. Haz funcionar el motor para calentarte si tienes combustible. Cubre el motor a fin de que, directamente, se pierda la menor cantidad posible de calor, pero asegúrate de que el tubo de escape permanece destapado. No te arriesgues a que entren gases de la combustión en el coche. Si te sientes amodorrado, para el motor y abre una ventana. NO te duermas con el motor encendido. Apaga la calefacción tan pronto como hayas eliminado el frío del interior. Enciéndela otra vez cuando la temperatura baje. Si no hay combustible para mantener el motor en marcha, envuélvete con cualquier tela disponible, alfombras, etc., y muévete continuamente dentro del coche. Si tienes que dejar el coche para alejarte un trecho corto porque sabes que puedes encontrar ayuda cerca, deja un poste indicador, por ejemplo, una bufanda o cualquier otra prenda brillante sobre un palo para que te sea más fácil volver a encontrar el vehículo. Cuando la ventisca se detenga, y si hay luz del día (de lo contrario espera hasta el amanecer), merece la pena salir a caminar si hay una indicación clara de cuál es la ruta (por ejemplo, palos de telégrafos). Si te hallas a kilómetros de cualquier lugar y apartado de las rutas normales, y si se está acumulando la nieve de tal modo que sepultará el vehículo, vale la pena salir y hacerse una cueva en la nieve –donde podrás estar más caliente que en el coche y donde podrás esperar varios días–. Cuando cese la ventisca, dibuja grandes señales en la nieve y usa otros tipos de señales para atraer la atención.
GENERAL Fallo del embrague. Producido a menudo al depositarse aceite o grasa sobre las placas del embrague. Para desengrasar estas placas utiliza el extintor. Arroja un chorro a través de la abertura de la placa de inspección. Correas del ventilador. Improvisa una con unos pantalones de malla, una corbata o incluso con un cordel. Cables de alta tensión. Si se rompe un cable de alta tensión, quizá puedas sustituirlo con una ramita de sauce. Cualquier tallo vegetal que contenga agua puede emplearse para llevar corriente desde la bobina hasta el distribuidor. Escupe sobre los extremos e insértalo en los contactos. ¡PELIGRO! Al conectar, hay una corriente de unos 1300 voltios. NO LO TOQUES. Sustituye la ramita a menudo a medida que se seque. Batería agotada. No necesitas batería si puedes darle al coche una velocidad suficiente. Empujarlo un poco o una pendiente pronunciada bastarán. En un vehículo de cuatro marchas, utiliza las marchas segunda o tercera al soltar el embrague para intentar arrancar el motor. Rotura de medio eje. No hay mucho que puedas hacer con un vehículo que sólo tenga tracción delantera o trasera, pero si tu vehículo tiene tracción en las cuatro ruedas, quita el medio eje. Desconecta la tracción y sigue conduciendo con el otro eje.