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Conclusiones

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La comprensión de la experiencia formativa como significativa para la configuración política del individuo —estudiante o joven— en el contexto educativo de la Universidad de La Salle develó que no hay un alto grado de participación social ni política en este entorno, a pesar de que algunos jóvenes se sienten atraídos por movimientos que defienden causas sociales o el cuidado del medio ambiente, entre otros aspectos.

Los estudiantes afirmaron no estar identificados ni seguir la ideología de los partidos políticos actuales; mostraron inconformidad frente a la actualidad política, económica y social global; además, criticaron que determinados actores políticos toman decisiones que afectan el bienestar del país. Esta proyección social les ha permitido participar en grupos o comunidades cuyo fin es mejorar la calidad de vida de personas vulnerables.

Los jóvenes mencionaron haber participado en actividades escolares, como conferencias y talleres, que los condujeron a ser miembros de comités de estudiantes, representantes estudiantiles y personeros, con lo cual desarrollaron aptitudes de liderazgo y autonomía.

De manera general, se responsabilizaron de sus procesos escolarización, de sus ideas u opiniones acerca de la sociedad y de su grado de argumentación; indicaron que las ideas se definen por su alto desinterés, apatía y rechazo a la política. Estas expresiones fueron más recurrentes en las sedes Candelaria y Norte, con respecto a la de Chapinero, bajo la noción de que las carreras de los estudiantes no están tan ligadas a las coyunturas políticas, lo que se profundizó cuando afirmaron tener poca o nula participación y desconocimiento de los espacios para la participación política en estas sedes. Más allá de experiencias académicas y educativas, no se evidenció una participación política extracurricular; los estudiantes indicaron que piensan que la política tradicional seguirá rigiendo el país.

Por otro lado, en las narrativas se notó que el concepto formación política se relacionó con los entornos familiares, dentro de lo que comúnmente se llama “valores”, lo que está en extremo influenciado por prácticas religiosas con una fuerte tendencia hacia la religión católica/cristiana; sin embargo, algunos expresaron su rechazo a este tipo de ideología.

La relación con los padres y abuelos cercanos influyó de modo directo en la formación integral y humana de los estudiantes; esto justifica las palabras de un joven, quien dijo que, hoy en día, “es la persona que es” gracias a ellos. Así, la experiencia religiosa y el estatuto político que esta promueve se viven como “herencias”; es decir, al pertenecer a determinado culto o confesión, los padres les inculcaron sus valores desde pequeños.

En este sentido, las fuentes familiares son las responsables de las subjetividades políticas y de la comprensión del espectro cívico, bien sea negativo o positivo. Esto puede derivar en la conservación de los aspectos tradicionales de la política que muestran al Estado como centro y regulador de toda relación económica, social o política.

La mirada crítica de estas subjetividades se posó sobre el impacto negativo del conflicto armado en Colombia, la corrupción y la degradación de las acciones de los gobiernos en la administración de la igualdad, lo que incrementó una percepción con fuertes sentimientos de desconfianza, incumplimiento, frustración. Con base en esto, se determinó que las subjetividades políticas y ciudadanas juveniles universitarias lasallistas oscilan entre un campo emocional/subjetivo, asociado al círculo familiar, y un campo cognitivo/argumentativo, conectado con las experiencias educativas formales.

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