Читать книгу Cuarentena atenuada - Jorge Antonio Alonso Freire - Страница 13

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BRAILLE

A veces envidio a los ciegos,

porque ven de otra manera,

porque escriben con bastones

y dibujan en el aire,

que se agarran del trineo de sus perros,

que venden su falta de suerte por las esquinas,

para que tú tengas la tuya;

que no resoplan,

que no corren,

que se deslizan por caminos invisibles.

A veces quisiera ser ciego por un rato,

para no ver lo de siempre,

para hacerme a la idea de otros mundos,

para exiliarme a otro planeta

de ambiente más respirable,

de aires menos densos,

de pocos habitantes.

A veces me siento ciego, porque leo los carteles

y no los entiendo;

porque miro sin ver

y tropiezo con las aldabas de las puertas,

y me cuelgo de los telefonillos

que dan acceso a los alcorques,

y todo me parece negro hasta que cierro los ojos

y puedo leer un te quiero con las yemas de los dedos,

un número en un panel,

un chiste en el suelo.

A veces admiro a los ciegos que discuten con bordillos,

que pactan con escalones,

que conquistan parachoques,

que encandilan cascabeles,

que construyen castillos en sus aires,

que orientan mariposas

y amplían susurros.

Admiro a los ciegos, porque escuchan tu silencio

y encapsulan el suyo,

porque leen libros abiertos,

no cuentan sus pasos,

ni censuran los ajenos.

Cuarentena atenuada

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