Читать книгу Cuarentena atenuada - Jorge Antonio Alonso Freire - Страница 11

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LOS DOMINGOS

Los domingos son un cabo suelto,

un día desconcertado,

un paréntesis,

la vida entre comillas,

una antesala,

un desajuste.

Aguardan las tazas sus grumos,

los tostadores sus panes,

las cucharillas sus vueltas,

el café los posos,

las galletas sumergirse.

Tienen los domingos un halo de tristeza

del que carecen los sábados,

de fin de ciclo,

de compás forzado,

de muerte anunciada,

de crisantemo.

Los domingos ni se nada,

ni se guarda la ropa;

se busca en los trasteros,

se limpia el polvo,

se barren los rincones,

se censan arañas,

se cuecen habas.

Los domingos se va a misa,

se duermen las musas,

se despiertan los laureles,

se escriben los tordos,

las pulgas no saltan,

los gatos meditan.

Los domingos no se toman decisiones,

ni se asaltan horizontes,

ni se cuentan batallas,

ni se lustran las frentes.

Los domingos no se viven,

se soportan

se inventan,

se traspapelan,

se someten,

se tergiversan,

se trocan.

Los domingos toman el sol los lagartos

y las piedras son Bastillas que tomar

y los arándanos soles en las zarzas

y los pétalos lluvia de flores.

Los domingos sudan las paredes,

se bifurcan caminos,

se retoman sendas,

se tronchan ramas,

se amontona la broza,

se crispan las melenas,

se resuelven crucigramas.

Los domingos no se hacen planes,

ni se atisban caracolas,

ni se da cuerda a los relojes

ni se besan mariposas,

ni se ajustan cuentas,

ni se entienden los mapas.

Los domingos son un cabo suelto,

un día desconcertado,

un paréntesis…

Cuarentena atenuada

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