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En primavera, vemos los árboles cubiertos de flores. Parte de esas flores caen demasiado pronto y quedan reducidas a la nada. Parte de ellas permanecen y después dan fruto. Las mentes de las personas, al igual que los árboles llenos de flores, están llenas de pensamientos. Muchos pensamientos llegarán a ser nada. Algunos producirán fruto, bueno o malo. El tipo de pensamientos que tenemos puede decirnos si poseemos una mentalidad espiritual o no. ¡Como piensa una persona, así es ella! (Proverbios 23:7).

La mente controlada por una nueva vida espiritual produce fruto espiritual. Así como la calidad de la tierra se juzga según cuán bien crecen los cultivos en ella, nuestras mentes pueden ser juzgadas por la forma en que pensamos, especialmente en tiempos de estrés. ¿Entramos en pánico y olvidamos a Dios? ¿O recurrimos a Él naturalmente para encontrar la solución a nuestros problemas?

Sin embargo, puede haber ocasiones en que incluso los incrédulos parecen tener pensamientos espirituales. Por ejemplo, las personas pueden tener la costumbre de leer la Biblia de vez en cuando, pero es posible que no practiquen lo que aprenden. Cuando Dios y Su voluntad solo están ocasionalmente en el pensamiento, no hay una mentalidad espiritual verdadera. Como Dios le dijo a Ezequiel: “Y vendrán a ti como viene el pueblo, y estarán delante de ti como pueblo mío, y oirán tus palabras, y no las pondrán por obra; antes hacen halagos con sus bocas, y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia” (33:31).

Cuando repentinamente llega una dificultad o una tragedia severa, algunas personas pueden pensar en las cosas espirituales. Sin embargo, cuando el problema termina, olvidan su resolución de buscar a Dios. Es como si esas personas confiaran en las tormentas repentinas para producir agua potable. Cuando termina la tormenta, el agua se acaba. ¡Cuánto mejor es tener agua que fluye de una fuente perpetua! La nueva vida espiritual producida por el Espíritu Santo en el creyente es como un manantial de agua pura en la mente.

Por otro lado, algunas personas pueden comenzar a pensar en Dios solo cuando algo bueno les sucede de repente. Nuevamente, después de un momento, su interés espiritual desaparece. Son como un terreno que solo produce cosechas si está bien abonado. ¡Cuánto mejor es que la mentalidad espiritual verdadera produzca frutos espirituales continuos!

Cómo ocuparse del Espíritu

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